Hasta hace seis meses, en los pasillos del Partido Morena las noticias eran todo colorido: el 6 de junio se veía como un futuro “día de campo electoral”. No había que hacer mucho, sino continuar lanzando loas al presidente, amplificar su mensaje en redes sociales, y esperar a que una nueva avalancha electoral ratificara el triunfo y la mayoría abrumadora que todavía hoy tienen en la Cámara de Diputados.
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Entre las gubernaturas, sólo se daba por descontado Querétaro, donde se tenía “presupuestada” una victoria para el Partido Acción Nacional, y se vislumbraban algunos problemas en Chihuahua, pero “nada que no pudiera resolverse”.
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Pero ese escenario se ha desvanecido, y la encuesta publicada el día 7 de abril por el periódico El Financiero muestra un escenario con serios focos rojos y señales de alarma por todas partes. Hoy, están en juego no una, sino al menos seis gubernaturas de las 14 que estarán en disputa, y que en Morena las daban como ganadas por “default”.
Quizá la “voltereta” más sonora se ha dado en Nuevo León, donde el candidato del PRI-PRD, Adrián de la Garza, aparece con 30 % de intención de voto, por arriba de Clara Luz Flores, quien aparece ahora con 26% de las preferencias, luego de haberse revelado el video donde dialoga de forma amistosa y cercana con el líder de la secta Nexium, hoy sentenciado en los EEUU a más de 100 años de prisión por diversos delitos sexuales.
Estados como Sonora y Sinaloa, donde se daban como “cantadas” para Morena, las elecciones están, según El Financiero, en empate técnico. Lo mismo ocurre en Chihuahua y San Luis Potosí donde Morena ya está en segundo lugar. Por su parte, si se ratifica el retiro de la candidatura de Raúl Morón, abanderado de Morena, se encenderían focos rojos en la entidad, y algo similar podría ocurrir en Guerrero. Por su parte, Baja California Sur y Querétaro parecen estar ya decididas a favor del PAN y sus aliados.
En este escenario, el “día de campo” al que se pensaba iría Morena, en los cómodos hombros de la popularidad presidencial, se ha convertido en un escenario de auténtico campo de batalla, en el que incluso otras entidades que hoy parecen “cómodas”, pero que podrían complicarse, como Tlaxcala, donde Anabel Ávalos podría dar una sorpresa.
México atraviesa por una severa crisis en varios frentes: la mortandad generada por la pandemia; la crisis económica que se le asocia; la violencia que no cede; y la mortandad que generan padecimientos en exceso evitable; la crisis ambiental; la creciente pobreza; y otras complejas agendas, las y los candidatos deben abandonar sus esquemas tradicionales de campaña, y ofrecer respuestas y alternativas serias y viables para atender estos ingentes problemas que nos asedian todos los días.
Frente a esto, las y los ciudadanos tenemos el deber de exigir a quienes pretenden que les otorguemos nuestro voto, que expliciten cuáles son sus propuestas; que se alejen del cínico pragmatismo con el que siempre han actuado; y que pongan sobre la mesa el conjunto de políticas públicas y reformas jurídicas que pondrán en marcha para mejorar las condiciones en que hoy se encuentran las entidades y municipios del país donde habrá elecciones.
No es aceptable que se repita, una vez más, la lógica del “quítate tú para ponerme yo”. No es aceptable que sigan tratando a la población como carente de capacidad racional, y que una vez más se suban al tren de los lemas de campaña y frases ridículas, que apelan a “lo emocional”, bajo el argumento de que la “la población no piensa”, “no razona”.
La ciudadanía está molesta; muestra hartazgo; por ello el voto masivo por Morena en 2018; y por ello millones comienzan a darle la espalda por su incapacidad de dar resultados en el corto plazo.
El 6 de junio no será un día de campo para nadie; pero tampoco puede ser sólo una rebatinga de buitres, donde lo único que importa es ganar o mantener privilegios para unos cuantos.
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Investigador del PUED-UNAM
Frase clave: El 6 de junio no será un día de campo electoral