Ana Baquedano Celorio, estudiante de Psicología de solo 23 años, quien fuera víctima de pornovenganza, ha convertido su experiencia en una lucha para combatir la impunidad que viven quienes sufren este tipo de agresiones
Gracias a su tenacidad, la pornovenganza y la sextorsión ya son considerados delitos en Yucatán, y aquí nos cuenta su historia:
Ana Baquedano (AB): Empecé a ser activista en el tema de los derechos a la intimidad y la imagen de las personas hace aproximadamente dos años, gracias a mi experiencia personal y mi trato con otras víctimas.
Tengo un proyecto, que se llama “La niña de la foto”, el cual empezó con conferencias testimoniales en escuelas y universidades en las que busco que los estudiantes se den cuenta de que las víctimas de estos delitos están siendo revictimizadas. Estamos siendo muy violentos como sociedad con ellas.
Quiero que conozcan los efectos que hay detrás de compartir estas imágenes y estos videos; de hacerlos públicos, comentarlos y opinar sobre estas personas. Que vean el otro lado de la historia.
Me importa depositar la responsabilidad en quien la tiene, y la tenemos todos, porque no solo es una situación en la que intervienen dos personas, la que se tomó las fotos y quien las compartió, sino todas las otras personas que las compartieron.
Todos somos susceptibles de volvernos víctimas y es fundamental fomentar una cultura de respeto.
México Social (MS): Cuando las víctimas han decidido levantar la voz y evidenciar que estas prácticas no son normales ni graciosas, y que violentan los derechos de otras personas, de inmediato surge la reacción de “¿por qué se dejó grabar?”, “ella lo permitió”, en las que hay una triple victimización.
AB: Vivimos en una cultura del “no te expongas”. Se normaliza la violencia y se concibe como algo inamovible y, como se asume no se puede hacer nada contra ella, lo único que se pide es que la gente deje de exponerse, en vez de pensar en cómo evitar esta violencia y concentrarnos en las personas que hacen el daño.
Pero las conferencias, aunque sean importantes, no son suficientes; las víctimas tienen que estar protegidas a un nivel legal y deben ir a denunciar. Es muy importante la cultura de denuncia. Pero cómo queremos que denuncien, si no obtienen una respuesta una vez que lo hacen.
Entonces buscamos una legislación y esta incluye todo tipo de casos, porque en algunos se comparte de celular en celular, en otros se publica en redes sociales y en otros no se comparte la imagen, pero se muestra en la pantalla. Y todos son muy dañinos.
Asimismo, a pesar de que es un problema de género, porque más de 90% de las víctimas son mujeres, también les pasa a los hombres. Los efectos son diferentes, pero también son víctimas de este delito y están incluido; esta legislación abarca a todos.
El proyecto apenas empieza. Nos gustaría completar un programa de capacitación para comisiones de atención a víctimas, para protocolos en escuelas, para conceptualización y traducción a todas las lenguas indígenas. Que de verdad México esté preparado para afrontar este problema y declararnos en contra de esta cultura machista y revictimizante.
MS: ¿Cómo fue el proceso legislativo?
AB: La iniciativa la escribimos en diciembre y ya se aprobó. Muchas personas la han apoyado. Empecé este proyecto con la plataforma de Escudo Yucatán, que es una estrategia gubernamental de prevención y cuidado entre ciudadanos para mantener a Yucatán como un estado seguro.
Yo tenía el proyecto, ellos me contactaron y empezamos a colaborar, y la Secretaría General de Gobierno fue la encargada de esta estrategia. Armamos la iniciativa, la secretaria Martha Góngora la apoyó completamente, porque detectó la necesidad de hacer algo con este tema, se la pasó al gobernador, quien la aprobó y la mandó al Congreso.
Ya estando en el Congreso, empezó a salir en las noticias que “el sexting se iba a penalizar”, pero el proyecto no es contra el sexting como tal, pues no es aplicable, es imposible: atentas contra la libertad de las personas.
El sexting es una práctica sexual entre dos personas y lo respetamos al máximo, es la libertad de cada quien. Lo que estamos buscando evitar y penalizar es la pornovenganza, que es cuando alguien hace públicas las fotos o los videos de alguien sin su consentimiento para exponer a esa persona.
Es en contra de las acciones deliberadas para exponer y hacer daño. Es un tema nuevo, en el que el discurso se ha mantenido en contra del sexting, pero eso es un malentendido.
Entonces pedí que nos hicieran un espacio para hablar con los diputados sobre la importancia de mantener tal cual la iniciativa, la cual era contra la pornovenganza. Ellos posteriormente agregaron la parte de la sextorsión, que es muy importante, reconociendo también la importancia de penalizar este delito y de llamar las cosas por su nombre. La causa fue apartidista, todos se pusieron la camiseta, todos sintieron suyo el proyecto.
MS: ¿Cómo se puede fortalecer la cultura de la prevención y el autocuidado en niñas, niños y adolescentes?
