por Tonatiuh Bravo
Los pasos que se han dado en materia de educación superior deben fortalecerse con el objetivo de abrir más posibilidades de desarrollo para las universidades con vistas a un futuro de la educación superior en el cual su oferta sea accesible, de calidad y a través de múltiples modalidades
En sus inicios, a lo largo del periodo colonial, la educación superior en nuestro país se caracterizó por ser elitista y excluyente. Posteriormente, a partir de la Independencia, la Reforma y la Revolución, ésta experimentó grandes transformaciones acordes a los cambios sociopolíticos y culturales suscitados en cada uno de estos momentos históricos. Durante este proceso, y a partir de la etapa posrevolucionaria, adquirió un perfil más abierto y democrático. Con ello se amplió la cobertura hacia los diferentes grupos sociales.
Históricamente las instituciones de educación superior, y en particular las universidades públicas, han desempeñado un rol fundamental en el desarrollo socioeconómico, político y cultural de nuestro país. Las funciones de formación profesional, investigación científica, extensión del conocimiento y difusión de la cultura realizadas por estas instituciones, constituyen un factor esencial, entre otros, para la generación de una ciudadanía cívica y de una cultura democrática.
De hecho, las universidades públicas autónomas se han caracterizado por ser terreno fértil para el cultivo del conocimiento, la crítica, la reflexión y el debate de la ideas.
La autonomía ha sido un garante de la libertad de cátedra e investigación, de la pluralidad de ideas y de la libre expresión de creencias, así como del respeto a la discrepancia, elementos esenciales para el cumplimiento de la misión de la universidad pública.
Hoy día, de acuerdo con el Banco Mundial, la educación superior “se enfrenta a retos sin precedentes que imponen los efectos convergentes de la globalización; la importancia cada vez mayor del conocimiento como principal motor de crecimiento económico y la revolución de la información y de la comunicación” (I). No obstante, cualquier desafío abre las puertas para generar nuevas oportunidades.
En primera instancia, en el caso de México se estima que de los más de 118 millones de habitantes, más de 37 millones (II) se encuentran en el rango de edad de 12 a 29 años, lo cual representa alrededor del 30% de la población y es, en la historia de nuestro país, el mayor registro de jóvenes en edad de estudiar (III).
Por el contrario, de acuerdo con estimaciones presentadas en el Primer Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto, correspondientes al Ciclo Escolar 2013-2014 (IV), el Sistema de Educación Superior mexicano se conforma por casi cuatro millones de alumnos (V), atendidos por poco más de 367,600 profesores en 7,274 escuelas.
Estas cifras evidencian que la cobertura educativa en el nivel superior apenas llega al 34%; es decir, casi siete de diez jóvenes en edad de cursar este nivel educativo quedan fuera de las instituciones de educación superior (VI). Esta proporción de cobertura es baja, incluso si nos comparamos con naciones con similar o menor desarrollo económico, como Uruguay (64%), Argentina (68%), Chile (52%) y Venezuela (79%) (VII). Lo deseable sería alcanzar por lo menos el 50% en los años que le restan a la presente administración federal.
Además, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2011 se registraron más de 7 millones 300 mil jóvenes sin estudio ni trabajo en México, cantidad equivalente al 24.7% de la población de entre 15 y 29 años, lo cual pone de manifiesto profundas carencias estructurales e inequidades en el acceso al nivel superior y al empleo en nuestra sociedad (VIII).
Ante este panorama, es necesario que la educación superior, concebida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura como un bien público y un derecho inalienable de todo ciudadano, mantenga su potencial como factor de movilidad e igualación social, y continúe como promotora de la inclusión y cohesión social, así como de la superación de la pobreza y el desarrollo sustentable, entre otros aspectos.
Esta tarea resulta más apremiante en el contexto de un sistema económico que acentúa la concentración del ingreso en pocos grupos e individuos, tanto en el ámbito mundial como nacional, de manera que la brecha entre ricos y pobres es cada vez más amplia. La inequidad es tal, que el 20% de mexicanos más ricos perciben el 53% de la riqueza nacional, mientras que la mitad de los habitantes vive en la pobreza (IX).
