De acuerdo con varias encuestas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, los diputados y los senadores enfrentan una severa crisis de representatividad. Sin duda, su elección es legítima vía las urnas, pero al momento de su desempeño, la ciudadanía se siente profundamente decepcionada
En efecto, la mayoría cree que los legisladores en general actúan para sus propios intereses y no para los de la población, cree que fomentan o participan de la corrupción, cree que se dedican más a atacarse unos a otros, que a discutir con seriedad las prioridades y las urgencias nacionales.
Es tal el nivel de descrédito, que en estas evaluaciones aparecen al mismo nivel de evaluación que las policías del país. Aun reconociendo que en los últimos años, el Congreso ha contribuido de uno u otro modo, a cimentar un incipiente Sistema Nacional Anticorrupción; y a continuar con la implementación del Nuevo Sistema de Justicia Penal, y que se han tenido algunas iniciativas relevantes en materia de derechos humanos, eso no es suficiente para convertirlo en un verdadero contrapeso del sistema político mexicano y equilibrio entre los Poderes de la Unión, sobre todo, en una de sus tareas fundamentales: el control del gobierno y, específicamente, a través del control efectivo del Presupuesto, prerrogativa cedida de manera increíble a la Secretaría de Hacienda.
Son estos déficits los que obligan a preguntar cuál será la configuración de la nueva Legislatura que habrá de instalarse el 1º de septiembre. ¿De verdad los partidos políticos están postulando a las y los mejores políticos para garantizar que el Congreso sea y actúe auténticamente como un factor de equilibrio democrático a la Presidencia?
Si algo se está evidenciando en este proceso electoral, es que los partidos políticos han incumplido de manera grave en una de sus tareas fundamentales: la formación de nuevos cuadros capaces de renovar ideas y plataformas políticas. Y es que eso se ha confundido con la mera integración de jóvenes, los cuales, en infinidad de casos, resultan igual o más avariciosos que sus mentores, por lo que el llamado “relevo generacional” en realidad aún está por construirse.
De este modo, quienes resulten elegidos como representantes al Congreso de la Unión, es que representan, en la Cámara de Diputados a la nación, y no a sus Distritos en particular; y que, en el caso de los senadores, son representantes del pacto federal, y no de sus entidades en lo específico.
Desde esta perspectiva, el próximo Congreso de la Unión deberá ser capaz de procesar una integración que será de suyo plural, pues será, quizá, la composición más dividida en la historia democrática del país. Al respecto hay que decir que, de suyo, el pluralismo político es positivo para una democracia, sin embargo, cuando hay pactos de impunidad, chapulineo permanente y cooptación de las estructuras partidistas, sin permitir la permeabilidad de la ciudadanía en sus estructuras, una composición tal puede derivar en la formación de estructuras plutocráticasdifíciles de romper.
El mandato que tendrá el nuevo Congreso puede resumirse en tres temas fundamentales:
1. Generar un diálogo y consenso nacional sobre cómo construir un Estado de bienestar, que garantice educación y salud con acceso universal, garantizando la máxima calidad y el máximo nivel de salud posible.
2. Contribuir a la pacificación y reconciliación del país. Fortalecer al sistema de justicia penal; incrementar la transparencia y rendición de cuentas, erradicar la impunidad y centrar todas sus acciones en la protección de las víctimas.
3. Avanzar hacia la consolidación del Sistema Nacional Anticorrupción, así como a la consolidación de una verdadera Fiscalía General, autónoma y alejada de las decisiones políticas.
México requiere de un Congreso leal a la ciudadanía, ejemplar en su capacidad de diálogo y generación de acuerdos, pero, sobre todo, comprometido con un ejercicio pedagógico de la democracia. Valdría la pena recordar la respuesta de Gandhi, cuando le fue preguntado ¿cuál era su mensaje? “Mi mensaje es mi vida”.
@MarioLFuentes1 Barack Obama presentó su último “discurso a la nación” el pasado marte