“(…) Donde sea que estés, doy contigo y haré que te comas tus palabras, aunque me acusen de feminicidio” Estas fueron las palabras con las que cerró su amenazador mensaje un presunto líder de un Cártel del narcotráfico, el 9 de agosto del año pasado contra la periodista Azucena Uresti por la cobertura que se dio sobre el narcotráfico y la violencia en Michoacán, en el noticiario de Milenio. Lamentablemente, el peligro que corren los periodistas crece en este sexenio.
Autora: Ruth Zavaleta
Apenas comienza este año y ya asesinaron a otros tres periodistas: José Luis Gamboa, Margarito Martínez Esquivel y María de Lourdes Maldonado. De hecho, por tercer año consecutivo, de todos los países del Mundo, México ocupa el deshonroso primer lugar de mayor letalidad para los periodistas.[1] Los Estados en donde mayores asesinatos de periodistas se han perpetrado desde el año 2000 a la fecha son: Veracruz (30), Guerrero (15), Oaxaca y Tamaulipas (14), Chihuahua (13), México, Sinaloa y Sonora (6).[2]
Pero los periodistas no son los únicos que sufren de violencia, también los defensores de derechos humanos. Ante esta situación, desde el 2012, se creó el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. En este momento, el padrón de beneficiarios del mecanismo consta de 496 periodistas de las cuales 137 son mujeres y 359 son hombres.”[3] No obstante la importancia, en octubre del 2020 los legisladores, a petición del Presidente de la República, desaparecieron el Fondo que alimentaba al Mecanismo (en el contexto de la extinción de los 109 fideicomisos).
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Desde ese entonces, se determinó que la Secretaría de Gobernación se hiciera responsable de la presupuestación y administración de los recursos. La encomienda no ha resultado fácil ante la creciente violencia. Según cifras del propio Mecanismo, desde diciembre del año 2018 a la fecha, se han asesinado a 43 periodistas y 68 personas defensoras de derechos humanos, de los cuales 7 periodistas y 2 defensoras eran beneficiarios del Protocolo de protección.
Si comparamos las cifras de muertos de estos dos grupos a partir de la fecha que fue creado el mecanismo (2012), podremos percatarnos que esta política pública es un fracaso. Ante esta disyuntiva surge la pregunta: ¿Puede frenarse la violencia contra éstos y otros sectores?.
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Con la experiencia de ciudades como Palermo, New York y Juárez, podríamos decir que si se puede frenar y hasta erradicar la violencia. El problema es reconocer cuál es el origen de la Violencia. Para Norberto Bobbio, la quinta falsa promesa de la democracia real contra la democracia ideal, es lo que él llama el poder invisible y que reconoce que en Italia era muy visible, se refiere, en primer lugar, a la mafia y a la camorra. Para explicar esta tesis, el autor se auxilia de la teoría del “Doble Estado” de Alan Wolfe (The Limits of Legitimacy) para quien, al lado del Estado visible, se desarrolla un Estado Invisible en donde no es transparente el ejercicio del poder político y, por lo tanto, no es visible “quién controla a los controladores”.[4] La cita viene al caso para poder tener alguna pista respecto al porqué se ha incrementado la violencia contra los periodistas y los defensores de los derechos humanos en México.
En las elecciones del 6 de junio del año pasado, hubo diversas denuncias respecto a la posible intromisión de grupos criminales en la definición de quiénes serían los candidatos a cargos políticos de diferentes niveles de gobierno en algunas entidades de la República. El más enfático caso fue el del exgobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, quien, en julio del 2021, formalizó una denuncia ante la Fiscalía Especializada para la Atención en Delincuencia Organizada por la presunta coacción que grupos del narcotráfico habrían realizado para obligar a votar por un determinado partido. Otros casos que también causaron suspicacia, fueron aquellos en donde solo había un candidato para elegir, por ejemplo, en algunos municipios de la región de tierra caliente del Estado de Guerrero.
La intromisión de los grupos criminales para imponer a representantes políticos no es un asunto nuevo y no se limita a la etapa del proceso electoral. Cuando ya son electos las y los presidentes municipales o gobernadores, son seducidos o amenazados para nombrar a determinados personajes dentro de sus gabinetes o simplemente, para dejarlos que sigan delinquiendo sin ningún obstáculo (no es fortuito que, desde hace varios años, se haya vuelto popular el dicho: “Plata o Plomo”).
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Es, en ese contexto, que no causa sorpresa ver las selfies de algunos gobernantes con peligrosos delincuentes hasta en la cocina de su propio hogar. ¿Cuál es el problema que se genera con estas relaciones peligrosas? Que los grupos criminales no son estáticos, crecen y diversifican sus actividades como cualquier empresa, por ejemplo, las desapariciones forzadas para trata de personas y tráfico de órganos, tráfico de migrantes, secuestro, cobro de piso y extorsión; para lograr mantener su hegemonía no solo necesitan someter al poder político o a otros grupos criminales, sino también a cualquier actor que le represente un estorbo para actuar con libertad, por ejemplo, los periodistas y defensores de los derechos humanos.
De ahí que, mientras prevalezca la complicidad por coacción u omisión de los gobiernos locales y la política de “abrazos y no balazos” del actual gobierno federal, los grupos criminales seguirán imponiendo su voluntad por medio de la violencia homicida.
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Frase clave: El doble Estado invisible
[1] Reporteros sin fronteras [En línea] balance_anual_rsf.pdf [Consulta: 26 de enero del 2022]
[2] “Periodistas asesinados en México” [En línea] Periodistas asesinadas/os en México, en relación con su labor informativa | Artículo 19 (articulo19.org) [Consulta: 26 de enero del 2022]
[3] Mecanismo de Protección para personas defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, Boletín 4 de enero del 2022 [En línea] Día Nacional de la Persona Periodista en México Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas Gobierno | gob.mx (www.gob.mx) [Consulta: 26 de enero del 2022]
[4]Cfr. BOBBIO, NORBERTO, El Futuro de la Democracia, 2a ed., trad. José F. Fernández Santillán, México, FCE, 1996, p. 36
