Nada nos es tan enigmático como voltear al cielo en una noche iluminada. Las estrellas, halos de inspiración del Universo, desde la Antigüedad hasta nuestros días, se han plasmado en obras pictóricas, en piezas musicales, se han estudiado para que la Humanidad intente develar las grandes interrogantes sobre su lugar en el mundo y aquello que hay más allá.
Escrito por: Andrea Samaniego Sánchez
No son pocos quienes le han dedicado las horas y los días en su contemplación e investigación, pues también detrás de ellas se encuentran las incógnitas sobre la vida misma.
Stephen Hawking fue uno de estos tantos intrigados aquello más allá de nuestro orbe. Marcado por el destino, diagnosticado en sus veintes con esclerosis lateral amiotrófica, mientras cursaba el doctorado en física en el Trinity Hall de Cambridge, enfermedad con la que vivió 55 años cuando el pronóstico para fallecer por esta es de 5 años; que implicó que, su movilidad completa se viera comprometida y requiriera de constantes cuidados y apoyos de máquinas.
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Y sin embargo, se mueve. Y a pesar de todo, fue un investigador prolífico. Revisor de las ideas de Einstein, precursor y analista, sobre todo de la teoría de los agujeros negros. Buscó explicar el origen del universo, ocupó la Cátedra Lucasiana de Matemáticas por 30 años, misma que había sido ocupada por Isaac Newton.
El trabajo de Hawking le mereció condecoraciones de todo tipo: la Medalla Albert Einstein, en 1979 siendo el primero en recibirla, Comendador de la Orden del Imperio Británico desde 1982, Premio Princesa de Asturias de 1988; recibió la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos y fue votado como uno de los 100 británicos más importantes de todos los tiempos, y así se podría seguir con su palmarés, que, sin lugar a duda, reflejaba el reconocimiento que se hacía su trabajo.
Sin embargo, más allá de las medallas, su labor como divulgador de la ciencia fue fundamental: sus libros se convirtieron en bestsellers mundiales, un hecho no siempre frecuente en trabajos científicos. Fenómeno de la cultura pop, apareció en los Simpson, Futurama, Star Trek, y The Big Bang Theory, por mencionar algunos. Se hicieron películas sobre su vida, la última “La teoría del todo”, lo que permitió conectar con nuevas audiencias y los emocionó para que estudiaran y develaran los secretos de las estrellas.
Su voz se apagó hace unos años y todavía no encontramos a alguien que le sustituya, que tenga esa capacidad tan característica de transmitir el lenguaje de la ciencia hacia personas alejadas de ese mundo tan particular. Sin lugar a duda, se requieren más divulgadores de la ciencia, sobre su importancia y trascendencia en un mundo tan marcadamente anticientífico.
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