De acuerdo con un artículo publicado en 2016 por Paz María Salazar, Martha Irene Bucio y otros, México es un país endémico para la enfermedad de Chagas; en esa fecha, estimaron que alrededor de 1.1 millones de personas podrían estar infectadas por este virus, y que 29.5 millones más se encontraban en riesgo de contraer la enfermedad.
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En su fase crónica, advierten los y los investigadores, el 27% de quienes padecen esta enfermedad registra lesiones cardiacas, 6% lesiones digestivas y 3% en el sistema nervioso periférico.
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Se trata de una enfermedad que es asintomática la mayoría del tiempo en que las personas se encuentran infectadas por el protozoario Tripanosoma cruzi y es una enfermedad que puede permanecer en este modo “silencioso” hasta por 20 años en quienes la tienen.
Quizá lo más importante a destacar de este mal, es que se trata de una enfermedad que se transmite por vector; y en territorios como México, particularmente por la llamada “chinche picona”, un parásito que se desarrolla mayoritariamente en climas tropicales, y cuya presencia se ha detectado fundamentalmente en los estados del Sursureste mexicano; de hecho, los estados donde se tiene registro de la mima son: Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Morelos y Estado de México.
Las y los expertos señalan que los factores sociodemográficos en que viven las personas son los que determinan el nivel de riesgo de contraer esta enfermedad, pues a mayor pobreza y marginación, hay mayores condiciones para la aparición y reproducción de los parásitos e insectos que transmiten al agente que causa la enfermedad de Chagas.
Por ejemplo, habitar en viviendas con piso de tierra, incrementa enormemente las probabilidades de contraer esta enfermedad, pues en ellas hay mucho mayores condiciones para la llegada y permanencia de los bichos portadores del virus.
Desde esta perspectiva, es importante destacar que, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, 2020), en México hay 1.23 millones de viviendas particulares habitadas con piso de tierra; en las cuales viven 4.76 millones de personas, es decir, el 3.85% de quienes habitan en viviendas particulares en México.
En esa misma lógica es importante decir que, dado que los vectores que transmiten el virus que causa la enfermedad de Chagas se reproducen mayoritariamente en contextos insalubres, también es preocupante y debería considerarse como un factor de riesgo que haya en el país un 17.74% de las viviendas que no cuentan con servicio de recolección de basura.
Adicionalmente, dado que la enfermedad de Chagas también encuentra en el hacinamiento un ambiente propicio, es importante decir que hay 1.057 millones de viviendas con un solo cuarto y donde habitan tres o más ocupantes; y 3.21 millones de viviendas con dos cuartos, y con 3 o más habitantes en cada.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, cada año hay en Latinoamérica alrededor de 30 mil nuevos contagios, de los cuales, cerca de 8 mil, son de niñas y niños recién nacidos cuyo contagio se da en la gestación. El resultado más doloroso es una suma anual de alrededor de 12 mil fallecimientos.
La prevalencia de esta enfermedad en México nos recuerda que estamos ante auténticas sindemias, es decir, padecimientos que afectan a amplios sectores de la población, cuya existencia obedece a factores ambientales producidos por la sociedad, y cuyas peores consecuencias afectan generalmente a las familias más empobrecidas.
La enfermedad de Chagas es curable cuando se detecta en etapas tempranas. Por eso tampoco puede olvidarse que en nuestro país, según los datos del INEGI captados en el Censo, hay prácticamente 33 millones de personas que en México no están afiliadas a ningún sistema de salud.
Este y otros temas permiten sostener que el sistema de salud era y es impresentable; que la persistencia de la presencia de Chagas, pero también del dengue y el sarampión, son una auténtica vergüenza para un país en el que los políticos malgastan el tiempo en tonterías, mientras millones carecen de lo elemental para una vida digna.
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