La principal actividad del crimen organizado es la manufactura y la venta de sustancias ilegales. El fenómeno del narcotráfico en México ha estado determinado en primera instancia por el lenguaje, por narrativas que fraguan organizaciones criminales que se convierten en el enemigo doméstico para justificar un conflicto armado.
Redacción México Social / Daniela Flores
En los últimos cuatro decenios, el sistema político mexicano ha posicionado una narrativa sobre el “narco”, que la población civil ha aceptado como la explicación dominante para comprender los altos índices de violencia en el país. Se trata de una narrativa que posee una simpleza conceptual y que explica el narcotráfico como “carteles” que tienen un gran poder económico, social y militar, ante la ausencia de un Estado debilitado.
Un relato donde los carteles desataron una guerra por el control de las plazas y las rutas de distribución de todo tipo de sustancias, una narrativa que ha sido aceptada de manera social, se han realizado novelas, películas, canciones, estudios académicos y piezas de arte que reiteran la narrativa que reproduce el Estado mexicano y los medios de comunicación, donde se asume a los carteles como los principales responsables de la corrupción y la violencia generalizada en nuestro país.
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La narrativa que impone el Estado mexicano permite a la clase política designar un enemigo público permanente que justifica la militarización de la sociedad y el Estado de excepción que violentan los derechos de la ciudadanía. (Zavala, 2022). Los feminicidios, los infanticidios, los homicidios y las altas tasas de desapariciones forzadas han sido justificadas con esta narrativa, donde la sociedad civil sigue pensando que es culpa de los carteles y de sus interminables guerras.
Tanto en Estados Unidos como en México, se ha utilizado el concepto de “narco” para deslindar a las autoridades y a la clase política de su participación en el crimen organizado y en las economías sumergidas de ambos países. El fenómeno de la violencia es real, pero la explicación de esta es un ardid político, una narrativa que da la facultad a las autoridades de ejercer la más cruel violencia en contra de la población civil, una violencia que se vuelve legítima en el contexto de la guerra contra las drogas y el narcotráfico. Esta misma narrativa ha criminalizado a los sectores más vulnerables y empobrecidos de la sociedad, y militarizado los espacios públicos mientras que facilitan la expansión de los intereses privados de las élites empresariales y políticas.
El narcotráfico debe ser comprendido con un análisis crítico de la complejidad geopolítica hemisférica del mismo y la violencia debe ser estudiada como consecuencia legítima de una deliberada política de Estado que facilitó y continúa legitimando el control social y político del país con una política militarista en nombre del combate a la manufactura, distribución y venta de drogas ilegales. La violencia que existe en la sociedad no solamente es legitimada por el Estado, sino que es estatista y territorial. El Estado se encarga de organizar la violencia y su principal característica es esta. (Janice,1994).
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Fuentes consultadas
Janice, E. (1994). Mercenaries, Pirates and Sovereigns. State Building and Extraterritorial Violence in Early Modern Europe. University Press.
Zavala, O. (2022). La guerra en las palabras: Una historia intelectual del narco en México (1975-2020). Debate.
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