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El desafío en perspectiva

por Mercedes del Carmen Guillén Vicente

De manera preponderante, la búsqueda de oportunidades para una vida mejor,  la superación de carencias o escapar de situaciones que amenazan la vida misma constituyen las razones por las que los seres humanos deciden migrar de una región a otra o de un país a otro.


Una visión amplia del fenómeno supone reconocer que la movilidad internacional ha estado siempre presente, y, como resultado de un mundo de grandes asimetrías, ha propiciado una tendencia creciente hacia un fenómeno migratorio que ocurre en todas las direcciones, tanto de los flujos legales como de aquellos que suceden de manera irregular e indocumentada. Además de impactar la vida de millones de personas y sus familias cada año, tiene consecuencias indiscutibles en las naciones que participan de estos procesos.

Así, la migración se ha ido colocando en la agenda de la comunidad internacional que ha impulsado la creación de agencias, fondos e instituciones de corte internacional de las que México forma parte.

Desde la publicación del primer Informe sobre Migración en el Mundo, hace casi 15 años, el tema se ha considerado en sus vínculos con el desarrollo y se ha convertido en una cuestión política cada vez más importante(I) en el mundo. Esto ha permitido, por un lado, que se insista siempre en la contribución que los migrantes realizan tanto a sus países de origen como de destino y en las oportunidades que esto representa para el futuro crecimiento económico. Se demanda también, con mayor resonancia, colocar el interés en los derechos humanos de las personas migrantes y en la urgencia de encontrar mecanismos más eficaces para su adecuada protección, inclusión y para conseguir que los flujos sucedan de manera ordenada.

Para México, el tema migratorio reviste una gran trascendencia. El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto reconoce expresamente el imperativo de renovar nuestra política migratoria, dado el peso y la relevancia que ésta tiene en millones de connacionales y en sus familias; y particularmente por los desafíos específicos que cada una de las dimensiones de los flujos que ocurren desde, hacia y a través de México presentan para la vida nacional.

Parte fundamental de nuestra historia

La ubicación geográfica, las condiciones demográficas y la realidad socioeconómica nos colocaron en el corredor migratorio más intenso y dinámico del planeta. Con los Estados Unidos como el destino más importante para migrantes en el mundo, se calcula que en 2013 residían en ese país cerca de 11.8 millones de mexicanos, que sumando descendientes de segunda y tercera generación, la cifra alcanzaría hasta 34.3 millones de personas; así, la participación de los nacidos en México representa cerca del 4% de la población total de Estados Unidos y más de la cuarta parte de la población inmigrante(II); constituyendo una de las diásporas más abundantes, con las implicaciones que eso tiene para su atención y defensa.

Se estima que desde 2012 la migración proveniente de Centroamérica, abrumadoramente irregular y que busca llegar al norte en entornos cada vez más restrictivos, riesgosos y de vulnerabilidad, se ha incrementado. Cada año cerca de 250 mil centroamericanos realizan esa travesía. Particularmente se ha observado un crecimiento significativo de migrantes menores de edad que, como resultado de campañas de desinformación y el recrudecimiento de la violencia en algunas zonas de Centroamérica, han propiciado una emergencia humanitaria que ha captado el interés de la opinión pública internacional.

Por otra parte, el retorno de mexicanos al país, debido tanto a las deportaciones como por la vía del retorno voluntario, ha cambiado de manera significativa durante los primeros años de este siglo, alcanzando en 2009 su cresta máxima con 681 mil mexicanos repatriados y poco más de un millón 500 mil en los siguientes cuatro años. En primera instancia, bastan las cifras para dimensionar el tamaño del desafío, pero la realidad cualitativa incide de manera importantísima debido a los que se deja atrás, ya que en muchas ocasiones la separación de familias en las que conviven estatus migratorios mixtos y la pérdida del patrimonio es algo de lo más doloroso.

De acuerdo con los especialistas del tema, la raíz común de estas dimensiones de la migración que afectan nuestro país es que además de las condiciones de injusticia en las que se realiza el tránsito, el acceso a servicios básicos y el empleo de los migrantes en sus lugares de destino tiene también una razón de injusticia estructural. En ese sentido, una solución eficaz y duradera supone actuar al mismo tiempo tanto en la protección y la gestión de la nueva política migratoria que se ha diseñado en el país, como en el carácter transversal para alinearla a la transformación nacional que se ha propuesto desde el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018.

De ahí que sea importante destacar lo que está sucediendo en México, por ejemplo, para trabajar más fuerte y avanzar hacia una política de Estado que impulse y procure el pleno respeto y la garantía de los derechos humanos como algo inherente a nuestra democracia, objetivo que es esencialmente de carácter general, para todas las personas en territorio nacional, donde el primer reconocimiento del Presidente de la República es la insuficiencia que persiste; así como el aumento de quejas presentadas por sectores específicos de población entre los que se encuentran migrantes, mujeres o niños, niñas y adolescentes sumando que el grupo de migrantes es uno de las más gravemente afectados por inseguridad y el acoso de grupos delincuenciales.