Por otra parte, a partir de presiones inherentes al fenómeno de globalización surgió la tendencia de convertir a la educación, tradicionalmente considerada como servicio público, en una mercancía sujeta a las leyes del mercado (X).
Esta situación ha generado el surgimiento y desarrollo de instituciones de diversa índole que ofrecen servicios educativos de nivel superior más allá de las fronteras nacionales, fenómeno conocido como “educación transnacional” (XI). Ante ello, es urgente la emisión de estándares cuya aceptación y aplicación sea regional o global. Ejemplo de esto es la creación de espacios comunes como el Espacio Iberoamericano del Conocimiento del cual México forma parte, y cuya finalidad es asegurar la calidad de la educación.
Hacia el interior de la nación, la educación superior debe considerar políticas y mecanismos públicos de evaluación de la calidad educativa para su mejoramiento y aseguramiento. Al respecto, la mayoría de IES públicas en México se han sometido a procesos evaluativos y de acreditación desde hace años, aunque aún es necesario propiciar una mayor coordinación entre las diversas modalidades de evaluación y fortalecimiento de la calidad, así como tratar de homogeneizar los métodos, propósitos y procedimientos.
Otro de los requerimientos que enfrenta la educación superior mexicana es la renovación de la planta docente, en función del proceso natural de envejecimiento (XII), mediante la contratación de nuevos profesores que cubran el perfil del Programa de Mejoramiento del Profesorado, así como el desarrollo de programas de formación y capacitación docente. No obstante, este proceso se dificulta en función de las escasas condiciones institucionales ofrecidas a los académicos en edad avanzada para un retiro digno.
A su vez, es necesario resolver la excesiva concentración de la matrícula en las llamadas carreras tradicionales como Derecho; Contaduría Pública; Administración; Medicina; Psicología; Negocios Internacionales; Turismo; y Mercadotecnia. Además, es imperante diversificar la oferta educativa mediante opciones innovadoras y transdisciplinarias, en especial aquellas vinculadas al desarrollo científico y tecnológico, que sean acordes a los perfiles multifuncionales y polivalentes, abiertos y capaces de adaptarse a escenarios dinámicos y cambiantes que demanda la sociedad del conocimiento.
Asimismo, se requiere incorporar el uso de las tecnologías de información y comunicación a todos los escenarios académicos de las instituciones de educación superior; plantear estrategias para que los docentes y estudiantes adquieran el dominio de un segundo idioma y promover su participación más activa en las modalidades educativas no convencionales. Un ejemplo de esto es el Sistema de Universidad Virtual de la Universidad de Guadalajara, donde la matrícula en línea alcanza casi los dos puntos porcentuales (XIII).
El tema del financiamiento constituye uno de los grandes desafíos del Sistema de Educación Superior mexicano. Contar con los suficientes recursos económicos permite que las universidades realicen sus funciones sustantivas en condiciones óptimas, lo cual facilita la obtención de buenos resultados y el crecimiento a futuro sobre bases sólidas.
El presupuesto de las instituciones públicas proviene de aportaciones de la federación y los estados, la generación de recursos propios y la obtención de ingresos extraordinarios vía concurso por los Fondos Extraordinarios de Apoyo a la Educación Superior.
Esta situación propicia complejas negociaciones y acuerdos con los respectivos gobiernos estatales, lo cual desgasta a las universidades y las distrae de su misión; incluso, esto ha provocado más de un desencuentro entre universitarios y autoridades. Por ello, es necesario modificar los mecanismos de otorgamiento de recursos tanto federales como estatales a las instituciones de educación superior.
Es deseable una política de financiamiento de largo plazo a través de presupuestos multianuales de acuerdo a reglas o indicadores claros, lo que daría certidumbre a las instituciones para realizar mejor su labor. Tal como ha propuesto el Ejecutivo Federal, es urgente que la inversión en educación superior se incremente de manera sostenida hasta alcanzar, por lo menos, el 1% del Producto Interno Bruto.
Las IES por su parte, deberán fortalecer e incrementar sus fuentes de ingresos propios, lo cual implica que las unidades académicas se involucren en el ejercicio del presupuesto, la gestión de proyectos y la consecución de fondos externos.
