“Las injusticias se deben hacer todas a la vez a fin de que, por probarlas menos, hagan menos daño, mientras que los favores deben hacerse poco a poco con el objetivo de que se aprecien mejor”. Maquiavelo
Autor Ericka Andrea Rodríguez Velásquez
La mal llamada Guía de ética para la transformación de México o lo mejor sería llamarla Guía moralina para desorientar a los mexicanos, es la última ocurrencia editorial del presidente de México. Redactada con frases tan comunes como huecas, tan cercanas a libros religiosos como de autoayuda. Es de notar que se trata de un texto más cercano a los dogmas cristianos no obstante inmerso en matices políticos.
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De acuerdo con el padre de la política moderna, Nicolás Maquiavelo (Florencia, Italia, 1469) en su obra universal “El Príncipe”, afirma que el soberano debe gobernar con base en acciones útiles y necesarias para mantener la seguridad y el bienestar de su pueblo. En este sentido la Guía de ética resulta necesaria para que el presidente AMLO demuestre a sus seguidores que le preocupa el fortalecimiento de la moral, aunque lo anterior no tenga nada de utilidad.
En dicho documento existen frases con una posible interpretación de peligro, por ejemplo en uno de sus apartados habla de poder y autoridad, al respecto señala:… “Ni el poder ni la autoridad son derechos o atributos de tu persona. Uno y otra sólo tienen sentido ético cuando se ejercen para servir a los demás” (p.20)
Esta idea contradice siglos de historia en política y no es un tema del ámbito de la opinión pública. A la mayoría del pueblo no le interesa tener el poder y autoridad, le interesa que alguien lo ejerza a favor de ellos. El paternalismo es una práctica que beneficia a él Presidente y gobernados. Sin embargo, lejos de resultar estoica a todas luces es falsa, debido a que el gobernante tampoco quiere ceder el poder y el pueblo, aunque lo tuviera no sabría qué hacer con él, incluso lo anterior podría ser peligroso para el soberano.
El Príncipe llega al trono porque luchó por el poder ergo lo tiene que ejercer primero para sí mismo y su círculo más cercano y después para el pueblo. Ni la autoridad ni el poder son potestades de libre arbitrio. De serlo, ni las escuelas, las familias, las instancias judiciales tendrían razón de existir, en virtud de que no habría figuras que respetar como autoridad y habría quienes aseguraran que no les temen y no las representan por lo tanto no sirven.
En dicho panfleto que reza ser de ética no comienza por definirla, no se retoman a los clásicos ni se les parafrasea en conceptos tan universales como humanidad, la dignidad, la libertad, etc. De acuerdo con la real academia de la lengua, la ética es una: 5. f. Parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores.
Mientras que la moral habla de lo: 1. adj. Perteneciente o relativo a las acciones de las personas, desde el punto de vista de su obrar en relación con el bien o el mal y en función de su vida individual y, sobre todo, colectiva.
2. adj. Conforme con las normas que una persona tiene del bien y del mal.
Por lo anterior se puede afirmar que la ética se ocupa de los valores universales y la moral de las acciones de las personas relacionadas con el bien y el mal según su contexto social.
El riesgo de redactar un documento apegado a la moral, es no coincidir con los rangos de bondad y maldad de todos los ciudadanos, por ejemplo otro apartado de la Guía dice “El trabajo nos asegura el sustento; nos vincula con nuestros semejantes y nos ofrece una forma de realización personal; es universal como derecho y como un deber del que quedan excluidos menores de edad, adultos mayores y personas con alguna discapacidad” (p.21). Por lo anterior no es moral ni bueno que miles de adultos mayores y personas con alguna discapacidad laboren, aunque sea un derecho y un deber constitucional, aun cuando el trabajo dignifica al hombre y lo engrandece.
En este sentido El presidente AMLO, está considerando al pensador florentino en su forma de gobernar al conservar el poder sobre una ética tan cuestionable y una moral tan artificial. O será que se deja ver bondadoso para que cuando le toque aplicar la maldad su pueblo sea misericordioso y lo justifique tal como dice la siguiente cita: “Está bien mostrarse piadoso, fiel, humano, recto y religioso, y asimismo serlo efectivamente; pero se debe estar dispuesto a irse al otro extremo si ello fuera necesario. Es preciso, pues, que tenga una inteligencia capaz de adaptarse a todas las circunstancias, y que, como he dicho antes, no se aparte del bien mientras pueda, pero que, en caso de necesidad, no titubee en entrar en el mal”, (Maquiavelo, capítulo XVIII)
En el Príncipe se advierte que el gobernante ideal debería estar alejado de la moral porque a la política no le es útil un gobernante apegado a principios del bien y del mal. Lo que no significa que no busque un permanente estado de bienestar. El príncipe debe ocuparse de lo que le es conveniente a su pueblo de acuerdo con acciones calculadas y necesarias, no sólo para el vulgo sino para la conservación del poder.
La consideración para nuestro príncipe es que no pierda de vista la realidad de su reino, la población en estos momentos lo que menos necesita es que le recuerden que tan sumisa y abnegada tiene que ser. Está por demás que le recomienden perdonar a su agresor y ser indulgente ante las adversidades. Al contrario, es tiempo de autodefensa, de sobrevivencia y de trabajo. Es tiempo que el gobernante le reitere a su pueblo el llamado a la lucha permanente para salir adelante ante esta fatídica época de crisis humanitaria.
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Fuente
Gobierno de México. 2020. Guía ética para la transformación de México. Recuperado de https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/594790/GMX_GUIA_ETICA.pdf
Maquiavelo, Nicolás. El Príncipe. Luarnas Ediciones. Recuperado de http://www.ataun.eus/bibliotecagratuita/Cl%C3%A1sicos%20en%20Espa%C3%B1ol/Nicol%C3%A1s%20Maquiavelo/El%20pr%C3%ADncipe.pdf
Frase clave: El presidente y su maquiavelismo
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