La ciencia y la tecnología están creciendo a una velocidad exponencial. En la última década surgieron Wikipedia, los teléfonos inteligentes, Google, Facebook, Twitter, Amazon, Uber y otros…
Se está ingresando a una era en donde las aplicaciones en experimentación en el Silicon Valley y otras áreas similares modificarán aspectos cruciales de la realidad. Las impresoras 3D ya producen juegos de cristalería con mayor precisión que la mano humana y en China ya están construyendo casas.
Asimismo, la producción de autos eléctricos, con sus respectivas estaciones para recargar las baterías, ha aumentado sustancialmente. Los automóviles autodirigidos están cada vez más cercanos. El camino abierto por Tesla para producirlos está siendo seguido actualmente por Google, Uber y otros. Amazon ya está utilizando drones para enviar cargas. Se han hecho las primeras pruebas de autos voladores. Los robots están siendo utilizados cada vez más activamente en operaciones quirúrgicas…
Es así que la organización Technology, Entertainment, Design (TED), particularmente seguida por el mundo de la ciencia y las nuevas tecnologías, invitó al Papa Francisco a dirigir una conferencia especial. Sus reflexiones resultaron muy sustantivas, se enfocan en aspectos muy pocas veces tocados y son esenciales para que la ola de innovaciones continuas derive definitivamente en bienestar colectivo.
El Papa retó en primer lugar a la comunidad tecnológica, y a las startups, a poner su curiosidad y capacidad de investigación al servicio del análisis de las relaciones que unen a unos seres humanos con otros. Señaló lo sobresaliente que sería que el crecimiento de la innovación científica y tecnológica trajera consigo más igualdad e inclusión social. Enfatizó la idea de lo bueno que sería que “mientras descubrimos planetas lejanos, redescubramos las necesidades de nuestros hermanos y hermanas que orbitan al alrededor nuestro”.
El Papa Francisco señaló que sería sobresaliente que el crecimiento de la innovación científica y tecnológica trajera consigo más igualdad e inclusión social
En su pensamiento siempre están presentes los inmigrantes que se siguen hundiendo en el Mediterráneo, en su búsqueda desesperada de llegar a Europa, donde son recibidos, en muchos casos, por la xenofobia, que ha ganado terreno. Estos días cuestionó cómo puede explicarse el odio contra ellos en un continente “que fue hecho por inmigrantes, por centurias y centurias de ellos”.
También alzó la voz por los campesinos pobres desalojados de sus tierras ancestrales por los impactos regresivos del cambio climático. Muchos hoy hambrientos, en el cuerno de África, porque el calentamiento global ha desertificado las tierras y ha generado sequías de larga duración. Habla sobre Las multitudes de jóvenes marginados sin ubicación en los mercados de trabajo, y las altísimas tasas de desigualdad en ascenso que son una de las causas principales de la pobreza extendida de niños y madres, y de la destrucción de familias. El Papa espera que todos ellos tengan prioridad en la nueva ciencia.
También, si bien ha acogido los medios sociales, ha prevenido, según destaca NYT, que la omnipresencia de las comunicaciones digitales “puede frenar a la gente, respecto a cómo vivir sabiamente, pensar profundamente y amar generosamente”.
Lanzó finalmente una advertencia de fondo a la hoy triunfante comunidad tecnológica, válida asimismo para quienes trabajan en ella en América Latina “Permítanme decirles alto y claro: cuanto más poderosos sean, en mayor medida sus acciones van a tener impacto en la gente. Más que nunca, ustedes son llamados a ser humildes. Si no lo hacen, su poder los arruinará a ustedes mismos, y ustedes arruinarán a otros”.
Bernardo Kliksberg es asesor especial del PNUD/ONU kliksberg@aol.com