La economía en la sociedad del conocimiento se sustenta cada vez más en el binomio conocimiento-tecnología; éste, a su vez, se relaciona con el incremento de la productividad en las sociedades que han registrado mayor dinamismo en investigación, desarrollo e innovación (XIV). Es un hecho probado que aquellos países que han apostado fuerte por estos rubros han obtenido importantes dividendos en términos de crecimiento económico, con la consecuente mejoría de las condiciones sociales de sus ciudadanos.
En México requerimos lograr que la ciencia, la tecnología y la innovación funjan como palancas del desarrollo, tal como sucede en los países con economías más avanzadas. De concretarse la propuesta del ejecutivo federal de que el gasto en ciencia, tecnología e innovación transite del 0.4% actual al 1% durante los próximos seis años (XV), todavía estaríamos por debajo de la media de los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que es de 2.3%, y muy lejos de lo que invierten países como Israel (4.3%), Corea (4%), Suiza (3.3 %) y Finlandia (3.7%). Estas naciones se distinguen por poseer un excelente ritmo de desarrollo, por lo que hay que realizar un esfuerzo extraordinario para apoyar este renglón (XVI).
Las IES públicas realizan más del 70% de la investigación hecha en México. No obstante este aporte, es urgente que esta actividad se posicione como prioridad en la agenda institucional y, por supuesto, se garantice la pertinencia de los resultados del trabajo científico respecto a las necesidades y demandas de la sociedad (XVII).
Otro gran desafío para nuestro Sistema de Educación Superior estriba en propiciar una vinculación armónica y fructífera con los sectores gubernamental, social y privado, con la finalidad de impulsar los procesos de innovación y desarrollo socioeconómico. Una relación abierta, honesta y comprometida con el sector productivo permitiría a las IES incrementar las acciones de transferencia de tecnología y el número de patentes, con los consecuentes beneficios para los investigadores y las propias instituciones académicas.
Por otra parte, a pesar de los avances en el proceso de internacionalización de las instituciones de educación superior mexicanas, éstas requieren ajustar sus modelos educativos y sus planes y programas de estudio para asegurar su pertinencia en la sociedad del conocimiento.
Estas medidas deben orientarse a la mejora del perfil de los estudiantes para competir en el mercado global; al desarrollo de acciones en los ámbitos de la docencia, investigación e innovación cuya calidad impacte en la esfera internacional, y, además, a la participación en redes y asociaciones mundiales de cooperación en educación superior.
En países como México, marcados por grandes desigualdades sociales, las IES tienen el compromiso de contribuir al desarrollo educativo y cultural de la población mediante la difusión del patrimonio artístico y natural de la región, del país y el mundo, que a su vez coadyuve al desarrollo sustentable y a contrarrestar la inequidad, la exclusión social y la pobreza. El desafío en este sentido consiste en promover la igualdad en el acceso a la cultura; en crear espacios dedicados a la enseñanza, la observación e investigación de la creación artística; así como en generar y participar en redes de intercambio que potencien el desarrollo cultural de la sociedad.
En el ámbito de la gestión y el gobierno requerimos contar con procesos flexibles y efectivos; con personal administrativo profesional y competente; así como con esquemas claros de rendición de cuentas y probado compromiso social.•
Referencias:
I. Banco Mundial (2003). Construir Sociedades de Conocimiento: Nuevos Desafíos para la Educación Terciaria. Washington: Banco Mundial, p. 1
II. Consejo Nacional de Población, Secretaría de Gobernación. 11 de julio de 2013. “11 de julio, día mundial de la población”, disponible en: http://www.conapo.gob.mx/es/CONAPO/11_de_Julio_2013_Dia_Mundial_de_la_Poblacion.
