Escrito por 12:00 am 2015, Agendas locales, MS en Excélsior

El desarrollo y la seguridad social

por Mario Luis Fuentes

De acuerdo con el INEGI, en 2013 había en el país 118.6 millones de habitantes; entre ellos, 26.9 millones carecían en ese año de afiliación a cualquier sistema de seguridad social. Asimismo, la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social estima que de los 88.13 millones de personas mayores de 14 años, únicamente cotizan a la seguridad social 18.39 millones. Sin creación de empleos suficientes y dignos, no es posible garantizar la viabilidad de la seguridad social.


La fractura del modelo de desarrollo que ha sido impuesto en prácticamente toda América Latina se manifiesta sobre todo en la incapacidad de nuestras economías para generar empleos dignos y, con ello, en un debilitamiento generalizado de las instituciones de seguridad social.

En distintos sectores se argumenta que el problema financiero al que se enfrentan dependencias como el IMSS y el ISSSTE en México se debe a los montos de las cuotas obrero-patronales, y a una excesiva carga fiscal que agobia a las empresas formalmente establecidas.

Tal diagnóstico, sin embargo, es falaz. La cuestión de fondo se encuentra en la pérdida de la productividad-país, en primer lugar; a la insuficiente inversión productiva; a la renuncia a generar un modelo de industrialización sustentable; y a la excesiva explotación del trabajo en nuestro país.

En efecto, no hay sistema de seguridad social que tenga viabilidad financiera y social si no está sustentado en un modelo de desarrollo en el que haya un reparto justo de la riqueza, y sin que haya procesos virtuosos sostenidos de crecimiento para igualar, y de equidad para potenciar las capacidades para crecer.

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La urgencia de un sistema de cobertura universal con calidad

A pesar de los avances que se han logrado en los últimos años en materia de cobertura de servicios médicos, debe insistirse en que los sistemas de seguridad social cubren mucho más que la asistencia y atención médica de sus afiliados, pues incluyen otras prestaciones económicas y sociales.

Con base en esta consideración es pertinente destacar que, de acuerdo con el INEGI, la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social (ENESS, 2013) reporta que en el país habría en ese año un total de 118.56 millones de habitantes, de los cuales, 91.54 millones cuentan con afiliación a algún sistema de salud, mientras que 26.9 millones carecen de cualquier tipo de afiliación.

Sobre este particular destaca que por primera vez hay una instancia con mayor número de afiliados que el IMSS; en efecto, el Seguro Popular cuenta con una afiliación de 41.14 millones de personas; el IMSS con 40 millones; el ISSSTE con 6.7 millones; mientras que 3.37 millones están afiliados a alguna otra institución pública. En este rubro hay además 847 mil personas afiliadas a esquemas de aseguramiento privado.

Al respecto debe decirse que es urgente construir un sistema que no sólo dé cobertura a todas las personas, independientemente de su condición laboral, y que al mismo tiempo homologue (“hacia arriba”), los estándares de calidad y oportunidad de los servicios.

La cuestión es mayor pues el resultado del Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública, explica: “Para 2013, la Comisión Nacional de Protección Social en Salud (CNPSS) y los Regímenes Estatales de Protección Social en Salud (REPSS) no contaron con indicadores, metas, ni con información para evaluar el cumplimiento del mandato del Sistema de Protección Social en Salud (SPSS), relativo a garantizar el acceso efectivo, oportuno, de calidad, sin desembolso al momento de utilización y sin discriminación a los servicios médico-quirúrgicos, farmacéuticos y hospitalarios que satisfagan de manera integral las necesidades de salud”.

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Asimismo, en materia de calidad de los servicios la ASF, en su informe sobre la Cuenta Pública, 2013, detalla, por citar sólo un ejemplo, que el tiempo de espera para la atención médica en el Seguro Popular es de 77.9 minutos, cuando la norma estándar establecida por la Secretaría de Salud establece como máximo un tiempo de espera de 30 minutos.

Las mujeres, las más afectadas

De acuerdo con la ENESS, 2013, en México son las mujeres quienes tienen más gastos en  salud. En efecto, en 2013, el 76.6% de los hombres reportó no haber tenido ningún gasto trimestral para la atención de su salud; mientras que la proporción para las mujeres fue de 72%.

Asimismo, el INEGI estima que el porcentaje de hombres cuyo gasto trimestral para la atención de su salud fue equivalente a un salario mínimo, es de 18.7%; entre las mujeres se ubicó en 21.8%.

Entre los hombres, el 2.4% reporta haber gastado entre 1 y 2 salarios mínimos; mientras que entre las mujeres el porcentaje es de 3.2%. Para los hombres, los gastos trimestrales en salud superiores a 2 salarios mínimos fue de 1.5% del total, mientras que para las mujeres el porcentaje fue de 2.2%.

Estos datos revelan que tanto en el ámbito laboral como en el de la protección de la seguridad social se mantienen asimetrías entre hombres y mujeres; pues mientras que ellos reciben los mejores salarios y prestaciones, al mismo tiempo son quienes menos se ven impelidos a gastar en la atención de su salud.

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Pocos empleos, pocos cotizantes

El modelo de desarrollo asumido ha llevado a la paradoja de tener a prácticamente dos de cada tres trabajadoras y trabajadores del país en lo que INEGI denomina como “condiciones de informalidad laboral”. Al ser así, y al tener a prácticamente 2.5 millones de personas desocupadas, así como a más de 10 millones de personas ganando alrededor de un salario mínimo mensual, resulta absurdo esperar que las finanzas de la seguridad social se encuentren sanas.

En efecto, los datos de la ENESS, 2013 muestran que uno de nuestros grandes desafíos se encuentra en ampliar la base de trabajadores cotizantes a la seguridad social, así como elevar el promedio del salario de cotización; lo cual no significa otra cosa sino crecer a ritmos de más del 5% anual del PIB, y generar al menos 1.2 millones de empleos dignos cada año.

Así, el INEGI estima que de los 88.13 millones de personas mayores de 14 años que había en el país en 2013, únicamente 18.39 millones eran cotizantes a la seguridad social; de los cuales 11.26 millones son hombres y 7.12 millones son mujeres. 

*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 05- Mayo- 2015, p.23

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