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Las dos epidemias: la del COVID19 y la de la desinformación

Es necesario subrayar que nos hacen falta planes y estrategias a nivel global para afrontar una situación como la que vivimos con el coronavirus COVID19 a niveles globales que eviten un mayor impacto tanto en la afectación a la población como al impacto económico al verse paralizadas las economías de varias regiones del planeta. Y es que actualmente no enfrentamos solo la propagación del COVID19 sino también la gran desinformación que le llega a la población mundial. Por eso no es exagerado decir que hoy tenemos enfrente dos epidemias: la propia del #COVID-19 y la de la desinformación.

Por: Patricia Arellano. Síguela en Twitter en: @patyarellanoa

Generalmente cuando los científicos intentan predecir la propagación de algo entre la población, utilizan complejos modelos matemáticos; de manera sistemática, estudian los primeros pasos siguiendo los patrones de propagación del virus, y usan esa velocidad para proyectar que tan lejos podría ir la proliferación. Aunado a la propagación del virus también es necesario estudiar cuan rápido se propaga la desinformación sobre su comportamiento y su impacto en la población.

¿Pero qué pasa, por ejemplo, si un patógeno mutara (como en el caso del CIVID19), y si al mismo tiempo la información que se genera sobre él cambian tanto en contenido como en ritmo de diseminación? Ante la pandemia que enfrentamos los investigadores se plantean por primera vez cuan importantes son estas dos consideraciones.

“Este cambo evolutivo tiene un enorme impacto” señala Osman Yagan, miembro de la facultad CyLab, e investigador asociado en ingeniería Electrónica y Computación y autor del estudio en cuestión. Yang señala “Si no tomas en cuenta el potencial cambio a lo largo del tiempo, estarás equivocado en la predicción del número de personas que enfermarán o el número de personas que estarán expuestas a sólo una parte de la información”

El planteamiento

La mayoría de la gente está familiarizada con epidemias o enfermedades, pero la información en sí misma viaja, en la actualidad, a la velocidad de la luz a través de las redes sociales convirtiéndose en ocasiones “en viral”. Lo que hace que esa parte de la información se haga viral o no puede depender en cómo el mensaje original es transmitido. Las desinformaciones acerca de estas epidemias son generalmente no intencionales y su impacto es limitado; sin embargo, en otras, se pueden convertir en orgánicas cuando las personas van haciendo a la información original, pequeños cambios de manera secuencial, propagándola de manera exponencial y terminando en una especie de gran “teléfono descompuesto”-

También puedes leer: “Covid 19. ¿Por qué tenemos tan pocos casos?”

En su estudio, los investigadores desarrollaron una teoría matemática que toma en cuenta este cambio evolutivo del virus y de la información acerca de sus consecuencias. Luego, probaron su teoría contra miles de epidemias simuladas por computadora en redes del mundo real, como Twitter, para la difusión de información o de algúun hospital en particular para la propagación de enfermedades.

En el contexto de propagar enfermedades infecciosas, el equipo corrió miles de simulaciones utilizando información de dos redes del mundo real: una red de contacto entre estudiantes, docentes y personal de una escuela secundaria de estados unidos y una red de contacto entre personal y pacientes en un hospital en Lyon, Francia. Estas simulaciones sirvieron como banco de pruebas de tal forma que la teoría que coincide con lo que se observa en las simulaciones demostraría ser la más precisa.

El estudio en sí no es definitivo para predecir la propagación del coronavirus o la propagación de noticias falsas en el entorno político volátil de hoy con una precisión del 100%, ya que se requiere información en tiempo real para rastrear la evolución del patógeno o la información que se esparce entre la gente.

El mundo de las redes sociales

Por otro lado, en cuanto al esfuerzo de controlar la desinformación que ha causado este brote del nuevo coronavirus, tanto Facebook, Google y Twitter han estado eliminado información errónea sobre él, en cuanto la identificaban, trabajando en conjunto con la Organización Mundial de Salud y otras organizaciones gubernamentales para tratar de que la gente tenga información precisa.

Y es que es increíble que a estas alturas de avances tecnológicos y científicos siga existiendo el “pensamiento mágico” que lleva a las personas a creer cualquier tipo de historias que aparecen en las redes: desde conspiraciones de gobiernos, la aparición de medicinas falsas que presuntamente eran ya una cura contra el virus (como geles, líquidos y polvos), que supuestamente proporcionan inmunidad contra el virus. Sin embargo, a pesar de este esfuerzo, aún podemos encontrar un sinfín de material falso que sólo lleva al pánico y no tomar las medidas reales necesarias para evitar cualquier daño o contagio.

También hay hackers quienes han creado sitios que ofrecen la “cura” contra el virus y que aprovechan la desesperación de la gente para robar sus datos personales o entrar a los dispositivos de las personas que navegan en su sitio. Incluso la OMS señala que además de la epidemia del coronavirus estamos sufriendo simultáneamente una “infopandemia” con documentos falsos, noticias falsas, comunicados falsos, que supuestamente vienen de fuentes oficiales.

Con la aparición de esta nueva variante de coronavirus es necesario replantearse nuevos métodos de detección y prevención, establecer protocolos globales afectivos y a tiempo, cuidando y previniendo la propagación de información falsa que crea alarma entre la población y desarrollando acciones efectivas conjuntas entre países vecinos que permitan evitar una mayor propagación de la enfermedad, disminuyendo así los efectos negativos tanto en la salud física como la salud mental de la población que enfrenta estos desafíos. Lo mismo aplica para lo que ocurre en la redes sociales y en los espacios informales de generación y difusión de fake news.

Los entrecomillados son citas tomadas de: College of Engineering, Carnegie Mellon University. “To predict an epidemic, evolution can’t be ignored.” ScienceDaily. ScienceDaily, 2 March 2020. www.sciencedaily.com/releases/2020/03/200302153551.htm

La autora es Licenciada en Informática por la FCA-UNAM y Maestra en Educación con enfoque en Educación en Línea por la UVEG

Saúl Arellano

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