Una de las películas que integra la cartelera de este verano en los cines mexicanos es: “Peter Rabbit 2: conejo en fuga”, dirigida por Will Gluck; pero lo que mucha gente no sabe, es que esa historia y su personaje fueron creados por la ilustradora inglesa, Beatrix Potter, en el año de 1893. Ahora, como antes, Peter, el conejito está aburrido de la vida en el jardín, por lo que buscará en la gran ciudad nuevas aventuras.
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También es importante mencionar como referente y ahondando en el discurso cinematográfico, que existe una película que aborda y refleja la vida de esta maravillosa mujer, ilustradora, fabulista, interpretada por la talentosa actriz Renée Zellweger titulada: “Miss Potter”, que se realizó en 2006, dirigida por Chris Noonan. Sin embargo, lo más increíble es que en pleno siglo XXI sigamos dialogando y disfrutando de la creación de un personaje que formó parte de un exitoso libro infantil de finales del siglo XIX.
Helen Beatrix Potter nació el 28 de julio de 1866 en Kensington, Londres, y perteneció a una familia acomodada, con una bonita casa y con muchos sirvientes, en plena época victoriana. Como era la usanza en esa época fue educada en su hogar por institutrices. Aunque su papá fue abogado casi no ejerció y más bien vivieron de las rentas y herencia de sus familiares de manera holgada y acomodada; a su mamá le encantaba organizar e ir a reuniones sociales. Lo bueno es que Beatrix tuvo un hermano menor llamado Bertam y que, junto a él, disfrutó de los muchos animalitos como conejos, ratones, ranas, perros, que introducían a su hogar. Sus padres siempre estuvieron ocupados en su intensa y ajetreada vida social.
Lo que sí disfrutó y atesoró Beatrix durante su vida, fue ir de vacaciones con su familia. Pasaban largas temporadas en una casa que tenían en Escocia, y posteriormente cambiaron al Distrito de los Lagos, una zona rural del noroeste de Inglaterra muy famoso por sus lagos y montañas. Justamente fue allí donde Potter encontró la mayor inspiración para crear sus historias, pues disfrutaba admirando los pintorescos paisajes y estudiando la naturaleza. Intentó ingresar a los Reales Jardines Botánicos en Kew, que abarcaban un extenso jardín con invernaderos ubicado al suroeste de Londres, pero por ser mujer no fue aceptada. No obstante, ella continuó estudiando las plantas y el entorno natural realizando detalladas y minuciosas ilustraciones de musgos, líquenes y flores, pues además fue muy buena pintando y dibujando.
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Esta es la época que le tocó vivir a Potter. Se da entre los años 1837 y 1901 en Inglaterra. Es la época de esplendor del Imperio Británico y el auge de la Revolución Industrial. El matrimonio de la reina Victoria y el príncipe Alberto se convirtió en un modelo para la sociedad; en cierta forma también fue una reacción al romanticismo alemán por parte del Reino Unido, y de gran trasfondo político, que ejerció una gran influencia en todo el mundo. También hay que decir que una vez que se quedó viuda la reina Victoria, el Imperio Británico perdió impulso.
Este contexto será además el descrito por Charles Dickens en “Oliver Twist” (1937) sobre la espeluznante vida de un huérfano en un internado. De hecho, otro referente de ese periodo victoriano, es que en 1895 el escritor Oscar Wilde fue condenado a dos años de trabajos forzados en el penal de Reading, por su homosexualidad, considerada aberrante, obscena e indecente (dato curioso: la ley que lo condenó fue derogada en 1956). La doble moral se instauró reinante, pues por un lado se pedía cuidar las apariencias y por el otro, se realizaba la prostitución lucrativa y tolerada. Fue un periodo muy puritano.
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De este modo, el modelo de mujer culta como Jane Austen (y las féminas de sus novelas) dio paso al “ángel del hogar” que era una madre abnegada dedicada al cuidado y a la atención de sus hijos, que inclusive los quiere. Como bien describe José Enrique Ruiz-Domenénec en su libro La ambición del amor: “La separación de los papeles de hombres y mujeres en la sociedad fue el principal objetivo del modelo victoriano: ellas deben ser recatadas, frágiles, ajenas a las pulsiones sexuales, disciplinadas en las expresiones (ni una sola palabra soez debía aparecer en sus labios), una “figura de porcelana”. Muchos hijos poco sexo”. (Ruiz-Doménec, 2003)
A las mujeres que se rebelaron al estereotipo del “ángel del hogar”, se les conocía como New Women, o Mujeres Nuevas, las cuales llevaron una vida más independiente que la tradicional, podían estudiar, no casarse, vivir en unión libre o en la soltería; pese a todo les tacharon de “indecentes y libertinas” para la moral de la época.
