México ocupa unos de los primeros lugares a nivel mundial en altas tasas de sobrepeso y obesidad, y además es uno de los países que mayor cantidad de refrescos azucarados consumen per cápita por año. Lo anterior, una escasa actividad física y dietas poco saludables por su cantidad y calidad son los principales factores de riesgo que aumentan la prevalencia y muerte por diabetes mellitus en México
Frente a este gran reto de salud pública, el Presidente de la República lanzó en octubre de 2013 la Estrategia Nacional de Prevención y Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes con abordaje intersectorial, que se ordena en tres grandes pilares: prevención, atención médica y políticas públicas, relacionadas con regulación y aspectos fiscales.
La implementación de esta Estrategia requiere vencer una serie de desafíos relacionados con cambios en el comportamiento humano, la industria y el mercado, la oferta de productos saludables a costos accesibles, rediseño del modelo de atención médica y la participación de otros sectores públicos y privados orientados hacia un objetivo común: la salud de la población mexicana.
Por otro lado, en los casos que hay uso y consumo de productos naturales, éstos son preparados con ingredientes de alto contenido en grasa, azúcares, harinas, sal y aceites como parte de la tradición culinaria nacional, convirtiéndolos en un medio para llevar al organismo productos pocos saludables que vienen a potenciar los factores de riesgo que condicionan el sobrepeso y obesidad.
Asimismo, es frecuente encontrar que la industria sustituye el azúcar por el jarabe de maíz de alta fructuosa en las bebidas y alimentos industrializados, por ser más dulce y de menor costo, pero es aún más perjudicial a la salud que la propia azúcar.
Aunque hay suficiente producción y disponibilidad de frutas y verduras, todavía muchos de ellos tienen precios medianamente altos, lo que limita su compra y consumo principalmente al percentil de población con menores ingresos.
Se vuelve necesario el desarrollo de políticas agrícolas que aumenten la oferta para balancear los precios en una economía de libre mercado, acompañado también de programas de información y educación orientados al aumento del consumo y de beneficios sobre el impacto de la salud.
La reducida accesibilidad de espacios para hacer ejercicio, pocas horas de educación física en las escuelas, el alto volumen de vehículos automotores, la inseguridad en las calles fuera de horarios laborables y el desarrollo de la tecnología favorecen la permanencia dentro de casa frente al televisor o internet, incrementando todavía más la vida sedentaria.
Ambas medidas, de regulación y fiscales, están descritas en la Estrategia Nacional lanzada por el Presidente de la República, y aumentarlas y mantenerlas significa un gran desafío para el Congreso Nacional, ante la permanente presión de la industria en los tomadores de decisiones.
El papel de los servicios de salud
Los servicios de salud son muy importantes en la prevención, el diagnóstico oportuno, el tratamiento efectivo, la recuperación y el control para reducir las posibilidades de complicaciones, discapacidad y muerte. La integración de múltiples prestadores de servicios y el fortalecimiento de la atención primaria de la salud con abordaje intersectorial para impactar sobre las determinantes sociales de la salud, basado en la cobertura universal en salud, son fundamentales.
Se recomienda que los servicios de salud aborden la diabetes mellitus con un enfoque integral, reforzando el primer nivel de atención, en donde pueden ser diagnosticados y manejados adecuadamente cerca de 75% de los casos no complicados, sin dejar de tomar en cuenta que debe estar articulado en redes de atención con un segundo y tercer nivel de atención, en los cuales existen personal especializado y equipamiento más sofisticado para diagnóstico y tratamiento.
El fortalecimiento del primer nivel de atención requiere contar con personal multidisciplinario motivado y con el apoyo y los recursos necesarios para el desempeño de sus funciones, incluso apoyados por sistemas de información que permitan tomar decisiones adecuadas y basadas en evidencia. Requiere asimismo desarrollar las destrezas del equipo de salud para incorporar en la atención el apoyo al automanejo y desarrollar las habilidades para que las personas puedan manejar su propia salud.
México ha impulsado sólidas iniciativas multisectoriales en la lucha contra el sobrepeso y la obesidad, promoviendo alianzas estratégicas entre sectores clave, como los poderes ejecutivo y legislativo, la academia e institutos de investigación, lo que ha permitido un relevante avance en política regulatoria. Este logro es sin duda un referente a nivel global, ejemplo de la cooperación internacional que México está ya brindado a países interesados en implementar legislación en bebidas azucaradas con la finalidad de disminuir las tasas de sobrepeso y obesidad.
El camino no es fácil y es aún largo, y la voluntad política es imprescindible para continuar avanzado; el compromiso de la industria es esencial para garantizar alimentos y bebidas más saludables y el consumo consciente e informado por parte de la población son precisos para abatir esta epidemia del siglo XXI.