por Mario Luis Fuentes
Uno de los principales determinantes sociales de la salud es la obesidad. Ésta, es resultado de las condiciones de malnutrición que persisten en la sociedad mexicana, asociadas a su vez, con las condiciones de inseguridad alimentaria. Adicionalmente, hay condiciones socioeconómicas que condicionan la práctica deportiva y la activación física de las personas, lo que nos ha colocado en una emergencia sanitaria, ante el sobre peso, la obesidad y la diabetes, decretada así por la Secretaría de Salud en noviembre de 2016
En efecto, los datos presentados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), a través del Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico (Mopradef), muestran que en los últimos años no se ha avanzado en la promoción de la activación física de la población, sino que, por el contrario, en algunos segmentos de incluso se ha reducido.
Una población urbanizada
Uno de los primeros datos que destacan del Mopradef es la acelerada urbanización que está experimentando nuestro país.
Al respecto, cabe mencionar que este módulo se levanta en 32 ciudades con más de 100 mil habitantes en el territorio nacional.
Los datos de esta encuesta estiman que en el 2014 había una población de 50.03 millones de habitantes en las 32 ciudades mencionadas. Para el 2015, el dato aumentó a 50.66 millones; en 2016 se ubicó en 51.22 millones, y en 2017 en 51.63 millones de habitantes. Igualmente, el número de hogares ha crecido aceleradamente: pasó de 14.28 millones en el año 2014 a 15.55 millones en el año 2017. Otro dato a destacar es el crecimiento en el número de viviendas, el cual pasó de 13.99 millones en el 2014, a 15.27 millones en el 2017.
Este dato es importante, porque el incremento en el número de viviendas se ha dado en prácticamente todos los lados de manera desordenada y caótica; lo cual abona al ya histórico déficit de ordenamiento territorial, y el cual es uno de los principales factores por los cuales las personas no tienen la oportunidad de activarse físicamente.
Se reduce la activación
Los datos del Mopradef muestran que tanto para hombres como para mujeres se ha reducido el porcentaje de personas que realizan ejercicio o desarrollan prácticas deportivas de manera suficiente y con la frecuencia necesaria, lo cual significa que han hecho ejercicio al menos tres días en la semana, y acumulado 75 minutos de activación intensa o 150 minutos de activación moderada.
En el año 2014, el 47.9% de los hombres declararon no estar físicamente activos; el porcentaje subió a 49.5% en 2015; en el 2016 se ubicó en 52.3%, y en el 2017 fue de 50.2%. Es de destacarse además que en el grupo de población de 18 a 24 años de edad, el porcentaje de hombres activos se ubicó en 29.2%, mientras que en 2017 creció a 34.2 por ciento.
Por su parte, en el grupo de hombres de 25 a 34 años el porcentaje pasó de 46.7% de inactivos en el 2014 a 44.1%; por su parte, en el grupo de edad de 35 a 44, el porcentaje de hombres inactivos pasó de 62.5% de hombres inactivos a 49.3%, siendo el grupo de población en el que se registró una mayor mejoría. En el resto de los hombres mayores de 45 años el porcentaje de inactivos se ubica entre 61.9 y 60 por ciento.
Entre las mujeres el incremento en el porcentaje de quienes son inactivas también presenta un incremento en prácticamente todos los grupos de edad. Entre el grupo de 18 a 24 años pasó de 60.7% a 64% en el periodo considerado. En el de 25 a 34 años tuvo una ligera reducción pasando de 65.5% a 63.3%. En el de 35 a 44 años pasó de 60.6% a 61.4%; en el de 45 a 54 años pasó de 62.5% a 66.7%; en el de 55 a 64 años pasó de 61.3% a 65.5%; y en el que se registra un mayor crecimiento al haber pasado de 59.6% a 75.9%.
La educación cuenta
Los datos del Mopradef muestran que a menor educación hay menor activación física entre las personas; lo cual incluso de ha agudizado en los últimos años. En efecto, entre los hombres que no han concluido la educación básica, el porcentaje de quienes no son activos físicamente pasó de 61.2 a 67.8% entre 2014 y 2017.
Entre quienes tienen educación básica terminada o algún grado de educación media, el porcentaje apenas se redujo de 52.5 a 51.4%; mientras que entre quienes tienen algún grado de educación superior, a pesar de ser el que tiene el menor indicador, éste creció de 28.9 a 37% entre 2014 y 2017.
*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 30-enero-2018, p.16.