III. Adam, Samuel. 17 abril 2013. “Desalentador Panorama de la Juventud en México. HomoZapping” en Sociedad, disponible en: http://homozapping.com.mx/2013/04/desalentador-panorama-de-lajuventud-mexicana/
IV. Cifras estimadas en el Anexo estadístico del Primer Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto. Septiembre de 2013. Pp. 244-278
V. 3 millones 925 mil 458 alumnos, de acuerdo al Primer Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto. Septiembre de 2013. pp. 286
VI. UNESCO Institute for Statistics (2012). Statistical Tables, Table 14 Tertiary Education, consultado el 3 de diciembre de 2012, disponible en: http://stats.uis.unesco.org/unesco/ReportFolders/ReportFolders.aspx?IF_ActivePath=P,50&IF_Language=eng
VII. Ibíd.
VIII. En 2011, 7 millones 337 mil 520 jóvenes de entre 15 y 29 años en México no estaban ni empleados ni en educación o formación (NINI), lo cual equivale al 4.7 % de la población joven total del país en esa fecha. En Panorama de la Educación 2013. México. Nota país. OCDE. http://www.oecd.org/edu/Mexico_EAG2013%20Country%20note%20(ESP).pdf y “México, primero en deserción escolar de 15 a 18 años: OCDE” nota de Laura Poy Solano en La Jornada. 25 de junio de 2013,disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2013/06/25/sociedad/036n1soc
IX. Ricardo Raphael. Reporte sobre la discriminación en México.http://ricardoraphael.com/libros/eporte-sobre-la-discriminacion/. Consultado el 04/02/2014. Por su parte, en Julio del 2013, el CENEVAL anunció que en la República Mexicana había 53.3 millones de pobres. V.: “Hay 53.3 millones de pobres en México: Coneval”. Aristegui noticias. 29-07-2013. En http://aristeguinoticias.com/2907/mexico/hay-53-3-millones-depobres-en-mexico-coneval/. Consultada el 31 de julio de 2013.
X. Véase en Internacional de la Educación e Internacional de los Servicios Públicos. “La OMC y la Ronda del Milenio. Los retos de la Educación Pública. Cuestiones de interés común para educadores y trabajadores del Sector Público”, 1996.
XI. Rama, Claudio. La educación trasnacional y la integración de la educación superior en América Latina y el Caribe: los escenarios de las alianzas en un marco competitivo. UNESCO/IESLAC. Florionapolis, Brasil. 2004. http://www.slideshare.net/claudiorama/la-educacion-trasnacional-yla-integracion-de-la-educacionsuperior-en-am-lat-y-el-caribe.
XII. La edad promedio de los docentes de educación superior en el país es de 49.5 años, según Cristóbal Martínez Riojas, en “ante el envejecimiento académico, imaginación”. LAISUM, Julio de 2011., disponible en: http://laisumedu.org/showNota.php?idNota=20266&cates=&idSubCat=&subcates=&ssc=&m=mail1&p=mail1
XIII. Coordinación General de Planeación y Desarrollo Institucional. Universidad de Guadalajara. Diciembre de 2013.
XIV. Suárez Sánchez, Sinar. “Las patentes en las IES de México”. Foro de Educación Superior. Revista Electrónica de Estudios Universitarios Comparados, disponible en: http://www.peu.buap.mx/Revista_13/articulos/Las%20patentes%20en%20las%20IES%20de%20Mexico.pdf [Consultado el 05-11-2013]. Notimex. “Propone EPN aumento sustancial de recursos en ciencia y tecnología”. CRÓNICA.com.mx. Nacional. 09-09-2013.
XV. Con datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, OCDE, de 2011. En http://stats.oecd.org/Index.aspx?DataSetCode=MSTI_PUB, consultada el 25 de septiembre de 2013.
XVI. “Reflexiones Iniciales. Eje Vinculación”. Documento introductorio para los trabajos de actualización del Programa de Desarrollo Institucional Visión 20130. COPLADI. Universidad de Guadalajara, 2013.
Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla Rector General de la Universidad de Guadalajara. Es Maestro en Administración Pública por la Universidad de Nuevo México, Estados Unidos, y Licenciado en Economía por la Universidad de Guadalajara. Es Profesor titular en el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas de la Universidad de Guadalajara y se desempeña como docente en las Maestrías en Políticas Públicas y Gestión y Políticas de la Educación Superior. Ha participado como autor o coautor en 17 publicaciones, entre las que destacan: “Compromiso Social por la Calidad de la Educación”; “20 Puntos para la Reforma del Estado”. Entre sus líneas de investigación se encuentra el financiamiento a la educación superior en México, la fiscalización y el ámbito de las políticas públicas |