El sexenio termina… y este país nos dejan

por Jonathan Rubio

Los principales indicadores de economía y desarrollo nos muestran que México perdió seis años en materia social.


Los resultados de la administración de Enrique Peña Nieto no fueron suficientes para cumplir con las expectativas que se generaron durante la campaña presidencial priista de hace seis años.

Tampoco se lograron las perspectivas de crecimiento y desarrollo que se plantearon a raíz reformas aprobadas durante los primeros años del sexenio que hoy concluye.

Si bien la estabilidad macroeconómica se presenta como estable, los indicadores sociales muestran todo lo contrario: en algunos de ellos se dieron fuertes retrocesos y en el mejor de los casos se observaron avances muy pobres.

PIB creciendo… pero poco

Durante este sexenio, el PIB creció a una tasa promedio de 2.5%, cifra que, efectivamente, si se compara con el crecimiento que se registró para 2012 (de 1.4%), es superior. Sin embargo, el crecimiento de 2.3% que la CEPAL estimó para este 2018 se encuentra muy por debajo del registrado al cierre de las tres últimas administraciones.

Sin embargo, este incremento se debió principalmente al dinamismo de las actividades primarias. En contraste, el sector secundario presentó los crecimientos más pequeños e incluso algunas contracciones en 2013 y 2017 de -0.2% y -0.3%, respectivamente.

Más empleo… de menor calidad

Si bien la tasa de desempleo disminuyó de 4.9% en diciembre de 2012 a un 3.3% para septiembre de este año, la tasa de informalidad no cambió, manteniéndose en un 60% entre el cierre de 2012 y el tercer trimestre de este año.

En cuanto a las remuneraciones, el salario diario de los trabajadores que se encuentran afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social fue de 271 pesos en 2012, mientras que, en octubre de este año, este indicador ascendió a 351 pesos.

Este incremento nominal de 80 pesos, tomando en cuenta la inflación que se acumuló durante este sexenio (en términos reales), equivale únicamente a un incremento del 1 por ciento[1].

Inflación grande, ingresos pequeños

En 2016 se tomó la histórica decisión de liberalizar el precio de las gasolinas, lo cual derivó en un incremento considerable en los precios, que llevó a la inflación a casi 7% en noviembre de 2016, muy por arriba del objetivo del 3% de Banco de México.

Entre diciembre de 2012 y agosto de este año se acumuló una inflación de 26 por ciento. Aunque los costos de la canasta alimentaria y no alimentaria incrementaron 30% y 25%, respectivamente, en términos reales (tomando en cuenta la inflación), ese incremento equivale al 2%, y aquí cabe recordar que el aumento real del salario asociado a los trabajadores del IMSS fue de solo 1 por ciento.

Además, al cierre de 2012, el Coneval calculó que la proporción de personas que no pueden adquirir la canasta alimentaria con los ingresos que perciben por su trabajo fue de 41%, mientras que, para este 2018, esa proporción disminuyó un poco menos de 3 puntos porcentuales, ya que, para el segundo trimestre de este año, esa proporción fue de 38 por ciento.

En pobreza, seguimos igual

La estimación más reciente sobre la situación de pobreza en México es la de 2016; para ese año, el 44% de la población total se encontraba en situación de pobreza.

En términos relativos la pobreza disminuyó 1.9 puntos porcentuales comparado con el indicador de 2012, sin embargo, este sexenio inició con 53.3 millones de personas en situación pobreza, hacia 2014 incrementó a 55.3 millones y para 2016 esa cantidad fue de 53.4 millones de personas.

De acuerdo con ello, para 2016 había 70 mil personas más en situación de pobreza que los estimados para el principio de esta administración.

Factores como los que ya se mencionaron sobre la informalidad laboral, la inflación y el estancamiento del poder adquisitivo no aportan elementos que siguieran una disminución en la estimación del número de pobres de este 2018.

Violencia e inseguridad: cada vez peor  

Desde el inicio de la llamada guerra contra el narcotráfico, México se ha caracterizado como un país peligroso que vive la etapa más violenta de su historia reciente.

Mientras que en 2012 se registró que la tasa por cada cien mil habitantes fue de 35 mil 139 delitos, mientras que, para 2017, esta tasa fue de 39 mil 369.

De la misma forma, en 2012 el número de víctimas de delitos fue de 18.8 millones y hacia el cierre de 2017 ascendió a 25.4 millones.

