1917 fue un año emblemático para nuestro país. ¿Cuál fue su contexto? ¿Cómo se impulsó en aquel entonces la construcción de lo que sería el siglo XX para nuestro país? Javier Garciadiego, de El Colegio de México habla con Mario Luis Fuentes sobre la importancia de mirar hacia atrás y conocer nuestra historia
De acuerdo con el Censo de la Dirección General de Estadística, en 1910 había 15.2 millones de personas en México. Después del proceso revolucionario, un segundo censo en 1921 arrojó que la población no creció sino que disminuyó a 14.3 millones.
Las causas de la reducción demográfica han sido estudiadas por los historiadores, quienes señalan que no todas las muertes se debieron a la lucha armada, sino a las enfermedades, en especial por la epidemia de influenza de finales de 1918. En aquella época, 69% de la población nacional vivía en el ámbito rural y sólo 31% vivía en las ciudades.
Al terminar la Revolución Mexicana, el estado de la educación era muy precario, pues 8 de cada 10 mexicanos eran no sabían leer ni escribir. Para 1919 sólo había 9 mil 560 maestros de primaria en la República. El problema de la educación no mejoró durante el gobierno de Venustiano Carranza, sino hasta la creación de la Secretaría de Educación Pública en 1921, cuando el número de profesores de primaria incrementó un 165%.
En materia de salud, durante la década del proceso revolucionario, sólo había un médico por cada cinco mil habitantes. Asimismo, sólo podían acceder a sus servicios quienes podían pagar una consulta y los escasos médicos que existían se encontraban concentrados en las principales urbes del país.
Fue hasta 1917 que se creó el Departamento de Salubridad, el cual realizó importantes acciones en el capo de la salud, como campañas sanitarias, de vacunación y de educación higiénica.
Desde la década de la Revolución Mexicana y posterior promulgación de la Constitución, la economía de nuestro país estaba fuertemente relacionada con la de Estados Unidos. La producción de petróleo había crecido importantemente de 1910 a 1921 y México era el segundo productor de petróleo en el mundo, exportando la mayoría de su producción a Estados Unidos.
No obstante, la industria de la minería redujo a un tercio su producción a partir de la lucha armada en nuestro país. Lo mismo sucedió con los ferrocarriles y la industria manufacturera. Para comienzos de 1916, además de la profunda desigualdad que había dejado el Porfiriato, la economía interna estaba estancada, el hambre era un grave problema y la inflación persistía. Así no fue sino hasta 1917, con la promulgación de la Constitución, cuando se produjo una recuperación amplia de la mayoría de los sectores industriales
A cien años del fin de un proceso revolucionario y de los cambios sociales, políticos y económicos que trajo consigo un nuevo paradigma constitucional, es necesario y útil reflexionar cómo nuestro país ha superado problemas en el pasado, como los suscitados a inicios del siglo 20 y establecer una comparación que nos deje lecciones para reconstruir nuestra sociedad.
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