por Mario Luis Fuentes
De acuerdo con los datos del INEGI, cada año fallecen en el país 6,641 personas por distintos tipos de cáncer asociados directamente al consumo de tabaco; también fallecen anualmente 17,647 personas por la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica; así como 15,445 personas por influenza y neumonía. Se trata en todos los casos de muertes prevenibles y evitables; y en la mayoría de los casos, de padecimientos asociados a la contaminación atmosférica
La contaminación del aire tiene severos efectos en la vida de las personas, particularmente en las zonas más densamente pobladas y en las que tienen mayores actividades productivas. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que en 2012 hubo alrededor de 7 millones de muertes prematuras debido a la contaminación atmosférica. De éstas muertes, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que alrededor de 1 millón corresponden a niñas y niños menores de 5 años por la contaminación del aire en locales cerrados, debido a infecciones respiratorias agudas.
La información del propio organismo señala que el 88% de estas defunciones ocurren en países de ingresos bajos y medios; en ese mismo sentido, la OMS alerta que el humo que se genera al interior de los hogares también es un factor de riesgo para 3,300 millones de personas que habitan en viviendas en las que aún se cocina con leña o con otros combustibles como el petróleo o el queroseno.
Al respecto, es importante destacar que en nuestro país, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Intercensal (levantada en 2015 por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, INEGI), hay 4.72 millones de viviendas, en donde habitan al menos 19 millones de personas, en las que se cocina con leña; destacando además el hecho de que en 74.4% de esas viviendas (tres de cada cuatro), no se dispone de fogón o chimenea.
Con base en la evidencia disponible, la OMS clasificó en 2014 a la contaminación atmosférica como el mayor riesgo ambiental para la salud en el mundo.
El peso de las enfermedades respiratorias
La evidencia disponible obliga a reflexionar en los costos que genera el estilo de desarrollo asumido, el cual no es respetuoso del medio ambiente, y en consecuencia, tiene perniciosos efectos en la salud y calidad de vida de las personas.
El caso de la mortalidad por enfermedades respiratorias es uno de los casos de alerta en nuestro país, pues no se ha logrado avanzar en su reducción en los últimos años. En efecto, el INEGI documenta, a través de sus Estadísticas sobre Mortalidad, que en 2005 hubo 43,361 defunciones por enfermedades respiratorias agudas, las cuales representaron el 8.8% de las 495,240 defunciones ocurridas en ese año. Diez años después, en el 2014, el peso de estas enfermedades en la carga de mortalidad general fue idéntica, de 8.8%; empero, en números absolutos, sumaron 55,831, entre las casi 637 mil defunciones acaecidas el año pasado.
Entre las enfermedades respiratorias destacan dos categorías: la primera, relativa a la influenza y la neumonía, padecimientos que en 2005 causaron 13,134 defunciones, las cuales representaron el 30.3% del total de las muertes por enfermedades respiratorias; mientras que en 2014 la suma absoluta pasó a 20,550 casos, los cuales representaron el 36.8% del total de las enfermedades respiratorias.
El segundo capítulo a observar es el de la Enfermedad Pulmonar Obstructivo Crónica (EPOC), la cual está directamente asociada al exceso de humo de tabaco o de leña; sobre esta causa, el INEGI contabilizó en 2005 una suma de 15,465 defunciones, los cuales representaron el 35.7% del total de los decesos por enfermedades respiratorias; mientras que en los años de 2013 y 2014 las cifras fueron de 20,490 y 19,715 casos, datos que representaron el 38.5% y 35.5%, respectivamente, del total de las defunciones causadas por enfermedades respiratorias.
Las víctimas del cáncer
Otro de los temas de preocupación de salud pública es el relativo a la mortalidad por cáncer, asociado al consumo del tabaco y también a la exposición prolongada en espacios con mala calidad del aire; pues aunque los estudios sugieren que hay múltiples factores de riesgo, el fumar o el estar expuestos a altas concentraciones de partículas suspendidas, en hogares o en vía pública, incrementan la probabilidad de padecer algunos tipos específicos de tumores.
Así, la Organización Mundial de la Salud estima que alrededor del 30% de las muertes por cáncer se asocian a cinco factores predominantes: 1) índice de masa corporal elevado; 2) ingesta reducida de frutas y verduras; 3) falta de actividad física; 4) consumo de tabaco, y; 5) consumo de alcohol.
A pesar de lo anterior, el consumo del tabaco es el factor más importante, pues de acuerdo con el organismo es la causa de más del 20% de las muertes mundiales por cáncer en general; pero de cerca del 70% de las muertes mundiales por cáncer de pulmón.
Frente a tales datos es relevante destacar que en México el número anual de defunciones por cáncer, asociados al factor de riesgo de consumo del tabaco es creciente. En efecto, el número de defunciones por tumor maligno de labio, de la cavidad bucal, de la faringe, de esófago, de la laringe, la tráquea, los bronquios y el pulmón, sumaron entre los años de 2005 al 2014 un total de 95,202 casos. En un escenario lineal –y sólo con el propósito de ejemplificar-, si el 70% de ellos son atribuibles al tabaco, entonces se estaría ante la cifra de 66,641 defunciones provocadas por el consumo del tabaco en los últimos 10 años; es decir, un promedio de 18 defunciones diarias por consumo de cigarrillos.
*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 21-Junio- 2016, p.21