En cuanto a los delitos de alto impacto, para noviembre de este 2018 se registró una una tasa de 13.9 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes. Si esta cifra se compara con el registro de 2015 se tiene que, en solo tres años, la incidencia de este delito incrementó un 45 por ciento.

Los feminicidios también incrementaron en  67 por ciento y en 2017 un total de 107 mil 390 personas fueron víctimas de secuestros, desapariciones forzadas u homicidios.

Cumplir la demanda social de disminuir los niveles de inseguridad y de violencia será uno de los grandes retos que heredará el nuevo gobierno federal.

Corrupción, la gran promesa

La percepción de corrupción empeoró en este sexenio: la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) de reportó para 2012 una tasa de 47 mil 604 personas que creen o han escuchado que existe corrupción en los trámites que realizaron.

Para 2017 esa tasa aumentó a 61 mil 983 personas por cada 100 mil, es decir, 23% por ciento.

De igual forma, la tasa por cada 100 mil personas a quienes algún conocido les contó actos de corrupción en los trámites que realizó fue de 31 mil 990 en 2012, mientras que para 2017 fue de 47 mil 513 personas.

Las víctimas de la corrupción, fueron 14 mil 635 personas (por cada 100 mil) en 2017, mientras que en 2012 fue de 12 mil 080 personas por cada 100 mil.

Una inmensa mayoría de mexicanos considera que los actos de corrupción son frecuentes o muy frecuentes: 91.1% en 2017, dos puntos porcentuales más que los registrados en 2015, cuando esa cifra ascendió a 88.8 por ciento.

La percepción de corrupción en las policías mejoró, en tanto que, las instituciones de defensa nacional, los jueces y la policía federal empeoró.

El Ejército y la Marina son las instituciones que quedaron peor posicionadas: en  2012 el 15.7% de la ciudadanía percibía como corrupta a la Marina, contra un 21.6% en 2018, un retroceso de 5.9 puntos porcentuales, mientras que, al inicio del sexenio que acaba de concluir un 22.4% percibía como corrupto al Ejército, comparado con un 27.6% que así lo percibió en este 2018.

Los jueces perdieron un punto porcentual de confianza, ya que el porcentaje de ciudadanos que los perciben como corruptos pasó de 66.4 a 67.5% entre 2012 y 2018.

En el caso de la policía ministerial, la de tránsito y de la PGR, siete de cada 10 mexicanos los perciben como corruptos.

Percepción de corrupción según tipo de autoridad México 2012 y 2018

Más mexicanos con menos educación

La Encuesta Nacional de los Hogares reveló que en 2015 un total de 31.3 millones de mexicanos tenían rezago educativo, lo cual representó el 36% de la población con 15 años y más.

Este indicador incluye a la población sin escolaridad, a la población que tiene la primaria o secundaria trunca y a la que tiene la primaria completa, pero la secundaria inconclusa.

En 2017 la población con rezago educativo fue de 30.5 millones de personas, el equivalente al 33% de la población de 15 años y más. Lo cual significa un avance de únicamente tres puntos porcentuales.

Este pequeño avance se ve mermado al comparar la asistencia escolar por grupo de edad.

Entre 2015 y 2017 el porcentaje de niños que está en edad de asistir a la educación básica (quienes tienen entre 3 y 14 años) únicamente disminuyó un 1 por ciento.

Por su parte, la población que está en edad de asistir a la educación media superior y de ingresar a la educación superior (quienes tienen entre 15 y 19 años), en términos relativos se mantuvo en 36 por ciento. Sin embargo, términos absolutos significó que casi 160 mil jóvenes más no asistieran a la escuela.

En cuanto a quienes estarían en edad de acudir a la universidad y no lo hacen (quienes tienen entre 20 y 30 años), incrementó un punto porcentual, ya que pasó de 83% en 2015 a 84% en 2017, cifra que involucra a cerca de 378 mil mexicanos más que en 2015.

Estas son las condiciones en materia social y económica sobre las cuales el nuevo gobierno comenzará a trabajar.

La magnitud de cada una de ellas implica un enorme reto en materia de políticas públicas que a partir de ahora serán elaboradas desde una ideología distinta de gobierno a la que imperó durante más de 30 años.

Son indicadores que involucran las condiciones de vida, inconformidades y necesidades de millones de mexicanos que a partir de este cambio gobierno esperan una mejora sustantiva.

[1] Calculado con el deflactor del INPC para octubre de 2018/promedio de 2012 de 1.2836.

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