Desde 1995, y hasta 2020, anualmente, los países miembro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC o UNFCCC, en inglés) se han reunido para crear compromisos puntuales para combatir el calentamiento global y los efectos negativos del cambio climático.
Un texto de The Hunger Project México. Sígueles en Twitter: @THPMexico
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) está por realizar su edición número 26. Originalmente planeada para realizarse en el 2020 y suspendida por la pandemia global, del 1 al 12 de noviembre la COP26 se está llevando a cabo en Glasgow, Escocia.
Uno de los preceptos básicos surgidos de este espacio internacional ha sido el de “responsabilidades comunes -pero diferenciadas”-, como una forma de visibilizar el hecho de que los países con las economías más desarrolladas tienen una mayor incidencia en la generación de gases de efecto invernadero (GEI), como Estados Unidos, Rusia o China.
Sin embargo, las consecuencias y afectaciones derivados del aumento en la temperatura global, son vividas por todos los países, aporten o no significativamente a los GEI en la atmósfera.
¿Que implica el hablar de esas afectaciones? ¿Cómo se hace cada vez más visible el cambio que vive nuestro planeta?
Existen corrientes que explican que estamos viviendo en la era del antropoceno,[1] en la que estamos viendo de forma cotidiana las repercusiones sobre el clima y la biodiversidad de la acumulación excesiva de GEI en nuestra atmósfera, provocados por la acción humana. Existen también varios debates sobre si podemos llamar al antropoceno como una era geológica; sin embargo, es innegable que estamos en un momento crítico para la supervivencia de la humanidad.
Recientemente, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) lanzó los resultados de su sexto ciclo de evaluación sobre los inventarios nacionales de gases de efecto invernadero, es decir, las emisiones y las reducciones a las que se han comprometido los países en los últimos años.
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Los resultados de esta evaluación ponen la alerta para diversos grupos, comenzando con los ambientalistas, quienes desde hace años han advertido sobre las consecuencias que traerán las transformaciones del clima a la vida de las personas. Y es uno de los reportes más duros de los últimos años, pues pareciera que no hay vuelta atrás.[2]
Como ocurre con muchas otras temáticas, los efectos no serán igual para todos los países. Por ejemplo, con el aumento en el nivel del mar por el descongelamiento de los polos, los principales afectados son los estados insulares, quienes desde hace años han alertado al respecto. Y que en general, son economías relativamente pequeñas en tamaño y que sus emisiones tampoco son tan significativas. Otro ejemplo, la resiliencia que tienen poblaciones en países de altos ingresos, son mucho mayores que las de aquellos países considerados en desarrollo. Es decir, las afectaciones serán mayores para quienes, además, tienen menor preparación para enfrentarlas.
Frente a este panorama, vemos muy relevante poner en el debate, además de las innegables responsabilidades individuales que todas y todos tenemos para hacer un consumo responsable, o para reducir nuestra huella de carbono, las que corresponden a los países. Es necesario que veamos cuáles son las obligaciones de los estados nacionales, pues son ellos quienes tienen la posibilidad de regular las emisiones de GEI más altas.
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Por esa razón es que reuniones como la COP y la definición de Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) para tener compromisos medibles en cuanto a la reducción de GEI, son fundamentales.
La COP26 en Glasgow está siendo un momento fundamental para reforzar los compromisos frente al financiamiento de las diversas medidas de adaptación y mitigación, de fortalecer los esquemas de transparencia y rendición de cuentas de los países sobre emisiones, sobre las medidas reales tomadas para enfrentar las crisis que vendrán.
Se espera que se consolide como un espacio, para fortalecer el compromiso hacia la educación para el desarrollo sostenible, y que desde hoy podamos asegurar que las próximas generaciones tengan las herramientas necesarias para tomar decisiones, frente al contexto ambiental que ya es una realidad.
A una semana de negociaciones, restán aún algunos días para saber si la COP26 estará a la altura de las necesidades del mundo, o si será una reunión más de buena voluntad, sin un compromiso vinculante real, que transforme de fondo nuestra relación con el entorno. Te invitamos a conocer nuestro resumen de la primer semana de negociaciones en la COP 26.
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[1] UNESCO (2018). Antropoceno: la problemática vital de un debate científico. Disponible en: https://es.unesco.org/courier/2018-2/antropoceno-problematica-vital-debate-cientifico. [Consulta: 28 de septiembre, 2021).
[2] IPCC (2021). Climate Change 2021.The Physical Science Basis, Disponible en: https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/downloads/report/IPCC_AR6_WGI_SPM.pdf. [Consulta: 28 de septiembre)].
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