por Mario Luis Fuentes
La economía mexicana crecerá sólo 1% este año; y se espera que el crecimiento sea de 3% en el 2014; en este contexto, son cada vez más quienes tienen empleos precarios. Según el INEGI, la tasa promedio de informalidad laboral en el país es de 60%, aun cuando hay estados como Oaxaca, Guerrero y Chiapas, en donde el indicador es de prácticamente el 80%. En números absolutos, lo anterior implica que hay 30 millones de trabajadores en condiciones de informalidad
La economía mexicana tiene inmensos retos. Por un lado, es necesario crecer a un mucho mayor ritmo, pero también hacerlo con base en esquemas de protección social, sistemas eficaces de redistribución del ingreso, y una sólida estrategia de largo plazo para fortalecer al sector laboral.
Es un hecho que la clave del bienestar para las personas se encuentra en la posibilidad efectiva que tengan o no, de contar durante periodos prolongados, con acceso al trabajo digno, es decir, aquél que permite tener un ingreso suficiente para la satisfacción de las necesidades elementales de todo ser humano, pero también a prestaciones económicas y sociales.
Desde esta perspectiva, si algo afecta al crecimiento y el desarrollo económico es la informalidad laboral, porque en primer lugar incrementa la vulnerabilidad social de millones de familias, pero también porque obstaculiza la innovación y ralentiza la competitividad.
En nuestro país, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) muestra que al cierre del segundo trimestre de este año, había en el país un total de 14.17 millones de personas trabajando en el sector informal. Sin embargo, a ellas deben agregarse los 2.2 millones de personas que trabajan en actividades domésticas remuneradas, pero que carecen casi todas de seguridad social, más 1.9 millones de personas que trabajan en la agricultura de subsistencia.
Lo anterior es relevante, sobre todo si se retoma la definición de informalidad que da la Organización Internacional del Trabajo: “Hay consenso acerca del hecho de que el mundo del trabajo se caracteriza en todos los países en desarrollo por una alta prevalencia de la informalidad, definida ésta ya sea por la falta de registro de las empresas, la falta de cobertura de seguridad social o la falta de un contrato de trabajo”.
Esto significa que en el país habría en términos reales, al menos 18.27 millones de personas trabajando en el sector informal. Al respecto es pertinente destacar también que el INEGI ha redefinido recientemente a lo que denomina como “condiciones de informalidad”, en las que estaría aproximadamente el 62% de las personas que se encuentran ocupadas en el país.
Ha llegado a tal grado el nivel de fractura del mundo del empleo, que hoy hay más trabajadores ocupados en condiciones de informalidad, que aquellos que están ubicados en la formalidad; en efecto, según los datos del INEGI en esta materia, de los 49.54 millones de personas ocupadas que hay en el país, 9.27 millones lo están en condiciones de informalidad; de ellos, 14.17 millones están en lo que se denomina como el Sector Informal (actividades sin establecimiento fijo); y 15.10 millones fuera del sector informal, pero que carecen de contrato, prestaciones económicas y acceso a servicios de salud o seguridad social.
Debe señalarse también que el nivel de escolaridad es un determinante que influye de manera muy importante en las condiciones laborales de las personas; en efecto, de quienes están ocupados en el sector formal de la economía, el 51.2% cuenta con estudios de secundaria completa o de niveles superiores; en contraste, de quienes se ubican laboralmente en el sector informal, hay sólo un 19.3% de personas que cuentan con secundaria terminada o más
Resulta preocupante que la informalidad laboral se ha mantenido prácticamente constante a lo largo de los últimos años, pues, según las series unificadas de la citada ENOE, entre los años 2008 y 2013, la tasa trimestral de ocupación en el sector laboral asciende a 28.1%, llegando a su máximo histórico en el tercer trimestre del año pasado, con una tasa de informalidad equivalente al 29.17% de la población ocupada.
Sólo en los años del 2006 y 2007, la informalidad se situó por debajo del 27% de la población ocupada; empero, si se analizan las series de tendencia que ofrece INEGI al respecto, lo que se verá es una tendencia permanente en lo que a la presencia del trabajo informal se refiere.
La informalidad laboral es un fenómeno de alta complejidad que está asociado a temáticas estructurales: bajo crecimiento económico, esquemas sumamente frágiles de seguridad social, tendencias demográficas que apuntan hacia un acelerado envejecimiento, así como la existencia de un sindicalismo cada vez más debilitado y menos democrático; y por lo tanto, mermado en sus capacidades de defensa de los derechos laborales de las y los trabajadores.
Lo que requerimos en el corto plazo es sin duda crecer más y de manera más acelerada; pero esto no se logra por decreto; y en medio del escenario de incertidumbre global, lo previsible es que en el 2014 el máximo esperable de crecimiento sea de aproximadamente el 3% del PIB.
Las entidades con mayor informalidad
Es interesante observar que las entidades con mayor porcentaje de pobreza, son también aquellas en donde se presentan las mayores tasas de informalidad laboral; en efecto, los cuatro estados con mayor proporción de personas en condiciones de pobreza son, según el CONEVAL, Chiapas, Guerrero, Puebla y Oaxaca.
Asimismo, de acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, en su apartado específico sobre informalidad laboral, los estados con mayores tasas de informalidad son: Oaxaca, el cuarto con más pobres en el país, con un 81.2% de las personas ocupadas sin acceso a prestaciones médicas, sin salario fijo, sin contrato por escrito o sin acceso a prestaciones económicas, o bien trabajadores en establecimientos semifijos o en agricultura de subsistencia.
En segundo lugar se encuentra el estado de Guerrero, el segundo con mayor proporción de población pobre, con una tasa de informalidad de 79.4%; en tercer sitio está Chiapas, el que presenta mayores índices de pobreza, con 78.1%; en cuarto lugar puebla, que es el tercero con mayor porcentaje de pobres en el país con un 74.6& de trabajadores en la informalidad; y en quinto sitio está Hidalgo, con el 73.8% de su planta laboral en condiciones de informalidad.
Las otras entidades en donde al menos dos de cada tres trabajadores se encuentran en condiciones de informalidad son: Tlaxcala, Michoacán, Morelos, Veracruz y Zacatecas, todos con altos niveles de analfabetismo, pobreza, marginación o rezago social.
*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 22- Octubre-2013, p.26
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