Escrito por 12:00 am Desigualdades, Especial

El reto de la democracia multicolor

por Virginia Jaramillo Flores

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En 2005 los medios de comunicación registraron un conflicto escenificado por grupos conservadores como Provida y la Unión Nacional de Padres de familia contra dependencias del gobierno panista del entonces presidente Vicente Fox. Las quejas de inmoralidad que lanzaban los inconformes tenían como foco un spot radiofónico producido por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) y el Consejo Nacional para la Prevención del sida (CONASIDA) que abordaba por primera vez una conducta tabú para la cultura política mexicana: la homofobia (I).


El spot en cuestión, conocido como La cena escenificaba el diálogo de una madre con su hijo en torno a una invitación a cenar hecha a la pareja de este último. Todo transcurría “normalmente” hasta que la madre le pregunta de nuevo el nombre del invitado, y su hijo contesta “Oscar, mamá. Se llama Oscar”.

La difusión del spot a favor del derecho de los homosexuales a vivir sin violencia, llevó al presidente de la Unión Nacional de Padres de Familia, Guillermo Bustamante Manilla, a amenazar con denunciar al entonces secretario de Salud, Julio Frenk Mora, por promover la “discriminación hacia heterosexuales” (II).

Desde el bloqueo que enfrentaron los escasos 36 segundos del spot producido durante el foxismo hasta la firma del decreto para la conmemoración del Día Nacional de Lucha contra la Homofobia por parte del presidente priista Enrique Peña Nieto, se extienden nueve años de una tensa relación entre gobierno, sociedad conservadora, partidos políticos y sociedad civil organizada en torno a los derechos humanos, ciudadanos y políticos de personas que integran poblaciones, identidades, discursos y estilos de vida que no coinciden con una heteronormatividad.

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En nuestro país, que ocupa el segundo lugar en materia de asesinatos y crímenes de odio contra personas homosexuales, lesbianas y transgénero, sólo superado por Brasil, el acto de sumarse a las muchas naciones que conmemoran el 17 de mayo el Día de Lucha contra la Homofobia genera diversas lecturas que podrían coincidir en una incongruencia y un acto de politiquería, más que de política, si la conmemoración no va acompañada de acciones concretas por el Estado mexicano.

Las medidas gubernamentales para una verdadera lucha contra la homofobia y la marginación de poblaciones que integran el espectro LGBTTTI (Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Travesti, Transgénero e Intersexual) deben ser cuando menos en dos sentidos: el combate a actos homofóbicos, lesbofóbicos y transfóbicos, por un lado, y por otro, la generación de acciones para el desarrollo de sectores de la población no heterosexual que continúan en la exclusión social.

La violencia y los asesinatos homofóbicos, que en días pasados llevaron al crimen del activista homosexual Edgar Sosa Mayemberg, integrante de la asociación de lucha contra el VIH/SIDA y promotora de los derechos sexuales y reproductivos AVE de México, ponen en evidencia la necesidad de generar desde las cúpulas del gobierno acciones contundentes no solo en materia de castigo y combate, sino de prevención de la violencia hacia personas LGBTTTI.

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Destaca el hecho de que la mayor parte de estos crímenes de odio por homofobia, que incluyen también asesinatos por transfobia y lesbofobia, son ejecutados en su mayoría contra personas de edades entre los 18 y 30 años. De los ataques, la mayor parte se registran con arma blanca (37%), seguidos por golpes, arma de fuego, estrangulamiento y asfixia.

Si bien ese es el reflejo internacional de México en el terreno de la homofobia, al interior del país las cifras tampoco son alentadoras frente al reto que el gobierno peñanietista debe enfrentar después del decreto para la celebración del Día Nacional de Lucha contra la Homofobia.

Los resultados de la última Encuesta Nacional de Discriminación (ENADIS), aplicada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) en 2010, revelan que cuatro de cada diez mexicanos no estarían dispuestos a permitir que en su casa vivieran personas homosexuales, y que una de cada dos personas lesbianas, homosexuales o bisexuales considera que el principal problema que enfrenta es la discriminación, seguida de la falta de aceptación, críticas y burlas.

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Más del 50% de las personas lesbianas, homosexuales o bisexuales que participaron en el ejercicio, de nivel socioeconómico bajo y muy bajo, ven a la discriminación como su principal problema, al igual que una de cada tres personas no heterosexuales de nivel socioeconómico medio alto. Quienes fueron entrevistados dijeron percibir intolerancia alta de la policía y de su iglesia o congregación (CONAPRED 2010).

