Seguido, las discusiones en el pleno de San Lázaro parecen más un motín en el penal del Altiplano que una reunión cívica entre políticos.
No, no es un concierto de mala muerte… no, no es un sábado de chelas en la porra del América… es un miércoles normal en la Cámara de Diputados.
Estos diputados de hoy no saben dialogar. Insultan, arengan, chiflan y se agarran a empujones.
Para expresarse necesitan vulgaridades y apoyos visuales.
Parecería que las decisiones que están tomando no afectan a los mexicanos.
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En lugar de estar pensando en cómo arreglar este país, los diputados seguido prefieren usar sus intervenciones para evidenciar el pasado oscuro de los ahí presentes.
En la comparecencia de Manuel Bartlett, por ejemplo, los legisladores hablaron más del apagón del 88’, los Pandora Papers y el gangsterismo general del vato que de la peligrosa reforma eléctrica que propone el abuelito beisbolero.
Como si no hubiera mucho que criticarle a la reforma esa.
Hace poco, Margarita Zavala tomó el estrado (más como patíbulo) cuando se negociaba la Miscelánea Fiscal de 2022. Los diputados de Morena le cantaron: “¡Guardería ABC!”
Parece que iban a seguir: “Guardería DEFG”, pero varios no se saben el abecedario.
Gerardo Fernández Noroña, siempre templado, en vez de rebatirle se puso a culparla por los crímenes de guerra de su esposo. Ahora resulta que uno es responsable por la conducta de sus ligues.
Los diputados del PAN le dieron la espalda a Noroña mientras hablaba y, para hacerse los distraídos, se empezaron a tomar selfies.
Chale.
Hemos caído en el modelo político de ‘lo menos pior’. Faltan propuestas, sobran acusaciones y el trasfondo de los argumentos es: “yo soy mejor que tú porque le he robado menos al erario”.
El diálogo constructivo y la negociación quedan en segundo plano y lo que importa es quién es el más villano (en eso sí siempre va a ganar Bartlett).
Sacar los trapos sucios a secar al fin es muy fácil cuando la mayoría de los legisladores son unos impresentables.
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Todo eso responde a que a los diputados les cuesta serio trabajo expresarse usando palabras e ideas.
Justo por eso es tan común en la Cámara que estos dizque legisladores lleven apoyos visuales ridículos, mantas con mensajes innecesarios y casi hasta disfraces para hacer un punto.
En la comparecencia de Jorge Alcocer, el viejito secretario de Salud salió regañado y regalado: para echarle en cara lo mal que manejó la crisis del Covid, diputados del PAN le regalaron una tumba con su cara y su nombre y una urna para que guarde sus cenizas cuando estire la pata.
Cuando comparecía Bartlett, un diputado del PRD habló desde el estrado con un peluche de dinosaurio que decía ‘CFE’ (parece que por años Jesús Ernesto durmió abrazando un peluchito muy parecido, nada más que el suyo decía ‘PEMEX’.)
Salma Luévano, de Morena, desfiló una calaca horrible por la Cámara para metaforizar quién sabe qué… y no, no era una representación de Elba Esther Gordillo.
“¡AAAAAAH!”, gritaron algunos diputados de la oposición. Pero no por la calaca, sino por lo que la Salma y los suyos proponen para mejorar a México.
Al final estos chistecitos de primaria ayudan a que esta gente se exprese, pero a la discusión política no le sirven.
De hecho nada más hacen que el brazo legislativo parezca un circo.
Y lo más triste de todo es que un diputado de estos se para en el estrado, en vez de proponer acusa a todos de rateros, saca un juguetito que medio tiene que ver con lo que dice, cobra cien mil varos al mes y se va a su casa muy convencido de que estuvo muy sólida su intervención.
Las cosas en San Lázaro luego se ponen bien hostiles.
En la comparecencia de Lorenzo Córdova, Oscar Cantón Zetina, expriista (para variar) diputado de Morena, le dijo al consejero del INE: “¡No me toques! ¿Quién te crees, igualado?”
Hace unos días Marisol Gasé, del mismo partido, le escribió en un pizarrón a la perredista Olga Espinoza que era una “culera”.
Y obviamente cada vez que Fernández Noroña se para a hablar hay que taparle los oídos al niño diputado Gabriel Quadri, porque nunca se sabe qué sandeces y leperadas va a decir el señor de las guayaberas.
Ahora, no son sólo los de Morena los que tienen conductas vulgares en espacios que deberían ser democráticos. Los del PAN, PRI, PRD y MC se portan igualito (mira nada más cómo me vapulearon al ancianito secretario de Salud).
Esta política está dividida en un momento en el que al país le urge unidad. Se necesita trabajo y labor noble, porque las cosas no están bien.
Pero estas personas, portándose como si su chamba fuera un chiste, al final nada más se llevan a la gente entre las patas.
Ya me imagino las juntas que tienen con los suyos Jorge Romero o Ignacio Mier para decidir qué disfraz se van a poner en la siguiente sesión, prefiriendo pensar en esas tonterías que en la gente con hambre en Chiapas y Oaxaca o en las personas con miedo en Guerrero, Guanajuato y Michoacán.
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Frase clave: EL circo de San Lázaro, El pleno de San Lázaro
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