por José V. Aguilar Zinser
Anualmente ocurren aproximadamente 1.2 millones de muertes relacionadas con los accidentes de tránsito. Cada día se lesionan hasta 140,000 personas, más de 3,500 mueren y unas 15,000 quedan discapacitadas de por vida.
En los países de América Latina mueren cada año más de 130,000 personas, más de 1.2 millones sufren heridas y cientos de miles quedan con discapacidad a consecuencia de los accidentes en las vías públicas. De continuar estas tendencias, los traumatismos por accidentes de tránsito ocuparán el lugar número tres en la carga mundial de morbilidad
Se estima que los costos por accidentes de tránsito en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ascienden a rangos que se ubican del 2% al 5% del PIB. En México, de acuerdo con cifras presentadas por el Sector Salud, equivalen al 1.3% del PIB nacional. A estos costos habría que agregar la afectación económica y emocional de las familias y del núcleo cercano y laboral de aquellos que se ven afectados por los accidentes.
La génesis de los accidentes se atribuye a la existencia o la combinación de los siguientes factores: el humano, el vehículo, el camino y el medio ambiente. Aproximadamente el 72% ocurren por razones atribuibles al factor humano, seguido por causas atribuibles al vehículo en un 15% y por factores del camino en 1%.
El tema de la seguridad vial es una cuestión multisectorial y de salud pública, por lo tanto, es importante dar un enfoque sistémico, así como que exista una voluntad política y el compromiso de alcanzar una gestión eficaz de la seguridad para lograr una pronta e importante reducción de los traumatismos causados por el tránsito.
En 2010 las comisiones regionales de las Naciones Unidas propusieron un proyecto para el mejoramiento de la seguridad vial en el mundo y el establecimiento de objetivos regionales y nacionales de reducción de las víctimas de accidentes de tránsito, en cuyo informe definitivo se reconoce el valor de fijar objetivos para mejorar la seguridad vial y se proporciona asistencia a los gobiernos de los países de ingresos bajos y medianos en la elaboración de esos objetivos.
La finalidad general del Decenio es estabilizar y, posteriormente, reducir las cifras previstas de víctimas mortales en accidentes de tránsito en todo el mundo antes de 2020. Para poder llevar a cabo esta propuesta de la Organización Mundial de la Salud se considera que debe incidirse de forma directa en los factores contribuyentes a la génesis del accidente.
Factor humano
Dentro del factor humano, responsable directo de hasta el 72% de los accidentes viales, se deben abordar dos vertientes: la condición psicofísica del conductor y la capacitación del mismo.
En lo referente a la condición psicofísica del conductor, se deben verificar aquellas patologías que por sí mismas o en conjunto con otras condiciones médicas pudieran incidir en la alteración de la capacidad de respuesta, así como en la interpretación de los estímulos externos, como son las asociadas a los órganos de los sentidos, tales como agudeza visual; percepción de colores; alteraciones en la percepción del campo visual; agudeza auditiva; además de aquellas que pudiesen llegar a alterar dichos sentidos, como, por ejemplo, las enfermedades crónico-degenerativas diabetes mellitus e hipertensión arterial; traumatismos; uso de sustancias psicotrópicas o alcohol; y fatiga.
Considerando que la condición médica de un individuo puede cambiar de forma imprevista, es necesario que los exámenes médicos se practiquen de forma periódica, además de poder tener la posibilidad de aplicar exámenes sorpresa a los conductores, como el programa “Conduce sin alcohol”, y que se cuente con un registro único de los exámenes practicados, lo que le permite al personal de salud contar con un registro fidedigno de la evolución médica de aquellos que conducen un vehículo automotor.
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes realiza los exámenes médicos al personal del transporte público federal, sin embargo, la tarea es replicarlo en todo el país para todas las licencias, en especial las de servicio público o comercial privado.