A lo anterior habría que añadir las críticas a los servicios de salud en específico. El 11.3% de las personas que participaron en el estadio consideran intolerantes a los funcionarios, y el 16.7% de las mujeres lesbianas asegura percibir mayor intolerancia en contra de ellas que en contra de los hombres homosexuales (IV).

El decreto de la lucha contra la homofobia enfrenta al gobierno mexicano con una realidad incómoda, pues solo en una de las 32 entidades de la República las personas transgénero y transexuales tienen acceso a la identidad oficial por medio de un desgastante e inaccesible proceso judicial y hay un desierto en lo relativo a políticas públicas enfocadas en el desarrollo y la inclusión de poblaciones y familias no heterosexuales.

En el terreno político, estas conquistas (sociedades de convivencia, matrimonio igualitario) que benefician a parejas del mismo sexo, así como las reformas para la Concordancia Sexogenérica, que permiten el acceso a la identidad oficial para personas transgénero y transexuales, pertenecen a la izquierda, precisamente al Partido de la Revolución Democrática (PRD), que sustituyó en el gobierno del Distrito Federal al partido del presidente.

Dichas nuevas leyes y reformas han dado prestigio internacional a políticos como Marcelo Ebrard, nombrado en 2012 como el mejor alcalde del mundo tras abanderar las primeras bodas gay en la Ciudad de México, el costo (y el lucro) político de la policromía humana.

“Yo siempre estoy persiguiendo arcoíris”, Alice Cooper

En la actualidad, el Distrito Federal es visto como una “Isla de Derechos Humanos” en todo el país, y el Partido de la Revolución Democrática, que gobierna la ciudad desde 1997, se percibe como el impulsor de los mismos. Sin embargo, ha sido éste el sector más conservador, pues en su momento se dedicó a frenar las iniciativas de diversidad sexual.

En lo relativo al derecho a la identidad oficial de las personas transgénero, conocido como “Concordancia Sexogenérica”, las reformas que lo permiten fueron aprobadas en 2008 por negociaciones del desaparecido Partido Socialdemócrata (PSD) con la negativa expresa del propio Marcelo Ebrard, como jefe de Gobierno al tema de cirugías para personas transexuales, y con el rechazo de la propia Secretaría de Salud, a través de su documento SSDF/277/08 en el que señalaba que “quienes lo practican (la transexualidad) se arrepienten en un porcentaje alto”(V).

Desde un abordaje político, la medida del presidente Peña Nieto es una jugada interesante, ya que lo distancia del gobierno anterior del panista Felipe Calderón, quien se negó a reconocer la fecha como una conmemoración contra la homofobia, como es reconocida en varios países del mundo, y en su lugar impulsó la denominación “Día de la Tolerancia y el Respeto a las Diferencias”, lo que le valió críticas y rechazo por parte de sectores LGBTTTI y de activismo de derechos humanos.

La lección sobre las ganancias políticas del tema LGBTTTI es ambigua. Si bien el PRD ha logrado tener un buen impacto con ellas en la Ciudad de México, el Partido Socialdemócrata (PSD), que comenzó a impulsar tanto iniciativas de ley como candidaturas de personas gays, lesbianas, bisexuales y transgénero, y que estuvo detrás de los proyectos legislativos de Sociedades de Convivencia, Matrimonio Igualitario y Concordancia Sexogenérica perdió su registro en las elecciones de 2009.

Como lo reseña Ricardo Raphael de la Madrid en el apartado de derechos políticos del Reporte sobre la Discriminación en México en 2012, realizado por CONAPRED y por el CIDE, el PSD participó con 32 candidaturas LGBTTTI en 2009, en tanto que en 2012 otros partidos de izquierda, como el PRD, el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano repitieron el ejercicio sin alcanzar representación alguna.

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Ante lo cual, el académico reflexiona: “El acceso a una candidatura a través del sistema de partidos es complicado para la comunidad LGBTTTI ya que ninguno de ellos ofrece la inclusión total de dicho grupo poblacional, dejando marginados de ser elegidas o elegidos a las personas LGBTTTI que militan en algún partido político” (Raphael, 2012) (VI).

