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El otro dedazo: Los enemigos del presidente

Buena noticia para México: Luis Videgaray no va a poder meter sus manotas en el erario por al menos los siguientes diez años. Mala noticia para México: esto no significa nada porque en plena AMLOcura del presidente y se repite un fenómeno que por acá ha existido siempre.

Y es que ya es tradición que los presidentes se dediquen a perseguir a individuos que en el sexenio anterior andaban libres corriendo por todos lados forrándose de lana y viéndole la cara al pueblo.

Puedes seguir al autor Fernando Székely-Aburto en @fernando_Szeke editor de eltorosalvaje.com

Es un artefacto político sencillito. El presidente en turno encarcela a gente que antes tenía todo el poder del mundo porque se quiere distanciar de los regímenes corruptos anteriores.

Pero al cambio de gobierno no lo sigue un cambio real en la raza política: en los gabinetes hay nuevos nombres y nuevas caras, pero el dinero termina siempre en donde no debería estar.

Los políticos pasan de pípilas a pepenadores para luego podrirse presos. 

Y a estas alturas el tema ya es una cuestión histórica.

Te invitamos a leer ¿Un gabinete de aspiracionistas y egoístas?

José López Portillo llegó al poder con ideas nuevas para combatir la corrupción. Pero su sucesor Miguel de la Madrid no le compró el cuento y cuando le tocó estar arriba encarceló a varios cuates de López Portillo, entre ellos a Arturo Durazo.

Carlos Salinas de Gortari hizo lo mismo seis años después cuando metió al tambo a Joaquín Hernández ‘La Quina’, líder del sindicato petrolero. Era como si el Maquiavelo con calva dijera: “Conmigo por fin se acaba la corrupción”.

Claro que dejó que su hermano Raúl se enriqueciera ilegalmente e hiciera un cochinero por todos lados. Y claro que Ernesto Zedillo encerró al Rulo cuando se volvió presidente.  

El jueguito ha seguido desde entonces: el individuo A (nuevo presidente) le quiere enseñar al pueblo que por fin va a deshacerse del síndrome de los políticos corruptos. Encarcela a C y a D (personas como Durazo y Raulíto) para distanciarse del gobierno de B (el presi anterior).

Pero mientras hace esto, E y F (nuevos políticos lacras que por años tragaron bota en presidencias municipales remotas o en oficinas locales de partidos en Minatitlán, Colima y Jalcocotán, Nayarit con la ambición de un día por fin llegar a tus impuestos) se enriquecen sin cansarse.

Seis años después a E y F los arresta G (siguiente presidente que ahora sí neta odia la corrupción y no jala a esas cosas).

El fenómeno es muy común en las gubernaturas. Los nuevos gobernadores pierden el tiempo de todos investigando y haciendo campañas densas contra quien haya tenido su puesto antes que ellos.

En Veracruz Miguel Ángel Yunes Linares casi que quería salir él mismo a buscar al prófugo Javier Duarte. De hecho fue Yunes el que le dijo a la nación que Duarte le daba agua destilada en lugar de medicinas a los niños con cáncer para ahorrarse un cambio.

Cuando Javier Corral tomó protesta en Chihuahua prometió que no iba a descansar hasta que César Duarte estuviera preso (si escogemos a otro tal Duarte para funcionario público y sale igual de ladrón que los otros dos ya la culpa es nuestra).

Carlos Joaquín González ha pasado gran parte de su tiempo en la oficina de gobierno de Quintana Roo investigando a políticos que le tiraban paro a Roberto Borge.

Cuando Guillermo Padrés salió de la cárcel parecía que a la pobre Claudia Pavlovich le había pasado una tragedia personal de lo mal que se puso.

Y así lo de Videgaray no es más que un recurso político desgastado. De hecho ya An-Dios-Manuel ha repetido la táctica con varios cuates de Peña que antes andaban con impunidad absoluta y hoy hasta les dicen qué baño usar en lugares como Santa Martha Acatitla.

Rosario Robles lleva ya un rato presa por el asunto de ‘La estafa maestra’. Emilio Lozoya cantó como canario y derramó la sopa de quiénes fueron sus cómplices en el caso de Odebrecht y el de la planta patito AHMSA cuando lo arrestaron en España.

Tomás Zerón torturó a varias personas mientras investigaba lo que pasó en Ayotzinapa en 2014. Ahora seguro tortura los oídos de algún granjero en un kibutz en Israel (en donde está prófugo) con ideas y comentarios priistas.

La técnica esta funciona en dos planos. Por un lado ayuda al presidente en turno a decir que él no es corrupto y que de hecho va a pelear contra la corrupción. Por el otro desvía la atención para que su gente pueda robar a sus anchas también.

Está bien que el gobierno persiga a los criminales políticos del país. Lo que sí no está chido es que eso sirva para la agenda de algún presidente que no se cansa de mentir.

Antes el dedazo decía cínicamente: “Tú vas a seguir mi legado glorioso”. Ahora significa: “Tu imagen va a limpiar la mía aunque seamos lo mismo tú y yo”.

El juego siempre es el mismo. Y el tema es el mismo también. Aquí en las tierras de Anáhuac la política es como la minería: deja buena plata, pero solo si te rifas a trabajar en lo oscurito como topo y no te importa terminar todo mugroso. 

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