Escrito por 6:25 pm Agendas locales, Vicente Amador

El “coco” de los mexicanos

La inseguridad, la delincuencia y la corrupción son las mayores preocupaciones sociales de los mexicanos, incluso por encima del desempleo (que no es poco)


No extraña que estos problemas hayan estado tan presentes, al menos en los discursos, en las últimas campañas políticas. Fueron elementos determinantes en la elección.

Precisamente en esta semana, seguridad, delincuencia y corrupción han sido temas con gran visibilidad en la opinión pública porque el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, presentó su Plan Nacional de Paz y Seguridad.

También Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno electa de la Ciudad de México, recién dio a conocer su plan de seguridad. Y por si fuera poco, la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional de la Ley de Seguridad Interior, que operaba desde el 2017.

Respecto a la inseguridad, un tema central es cómo evaluamos el desempeño de las corporaciones policiacas. Y la primera pregunta es, ¿les tenemos confianza?

Casi el 90% de los mexicanos tenemos confianza en la Marina. Casi el 84% confía en el Ejército. También es alta la confianza en la Gendarmería Nacional. Pero no podemos decir lo mismo de la policía estatal, ni de la policía preventiva municipal. En promedio, uno de cada dos mexicanos desconfían de ellas (Cfr. INEGI: ENSU, 2018).

Otro aspecto medular respecto a las corporaciones policiacas, además de la confianza, es qué tan efectivas son, es decir, qué tanto consiguen sus objetivos.

Antes de revisar ese resultado conviene recordar que 75 de cada 100 mexicanos estimamos inseguras las ciudades donde vivimos. Y la cifra es más alarmante cuando consideras la opinión de las mujeres: de ellas, ocho de cada 10 se sienten inseguras en las zonas en las que habitan (Cfr. Idem).

Ocho de cada 10 mexicanos piensan que la Marina y el Ejército desempeñan un trabajo muy efectivo o algo efectivo. Pero, menos de la mitad de los mexicanos piensan que lo hacen bien los jueces, la Procuraduría General de la República, la ministerial o judicial, la policía estatal, el ministerio público, la policía municipal y, con la peor de las evaluaciones, la policía de tránsito (Cfr. INEGI: ENVE, 2018).

Como nos lo hacía ver Andrea Montalvo, es muy llamativa la percepción sobre los jueces, para quienes la imagen de credibilidad juega un papel muy relevante. La investidura del juez, representada regularmente desde un estrado y con toga, son símbolos de justicia, relevancia, imparcialidad; características que ahora percibimos, por decir lo menos, disminuidas.

Hay otro factor que también es determinante para evaluar el desempeño policiaco, me refiero a la percepción que tenemos sobre qué tan corruptas son. Nuevamente, la percepción no ayuda: 76 de cada 100 mexicanos piensan que la policía de tránsito es corrupta, 69 de cada 100 piensa lo mismo de la policía municipal preventiva. Y en resultados muy parecidos están todas los demás, salvo, la Marina y el Ejército (Cfr. INEGI, ENVE, 2018).

En este contexto, hay tres ideas que me gustaría resaltar:

  1. De quienes peor imagen tenemos es de las autoridades con las que regularmente tratamos: tránsitos, los policías de nuestros vecindarios, ministerios públicos. Este fenómeno tiene, naturalmente, un efecto mayor sobre la percepción de corrupción de todo el país.
  2. Esas policías con las que tratamos con mayor regularidad tienen también algunas características que poco abonan a mejorar su opinión. Me explico: la mayoría de ellos tiene estudios hasta la preparatoria; la gran mayoría tiene sobrepeso u obesidad; la mayoría están ahí por necesidad económica; porque es lo que hay (Cfr. INEGI, ENECAP, 2018). Pero además la remuneración no es alta. Muchos de ellos no ganan más de cinco mil pesos netos al mes. ¡Y mira cuánto deben arriesgar! Para colmo, en promedio trabajan 70 horas semanales.
  3. Una última idea: dadas las condiciones en las que se encuentran las policías regionales, y dada la magnitud de la lucha contra el crimen, tampoco sorprende que el presidente electo proponga una guardia nacional donde los militares tienen un papel protagónico. Seguramente Andrés Manuel López Obrador sabe que la evaluación del desempeño de su gobierno estará basada, en gran medida, por los resultados (y su percepción) en materia de seguridad, delincuencia y corrupción, aspectos en los que están “menos salpicados” los militares.

A la Universidad Panamericana, por su cálida hospitalidad en los Posgrados de la Escuela de Comunicación.

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