Hay otro nivel de diagnóstico de la migración, más amplio, que incluye por ejemplo impactos en las variables demográficas, la relocalización de la población; otras que tienen que ver con la demanda de infraestructura institucional para la adecuada gestión migratoria, para albergar y proteger a esta población; con la seguridad fronteriza y la capacitación de servidores públicos, con la coordinación bilateral y multilateral que debemos fortalecer con las naciones a las que nos vinculan los flujos, sobre el apoyo y la participación de las organizaciones de la sociedad civil que asumen responsabilidad voluntaria ante los migrantes; con la adecuada y especial atención a la migración en condiciones de vulnerabilidad: menores no acompañados; víctimas; discapacitados; la respuesta gubernamental al refugio; las políticas de asilo y nacionalización o las precauciones que se demandan para prevenir a esta población de la más grave forma de explotación como es la trata. En este sentido, en el marco de la nueva política migratoria del país se contienen objetivos y estrategias que habrán de impactar el fenómeno migratorio integralmente.

El nuevo paradigma para la política migratoria

Para hacer frente a estos retos se ha realizado una consulta pública con cobertura nacional y amplia participación, proceso que resultó en la publicación en el Diario Oficial de la Federación, el pasado 30 de abril, del Programa Especial de Migración 2014-2018, que es el documento rector que desde ahora rige la política migratoria.

La idea es elevar la capacidad institucional y programática para responder a este nuevo paradigma migratorio, para lo cual el Gobierno de la República propone cinco objetivos encaminados a mejorar los factores estructurales que impactan el fenómeno, con énfasis en el bienestar de las personas migrantes; la protección a los derechos humanos; el desarrollo y la seguridad; sentando las bases de una nueva política migratoria, moderna, integral, de largo plazo y participativa que, por primera vez en la historia de México, reconoce expresamente al fenómeno migratorio como un componente de gran magnitud y trascendencia en la vida nacional.

En el inicio de la operación del Programa Especial de Migración se ha dado forma a dos instrumentos dirigidos a la atención de los flujos sur-norte y norte-sur, es decir, a la migración de tránsito y retorno. Para esta última diseñamos y pusimos en operación el programa “Somos Mexicanos”, dirigido esencialmente a sumar esfuerzos de gobierno y sociedad para brindar una mejor acogida al país de nuestros compatriotas.

“Somos Mexicanos” es una iniciativa que suma los recursos y voluntades de los tres órdenes de gobierno, de empresas nacionales y extranjeras y de las organizaciones de la sociedad civil, para que el retorno a nuestro país ocurra en mejores condiciones, con un enfoque de derechos, de valoración del esfuerzo realizado por ellos en un país extranjero, así como del mejor aprovechamiento de las nuevas capacidades con las que estos compatriotas pueden participar en el desarrollo nacional para facilitar su inclusión social y laboral.

Para ello, han iniciado acciones específicas y el mejoramiento de los protocolos de actuación en nuestro módulos de acogida, facilitando su comunicación con familiares y vinculándolos con los actores estratégicos que pueden ofrecerles una oportunidad de empleo, traslados y garantizar su acceso a servicios sociales y a proyectos productivos.

Una más de las nuevas iniciativas que están ya en marcha la constituye el Programa dirigido a nuestra frontera sur. La emergencia humanitaria formada por el volumen y condiciones de niños, niñas y adolescentes detenidos por la Patrulla Fronteriza en el sur de los Estados Unidos y la situación en la que cruzan y transitan por México nacionales centroamericanos indica de manera fehaciente el tipo y alcance de respuestas que se demanda al Estado mexicano, en conjunto con nuestro vecinos del norte y del sur.

En ese sentido, este nuevo Programa amalgama tres tipos de acciones: fortalecer una cultura de la legalidad migratoria, elevando el número de tarjetas de visitante y trabajador fronterizo y facilitando el acceso de los ingresos legales, antes que levantar muros a la movilidad; supone medidas de modernización fronteriza en términos de operativos de mayor vigilancia, de infraestructura y tecnología; y supone acciones coordinadas para proteger derechos e integridad de los migrantes, en las propias regiones fronterizas como a lo largo de las rutas por las que transitan. Para el Gobierno de la República la perspectiva del desafío que la migración significa para México es un reto que ahora se atiende con determinación y se incluye de manera clara en la agenda de transformación nacional que está en marcha.•

Referencias:

I. El bienestar de los migrantes y el desarrollo. Organización Internacional para las Migraciones. Informe sobre las Migraciones en el Mundo, 2013.

II. Véase Programa Nacional de Población 2014 – 2018, Diario Oficial de la Federación Gobierno 30 de abril de 2014. 

Mercedes del Carmen Guillén Vicente
Subsecretaria de Población, Migración y Asuntos Religiosos, SEGOB.
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