Escrito por 1:09 am Igualdad de género, Mario Luis Fuentes, Saúl Arellano

El recuento del horror y la evidencia sobre la violencia misógina-feminicida

Violencia feminicida

La violencia machista, cuando es llevada al extremo, se sintetiza en el monstruoso acto del feminicidio. La violencia feminicida es cometida en contra de las mujeres en razón de su sexo y género.


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Si bien contextualizarse en un clima generalizado de violencia en el territorio nacional, las agresiones machistas obligan a analizar sus causas específicas para mostrar por qué resulta un despropósito descomunal argumentar que el tema no es grave porque “todos los días matan a muchos más hombres”.

La frase puesta entre comillas es a todas luces falaz, pues no toma en consideración, por un lado, que los agresores de hombres son de manera infinitamente mayoritaria otros hombres. Además, las agresiones homicidas contra mujeres son también mayoritariamente cometidas por hombres.

En segundo lugar, es preciso destacar que los tipos de agresión que privan de la vida a los hombres son distintos en cuanto a su cantidad y magnitud, comparados con los que se perpetran en contra de las mujeres. Este indicador es relevante porque si no hubiese un sesgo de género en la violencia feminicida, los tipos de agresiones se distribuirían de manera aleatoria y aproximadamente normal, pero los datos oficiales muestran que no es así.

La incontrovertible evidencia

En el Anexo Estadístico del Primer Informe de Gobierno del Poder Ejecutivo Federal (septiembre, 2019) se presentó un cuadro en el que se desglosan las causas específicas de defunción para los homicidios dolosos registrados en los años 2017 y 2018.

En efecto, se trata de una lista de 25 causas, en las que se distribuye la totalidad de los casos registrados para los años señalados.

Al respecto, lo primero que debe subrayarse es que, tanto en el 2017 como en el 2018, los homicidios alcanzaron las sumas de 32,079 y 35,964 casos, respectivamente.

De esas sumas, en el 2017 hubo 28,522 homicidios dolosos de hombres y 3,430 homicidios dolosos de mujeres. En el 2018 fueron 32,141 los perpetrados en contra de hombres y 3,663 en contra de mujeres. De esta forma, los homicidios de mujeres representaron el 10.7% y el 10.2% del total en esos años, respectivamente.

Causas estremecedoras

Sobre las causas específicas de homicidio de ese 2017, destaca que entre las 25 consideradas, hay 17 en las cuales los homicidios en los que las víctimas fueron mujeres sobrepasan el promedio de 10.7% estimado para el total.

En efecto, entre las agresiones con arma cortante, los homicidios de mujeres, respecto del total de los cometidos por ese medio, representaron el 13 por ciento.

En las agresiones con “objeto romo o sin filo” y por objeto no especificado, representaron el 13.9%, en cada uno de esos casos. En las cometidas con gases y vapores, representaron el 16.7% y en agresiones con fuego, humo o llamas, fueron el 19.7%.

Asimismo, en las agresiones calificadas de “empujón de persona en contra de objeto en movimiento”, fueron el 20%. De las agresiones por “empujón desde un lugar elevado” y por “ahogamiento y sumersión”, representaron el 21.2% y 21.3%, respectivamente.

Elaboración propia con base en el Anexo Estadístico del Primer Informe de Gobierno del Poder Ejecutivo Federal

En el caso de las “agresiones con sustancia corrosiva”, los casos de víctimas de mujeres representaron el 25% del total en esa causa. En las “agresiones por ahorcamiento, estrangulación y sofocación fueron el 26.4%; por “negligencia y abandono”, son el 29.6%.

Por agresión con drogas, medicamentos y sustancias biológicas fueron el 30%; por colisión de vehículo de motor, el 33.3%, y en la misma proporción lo fueron en el capítulo de agresiones por “otros productos químicos y sustancias nocivas no especificadas”.

Finalmente, en los casos de agresiones con plaguicidas, las mujeres fueron víctimas en el 44.4% de los casos; en el apartado de “otros síndromes de maltrato” representaron el 62.5% y en el capítulo de agresión sexual con fuerza corporal, representaron el 100% de los casos.

En el año 2018 el escenario se repite

Mientras que el porcentaje de mujeres asesinadas representa el 10.2% del total de los homicidios dolosos en el país, hubo 12, entre las 25 causas principales identificadas, en las que los porcentajes superan el promedio respecto del total señalado.

Así, las agresiones por medios no especificados y por disparo de rifle, escopeta y arma larga, representaron el 11.8% del total en esa categoría. Las víctimas mujeres representaron el 12.2% de los casos de homicidio con arma cortante; fueron el 13% de las agresiones por humo, fuego y llamas, y el 13.3% por agresiones con productos químicos y sustancias nocivas no especificadas.

Elaboración propia con base en el Anexo Estadístico del Primer Informe de Gobierno del Poder Ejecutivo Federal

Por otro lado, las víctimas mujeres representaron el 14% de los casos de ahogamiento y sumersión; el 16.7% por agresión con gases y vapores, y el 21.4% por agresión por colisión con vehículo de motor. También fueron el 22.9% por ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación; el 25% por “otros síndromes de maltrato”, una proporción igual en los casos de “empujón de un lugar elevado”, y el 31.6%% de las víctimas de negligencia y abandono.

Todos estos datos contrastan con el 7.9% y 8.2% de los homicidios por disparo de arma de fuego, categoría en la que se concentra la inmensa mayoría de los homicidios cometidos en el país.

Comentarios finales

A pesar de esta evidencia, habrá quien maliciosamente argumente que, en los casos mostrados, donde hay una mucho mayor proporción de víctimas mujeres, representan el menor número entre las categorías consideradas como causa de homicidio doloso.

Frente a ello, habría que decir que no podría haber argumento más insulso, pues, cuando se está hablando de vidas humanas, ninguna cifra puede ser considerada como “menor” o “pequeña”. Más aún cuando de lo que se está hablando es de probables crímenes de odio.

Los datos presentados constituyen una evidencia sólida que debería servir de punto de partida para análisis de mayor profundidad, que permitan comprender la complejidad y especificidad de la violencia feminicida. A partir de ella, avanzar hacia la construcción de otras políticas públicas de prevención de la violencia en general, y de la violencia misógina y feminicida, en lo particular.

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