La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) publicó los principales hallazgos del sondeo “Efectos de la COVID-19 en la población migrante”, realizada a 1,600 migrantes de América Latina y el Caribe en junio.
En ellos, se ven reflejados los devastadores efectos de la pandemia en este grupo de población: el 51% perdió su trabajo a causa de la crisis y actualmente solo 2 de cada 10 tienen trabajo.
Lo anterior significa que un tercio de los migrantes de la región no ha conseguido un empleo durante su estancia en otro país. Y su situación previa a la crisis de este año ya era sumamente precaria:
“El 69% de las personas migrantes no cuentan con un empleo remunerado; bien sea por desempleo u otras causas. Esta afectación es más marcada en el caso de las mujeres migrantes; sobre todo porque se dedican a trabajo de cuidados no remunerados como el servicio doméstico y cuidado de adultos mayores”.
Además, cuatro de cada 10 tuvieron una reducción un su salario o sus horarios de trabajo. El 48% del total atribuyó al COVID-19 la disminución de sus ingresos.
Ante la situación, el 22% recurrió a iniciativas de emprendimiento, la mayoría de ellas (76%) en el comercio informal.
Estos niveles de desempleo y reducción de ingresos son preocupantes en una realidad en la que nueve de cada de 10 personas migrantes no cuentan con vivienda propia y el 67% tienen dependientes económicos.
“Ocho de cada 10 migrantes que envían remesas han reducido el monto, en su mayoría debido a que no cuentan con ingresos suficientes”, señala la OIM, y aclara de siete de cada 10 de los migrantes que han dejado de enviar remesas declararon que fue a causa de la pandemia.
¿Regresar o no regresar?
Más del 20% de los migrantes está considerando seriamente la posibilidad de regresar a su país de origen en cuanto sus condiciones económicas lo permitan.
“Por su rápida propagación y como parte de las medidas sanitarias, 92% de los países del continente americano ya habían cerrado sus fronteras para el 6 de abril de 2020, generando importantes cambios en la movilidad global con afectaciones en los servicios de aerolíneas, transportes terrestres y marítimos, manejo de fronteras y en las políticas migratorias”, recuerda el informe.
En cuanto a las personas que tenían la intención de migrar antes de la pandemia, el reporte informe que 47% pospuso el viaje debido a la pandemia. Otro 10% cambió de de opinión por la declaración de la pandemia y decidió ya no migrar.
Sin embargo, la necesidad de migrar en busca de una nueva vida y mejores oportunidades se impone a la pandemia: “el 84% de las personas que pensaron migrar en los últimos 12 meses, considerarían retomar el viaje cuando se hayan normalizado las restricciones de movilidad versus el 16% que no retomaría el viaje aun cuando se normalicen las restricciones”.
Preocupados y con miedo
Aunado a lo anterior, más de la mitad de los migrantes encuestados dijeron haber tenido miedo a contagiarse y trastornos por el aislamiento, la incertidumbre, las consecuencias socioeconómicas y las preocupaciones derivadas de la pandemia.
También manifestaron preocupación por ser engañados o explotados al momento de buscar trabajo. “Aun así, la mayoría dijo que se arriesgaría a aceptar un trabajo en el extranjero incluso sin la información adecuada, lo que demuestra su alto riesgo de convertirse en víctimas de trata”, señala el documento.
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