De acuerdo con el Informe sobre la situación de la salud mental y el consumo de sustancias psicoactivas (Drogas) en México, 2021, la prevalencia de consumo de sustancias adictivas en México fue de 2.9% de la población de 12 años y más en el país, indicador que representa a poco más de 3 millones de personas. Desagregado por grupos de edad, entre las y los adolescentes de 12 a 17 años la prevalencia fue de 3.1%; entre la población de 18 a 34 años se da la mayor prevalencia en el país, con un 5.9%; y es de 1% entre quienes tienen de 35 a 65 años.
Escrito por: Mario Luis Fuentes
El mismo informe reporta que, durante la pandemia, debido al estrés, sentimientos de angustia, desesperación y depresión, un 32.5% de las personas encuestadas declaró que había consumido alcohol; el 24.6% declaró haber consumido tabaco y el 14.6%, marihuana. Adicionalmente, 16.4% declaró haber consumido tranquilizantes, 16.4% opioides; 16% cocaína; 15.9% metanfetaminas; 15.8% éxtasis y 15.5% inhalables.
Los datos también reflejan, de manera indirecta, la enorme disponibilidad de drogas en el mercado, lo cual se relaciona directamente con los índices de impunidad que prevalecen en el país en esa materia pues de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública (ENVIPE), presentada anualmente por el INEGI, hay un 95% de impunidad en el delito de narcomenudeo en el país.
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Dada la dinámica delictiva que hay en el país, todo parece indicar que, a diferencia de lo que se explicaba hace una década, el delito del narcomenudeo está ahora controlado por las bandas del crimen organizado, lo cual hace mucho más difícil su prevención y combate.
A lo largo de esta administración, la prevención de las adicciones se ha reducido al despliegue de algunas campañas en medios de comunicación, las cuales han sido además severamente criticadas pues estigmatizan a las personas consumidoras y reducen la cuestión a un asunto maniqueo entre “buenas” y “malas” decisiones de las personas, como si los contextos y factores socio económicos no existieran y no tuviesen un peso enorme en la salud mental y necesidades psicológicas de las personas.
Sin duda, uno de los frentes no abordados de manera apropiada en la lucha contra el crimen organizado y la pacificación del país es precisamente el de la reducción del consumo de sustancias ilícitas. Porque si algo es cierto es que México dejó de ser un país de solo tránsito, y ahora puede ser visto como un país de alto consumo de sustancias adictivas, con una tendencia aceleradamente creciente en el número de personas que las adquieren, usan y abusan de ellas.
En los Estados Unidos de América, el tema ha escalado a los más altos niveles de su gobierno, pues la crisis del consumo de los opioides y del fentanilo ha llevado a una auténtica crisis de salud pública. Para nuestro país, el tema es relevante pues en el último Informe de la Comisión para el combate de los opioides sintéticos, firmado por 9 de las más poderosas instituciones norteamericanas, México es uno de los factores responsables de la crisis que se vive allá.
En una traducción libre de un fragmento del texto puede leerse: “México es hoy la principal fuente de este fentanilo ilícito y sus análogos. En México, los carteles elaboran estos venenos en laboratorios clandestinos, con ingredientes -precursores químicos-, principalmente provenientes de contactos en la República de China…
Y más adelante añade: “Su poder financiero y el uso extensivo de armas, sobornos, amenazas y asesinatos de políticos y personas de la esfera pública -muchos de los cuales nunca son resueltos- superan significativamente la capacidad del Estado de controlarlos”.
En Chiapas, en el último mes, al menos 100 niñas y niños han resultado intoxicados por la ingesta, aparentemente de cocaína, en sus escuelas. Lamentablemente, es justamente la incapacidad del Estado mexicano de combatir a los cárteles, sumando a la impunidad reinante, lo que impedirá muy probablemente que las madres y padres sepan exactamente qué pasó con sus hijos, y sobre todo, que tengan garantía plena de que eso no volverá a ocurrir.
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Investigador del PUED-UNAM
Frase clave: impunidad
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