Las únicas diputaciones federales gays que registra la historia política mexicana, Patria Jiménez, David Sánchez Camacho y Enoe Uranga, todos de mano del PRD, no lograron impulsar proyectos legislativos nacionales que beneficiaran directamente a los derechos de las personas LGBTTTI. El proyecto de una “Ley Federal Para la No Discriminación de los Derechos Humanos y Civiles de las personas Transgéneras y Transexuales”, lanzado por Sánchez Camacho en 2007, se perdió en la maraña de la burocrática legislativa.

Otro punto de conflicto para articulaciones contra la homofobia es la falta de un abordaje a profundidad sobre esta conducta. Aún persiste el hecho de que este concepto no abarca en su totalidad a las poblaciones LGBTTTI, como aparentemente se piensa, y que deja sin visibilizar los matices de sus problemáticas socioculturales y ciudadanas que tienen todas como troncos comunes la violencia y la exclusión social y la no adhesión a la heteronormatividad.

La homofobia como tal se centra sobre la violencia hacia personas homosexuales. La fecha onomástica del 17 de mayo responde al día de 1990, cuando esta condición salió definitivamente de los manuales de enfermedades psiquiátricas, con lo que se eliminó cualquier abordaje patológico y se estableció una idea de igualdad social y política, no siempre real, con la heterosexualidad.

Sin embargo, la otra gran fobia hacia la diversidad, la transfobia, que refiere a la violencia, discriminación y exclusión social y cultural a personas transgénero y transexuales, no puede ni debe ser confundida e invisibilizada con la lucha contra la homofobia, ya que refiere a la necesidad de políticas públicas enfocadas en su salida de la marginación que enfrenta, y que se manifiesta en falta de acceso a una identidad oficial, a contrataciones laborales y a la salud como ejes principales.

Ante la presión global de incluir los derechos de la diversidad sexual en los requisitos de integración a un mundo política y económicamente globalizado y que sigue pautas como las generadas desde Europa, entre las que destacan las presiones de Gran Bretaña hacia países africanos tradicionalmente homofóbicos para respetar los derechos de las personas homosexuales (VII), el gobierno mexicano del presidente Peña Nieto no necesita recetas mágicas para cumplir el compromiso adquirido el 17 de Mayo, solo seguir las palabras del escritor Carlos Monsiváis sobre el tema (VIII):

“Lo primordial es enfrentar a la homofobia desde la educación, la cultura y las leyes, eso sí me parece una respuesta civilizada”

Notas y Referencias:

I. Consejo Nacional para la Prevención del VIH(SIDA CONASIDA, Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación CONAPRED. 2005. Spot radiofónico contra la homofobia “La Cena”, tomado el 8 de Mayo de 2014 de https://www.youtube.com/watch?v=D2j8M1OcPng

II. Morales A. 2005. Interpondrán denuncia contra Frenk por Spots. Consultado el 09 de Mayo 2014 en: http://www.eluniversal.com.mx/nacion/121721.html

III. Notimex, 2013, México ocupa el segundo lugar en crímenes de odio, consultado el 08 de Mayo de 2014 en http://eleconomista.com.mx/sociedad/2013/05/17/mexicoocupa-segundo-lugar-mundialcrimenes-odio-ikos

IV. CONAPRED 2010. Encuesta Nacional sobre Discriminación ENADIS en http://www.conapred.org.mx/userfiles/files/Enadis-2010-DS-Accss-001.pdf

V. http://www.conapred.org.mx/index.php?contenido=noticias&id=1874&id_opcion=446&op=447

VI. Raphael R (2012). Reporte sobre la Discriminación en México 2012. Derechos Políticos. México CONAPRED/CIDE.

VII. Bacigalupp J. (2011). El Reino Unido impone “derechos” de los homosexuales. La reacción africana. Consultado el 08 de mayo en http://www.noticiasglobales.org/comunicacionDetalle.asp?Id=1523

VIII. Mino F. 2005. El odio nefando a la diferencia sexual. Entrevista con Carlos Monsiváis. Consultado el 08 de Mayo de 2014 en http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=355

Virginia Jaramillo Flores
Licenciada en Trabajo Social por la UNAM. Ha colaborado en el Servicio Desarrollo y Paz, A.C., Programa de la Frontera Norte (Reynosa); en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, como Profesora y Coordinadora de Tesis; en el Centro de Atención a Adultos Mayores en Kerespertarcsa, Hungría; y ha sido Diputada Local en la 1a. Legislatura de la ALDF; Directora de Desarrollo Social en la Delegación Cuauhtémoc; Jefa Delegacional en Cuauhtémoc; Directora General de Programas Estratégicos en el GDF; y Profesora en la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM.
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