AB: No hay forma de escoger a una persona correcta o no para mandarle fotografías o videos. Generalmente son relaciones amorosas, de confianza, hay casos en los que incluso son matrimonios. Yo conocí a la persona a quien le mandé esa foto desde kínder hasta la preparatoria, que fue cuando empezamos a salir.
El nivel de conocimiento de la persona es independiente a si va a ser capaz o no, así que no me concentro en hablarles sobre a qué tipo de persona sí o no enviarlas. La confianza no es garantía, y, si van a hacer sexting, como en cualquier otra práctica, hay un riesgo.
No hay foto segura, no importa si no sale tu cara, te pueden reconocer por lunares o marcas de nacimiento, la lista es infinita.
Tampoco hay aplicaciones seguras. La respuesta no está en la tecnología porque siempre va a haber alguien que burle las barreras de seguridad de las aplicaciones creadas para hacer sexting de manera segura.
La mejor forma de proteger a la gente es empoderarla y advertirles que si van a hacer sexting y alguien los vio desnudos, no es el fin del mundo y no tienen nada de qué avergonzarse. Es absurdo pensar que porque la gente te vio desnudo ya no vales nada.
MS: Te estigmatiza la sociedad…
AB: Es un problema social. Entonces, más que fomentar una cultura de autocuidado, debemos cuidar a las personas que nos rodean y no contribuir con este problema social: no comentar estas fotos o estos videos, no hablar de la gente que fue exhibida con esos contenidos, no compartirlos, no burlarse. Si tú empiezas a hacer eso, se empieza a hacer un cambio a nivel social.
MS: Entonces, ¿lo que tenemos que cambiar es que los demás vean como punible el hecho de que una persona comparta imágenes de su cuerpo con quien quiera?
AB: Sí; es mucho más fácil juzgar a una persona que hace sexting que juzgarnos todos como sociedad que violenta. Confío en que el cambio social se hace con todos y no con un grupo específico que puede ser víctima, sino con el grupo que puede ser agresor.
MS: Y todo esto se dio en Yucatán, la entidad que, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública, tiene la menor incidencia delictiva del país.
AB: Es un estado más seguro en comparación con los demás, pero este es un delito de alguna forma invisible: no hay cifras y no se sabe cuánta gente lo está viviendo.
“Yucatercos”, por ejemplo, fue un blog muy famoso de pornovenganza que salió en el estado; ahí se cometieron muchos delitos: pornografía infantil, extorsión, pornovenganza, trata de personas. Dividido en municipios, publicaban fotos y videos de niños y mujeres desnudos de todo Yucatán. Eran cientos de fotos.
Lo denunciamos y ya lo cerraron, pero el problema está ahí, y ni siquiera es nacional, es mundial.
MS: Viene la parte más complicada, la de la capacitación de policías, ministerios públicos y al sistema judicial…
AB: Hace falta una capacitación integral para todos los puntos de contacto con la víctima. Desde que va a denunciar, desde que pide ayuda y la aconsejan, porque la respuesta, cuando no hay un protocolo, viene de cada persona y entonces dependerá de sus ideas culturales.
Su primera respuesta, y me lo han contado muchas víctimas, es “¿para qué lo hiciste?” o “fue tu decisión y ahora te aguantas”. Eso desmotiva a las víctimas, ya no quieren ir a denunciar y entorpece todo el proceso legal que se tiene que llevar a cabo.
Hacen falta capacitación y sobre todo protocolos de actuación: qué hacer, qué decirles, cómo apoyarlas, a qué instancias necesitan ir y en eso nos vamos a concentrar ya, porque el proyecto incluye esa parte.
Es un tema que se tiene que atender a nivel nacional; ya hay otros estados que han empezado a tratar el tema. Yucatán no es el primer estado en tocarlo, pero sí es el primero en llamarlo por su nombre y declararse en su contra, eso es algo muy importante en cuestión de delitos.
Campeche, Tabasco y San Luis Potosí ya han indagado sobre el tema y tiene algún tipo de protección legislativa para las víctimas, pero es importante que enfaticen los verdaderos errores, que son la pornovenganza y la sextorsión, más allá de que sigamos intentando prevenir el sexting.
MS: ¿Cómo avanzar en la percepción que se tiene de que los agresores no están haciendo algo equivocado y violatorio de la dignidad de la otra persona?
AB: Es muy difícil que en nuestra cultura las personas, los hombres y mujeres agresoras, que comparten la información y la hacen pública, se den cuenta de que está mal si al momento de hacerlo lo que reciben son aplausos y todos se voltean contra la víctima. La persona difícilmente va a pensar que está mal si todos los demás estuvieron de acuerdo.
Debemos señalar a la persona que hizo el daño y no volvernos sus alcahuetes. El modus operandi que debemos tener es no compartir estas imágenes y videos; esa sería una sanción efectiva para un agresor en el caso de la pornovenganza.