Escrito por 5:47 am Andrea Rodríguez, Cultura

El poder de la percepción

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La percepción por sí sola puede ser un peligro para la toma de decisiones; por tal motivo debe entrar en acción la consciencia, aquel misterioso elemento que nos hace diferentes.


“La mente que es posible estudiar -parece decirse- es la mía; para bien o para mal, no conozco ni habré de conocer ninguna otra”, René Descartes

Lo que se queda diariamente en la memoria de cada uno de nosotros no son datos ni imágenes, sino un recuerdo producido por la mente fincado en todo lo que percibimos del exterior.

El resultado de lo que pensamos de un hecho es una construcción de los medios de comunicación, de las redes sociales, de la experiencia propia, del entorno cultural y de nuestro sistema límbico.

Lo anterior no es una opción; fisiológicamente se está destinado a depender de una percepción para llegar a una conclusión intelectual. La percepción tiene origen en el hipotálamo y la corteza prefrontal, elementos del sistema límbico, mismos que se han desarrollado a través del tiempo, permitiendo al cerebro generar las emociones, como resultado de la evolución del sistema nervioso.

Jorge Volpi (2011) asegura que una vez que las percepciones arriban al cerebro, este órgano húmedo y tenebroso codifica, procesa y a la postre reinventa el mundo tal como un escritor concibe una novela o un lector la descifra (p. 31)

Sin embargo, la percepción por sí sola puede ser un peligro para la toma de decisiones. Por tal motivo, debe entrar en acción la consciencia, aquel misterioso elemento que nos hace diferentes. Tomar consciencia es llegar al tan anhelado estado de regulación, más no de estabilidad.

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Esto no es una pipa. Autor:  René Magritte. Recuperado de http://krizthyrapuzelimage.blogspot.com/2011_04_12_archive

La conciencia es el proceso por el que se genera el conocimiento de las imágenes que el cerebro crea; es la sensación de ser en el acto de conocer que conlleva a un estado de bienestar (Damasio, 2018)  

Por ejemplo, en una de las más recientes encuestas del periódico El Financiero, se señala respecto a la percepción de los ciudadanos encuestados ante el coronavirus que: al 80% le preocupa contagiar a un familiar, seguido de un 67% al que le inquieta contagiarse a sí mismo. También hay un 65% al que le alarma perder su trabajo y un 60% al que le atemoriza la delincuencia.  

Los datos anteriores corresponden a una decodificación individual del mundo. A pesar de los millones que pudieran compartir la idea, lo anterior evoca a una lectura del hecho poco confiable. Debido a que la subjetividad es una narración que se construye incesantemente (Damasio, 2018), esa narración surge de las circunstancias de un organismo con un perfil cerebral concreto que interactúa con el mundo que lo rodea, el mundo de sus recuerdos pasados y el mundo de su exterior (p. 222).

En resumen, a pesar de compartir el escenario mundial con un tema en común que es la pandemia, cada quien desde la consciencia debería ser autor de su propia novela, cada individuo tendría que ser responsable de inventarse su propio género literario, un drama, una historia de terror, un romance, un relato cómico, cada quien con sus herramientas ficcionales, que al final de la historia es lo que nos hace humanos (Volpi, 2011). 

Referencias bibliográficas

  • Volpi, Jorge (2011). Leer la mente. Ed. Alfaguara. CDMX
  • Damasio, Antonio (2018). El extraño orden las cosas. Ed. Ariel. España
  • Recuperado de https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/53-de-capitalinos-sale-de-casa-solo-si-es-estrictamente-necesario-13-sale-de-manera-normal

Ericka Andrea Rodríguez Velásquez es profesora de Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la UNAM y profesora de Ética y Humanidades en CECAD, UAM Xochimilco.
Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNAM, con maestría en Comunicación y Tecnología Educativa por el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa (ILCE)/Escuela de Altos Estudios en Comunicación y Educación. Tiene estudios en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras, de la UNAM, y está diplomada en Neuroeducación (Consejo Mexicano de Neurociencias), Filosofía de la Imagen (Universidad Claustro de Sor Juana) y Comunicación organizacional (Universidad Iberoamericana).

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