Es indispensable que todo el personal que conduce un vehículo cuente con una capacitación adecuada, no sólo en el manejo del vehículo, sino en el conocimiento de las normas que se deben cumplir. Dicho proceso debería profesionalizarse, a fin de homologar los referentes bajo los cuales se determina que una persona cuenta con la capacidad de conducir un vehículo.
Los conductores de vehículos privados también deberían cumplir con los requisitos de condición médica, como lo refiere el “Acuerdo por el que se publican los requisitos médicos para la obtención de licencias de vehículos automotores y de otras medidas de prevención de accidentes”, publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) por el Consejo de Salubridad General el 13 de junio del 2008, además de programas de capacitación.
Factor vehículo
El vehículo ocupa el segundo lugar dentro de los factores que pueden provocar un accidente, y se plantea la necesidad de llevar a cabo operativos de vigilancia permanente para supervisar el peso y las dimensiones de los vehículos que hacen uso de las vías generales de comunicación; las condiciones físico-mecánicas en las que circulan; además de generar políticas públicas orientadas a definir los requisitos mínimos que debe tener un vehículo para transitar en dichas vías; por ejemplo, lo relacionado al tipo de frenos, tipo de tracción y sistemas de seguridad requeridos de acuerdo con el tipo de camino y las condiciones climáticas del lugar.
También se deben determinar el tipo de sistemas de seguridad que el vehículo debe portar de acuerdo con el tipo de pasajeros que transporta, haciendo especial énfasis en los sistemas de sujeción para menores.
Factor camino
Si bien el factor camino debe conjugarse con el factor humano para que ocurra un accidente, se considera recomendable realizar programas de auditorías viales con especial énfasis en aquellos lugares con mayor índice de accidentes, reforzando las cuestiones de señalización vertical y horizontal, velocidad máxima, mantenimiento del camino, además de estudios orientados a determinar el tipo de pavimento adecuado a ese tramo y peralte. Lo anterior permitiría generar adecuaciones a las vías, lo que contribuiría a la disminución de accidentes en los que participa este factor.
Las vías generales de comunicación deben contar con un sistema de atención prehospitalaria a víctimas de accidentes garantizada, además de que dicha red deberá poder realizar el registro de las características del accidente y de las víctimas, a fin de contar con información que permita generar áreas de oportunidad en la atención. Los prestadores de servicios para la atención médica prehospitalaria en las Vías Generales de Comunicación deberán dar cumplimiento a lo establecido en el “Acuerdo por el cual se exhorta a los propietarios y responsables de establecimientos con grandes concentraciones de personas, así como a las instituciones o personas físicas que cuenten con unidades de emergencia móvil y ambulancias destinadas a la atención de emergencias y traslado de pacientes a contar con desfibriladores automáticos externos en sus instalaciones” publicado en el DOF por el Consejo de Salubridad General el 14 de marzo de 2013.
Factores generales
Aunado a reforzar las actividades de prevención en los factores que inciden en un accidente, se debe contar con un sistema de información actualizada y unificada que permita desarrollar políticas públicas orientadas a la prevención y disminución de accidentes. El sistema de información idealmente debe encontrarse disponible para poder ser consultado en cualquier momento y desde cualquier lugar y con tener datos del parque vehicular, datos del personal que conduce dichos vehículos, lugar donde ocurre el accidente, con la finalidad de poder identificar de forma oportuna y veraz las características del personal, vehículo y camino involucrados en un accidente particular. Este sistema de información deberá poder georeferenciarse para identificar los principales puntos de accidentabilidad y poder realizar auditorías viales para generar recomendaciones orientadas a la disminución de accidentes.
También deberán generarse campañas de difusión de información involucrando a todos los actores (gobierno, sociedad, empresas) orientadas a establecer un cambio de comportamiento basado en la idea de la seguridad vial, la cual resultará en una disminución de los accidentes, aumentando la vida laboral de los individuos que hacen uso de las vías generales de comunicación y dando cumplimiento a la meta de la disminución de los accidentes por vehículo automotor en un 50%.•