También estaban las jovencitas de familias pobres que trabajaban como doncellas, sirvientas, amas de llaves, niñeras, nodrizas e institutrices como Jane Eyre, el personaje creado por Charlotte Brontë para describir el “ideal” conyugal. “Todas ellas formaban un cuerpo social diferenciado, no formaban parte de las clases acomodadas, pero tampoco del proletariado: era una especie de clase media cultivada, cuya incidencia en la conducta de la gente era extraordinaria, pues se ocupaba precisamente de la educación en todos sus aspectos” (Ruiz-Doménec, 2003). Por lo tanto, recibir educación en casa por institutrices era lo correcto, y ser soltera era por supuesto, mal visto.
Beatrix creó todo un mundo infantil con conejitos antropomorfos, como Peter, que vivían singulares aventuras, vestían lindos atuendos, muy parecido a los juguetes que hoy conocemos y nos evocan ese mágico mundo como son los Ternurines. El argumento es, brevemente, el siguiente: Peter vive con su madre y sus hermanas en una especie de casita madriguera que en su interior está muy detallada (sartencitos, sillas, manteles, vasos, camitas, etc.) y un día, desobedeciendo a su mamá, decide ir al jardín de Mr. McGregor su agresivo y malvado vecino.
No obstante, pese a todas sus odiseas, Peter logra huir del vecino y regresar a su casa enfermo, ya que comió muchas verduras del jardín de McGregor; su madre lo cura dándole una infusión de té de manzanilla, y lo acuesta en su camita. Mientras tanto sus hermanas, que sí se han portado bien, disfrutan de una deliciosa cena de pan con leche y moras.
Beatrix Potter, todo cuanto pudo para poder publicar su libro The Tale of Peter Rabbit, pero nuevamente, por ser mujer le llevó años encontrar un editor que pudiera cumplir su sueño. Hasta 1902 fue por fin impreso como una edición comercial por Frederick Warne & Co. Pronto, se convirtió en todo un éxito, y ella comenzó a recibir ingresos por sus ventas; posteriormente se hicieron múltiples copias. Tanto así que la historia se ha traducido a 36 lenguas convirtiéndose en uno de los libros más vendidos de todos los tiempos. No fue el único, publicaría después 23 más.
En lo referente al diseño, su innovación consistió en adaptar su obra en un formato más pequeño al que se hacía en su época, ya que de esta manera sería mucho más fácil de manejar y leer por los niños. Artísticamente, Potter se inclinaba por pintar hongos silvestres debido a sus cualidades estéticas. Se animó a estudiar los hongos de manera científica y los compiló en un documento titulado: On the germination of the Spores of the Agaricineae (“Sobre la germinación de las esporas de las Agaricineae”). Con el paso de los años dejó de escribir; esto fue alrededor de 1920 a causa del deterioro de su vista, aunque su última obra, The Tale of Little Pig Robinson, se publicó en 1930.
Beatrix Potter se enamoró de su editor Norman Warne y se comprometieron en secreto, pese a la desaprobación de su familia que lo rechazaba por ser un hombre que trabajaba para ganarse la vida; por desgracia él fallece de leucemia. Tiempo después, ya con el éxito de la venta de sus libros, Beatrix compró una granja en el Distrito de los Lagos y se casó en 1913 con su abogado, William Heelis, a la edad de 47 años y no tuvo hijos; al parecer vivió un matrimonio feliz y estable.
A los dos les encantaba el paisaje que allí había, así que llegaron a comprar varias granjas con las regalías de los libros de Beatrix y la herencia de sus padres, posteriormente las heredaría a lo que hoy en día conforma el National Trust (Fundación Nacional para los Lugares de Interés Histórico o de Belleza Natural). Lo más importante es que allí en el Distrito de Lagos, fue donde Beatrix vivió feliz, disfrutando con libertad del paisaje y la naturaleza, alejada del encorsetado mundo victoriano. Potter murió en Sawrey (Lancashire) el 22 de diciembre de 1943.
Ahora que sabemos más de Beatrix Potter podemos preguntarnos, por ejemplo, si todavía las mujeres sufrimos estas circunstancias en el mundo editorial, o en el ámbito de la ilustración en el diseño; preguntarnos sobre cuántas de las publicaciones de libros son de mujeres y cuantas de hombres; preguntarnos cuanto es el amor que le tenemos a los animales y si cuidamos la biodiversidad y la fauna en nuestro país; recordar si hay espacios al aire libre, algún parque donde nos hemos sentido extasiados contemplando la naturaleza…
También podemos valorar y asombrarnos con el personaje de Peter Rabbit que aún lo encontramos cargado de aventuras, a pesar de los muchos años de su creación, dialogando con nosotros. Sería maravilloso que, si llevamos a los hijos, sobrinos, nietos al cine, o les regalamos un cuento ilustrado sobre el mismo, les contáramos sobre quién los creó. ¡Desde luego es un personaje fascinante!
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