Las historias no son totalmente ciertas o falsas, se nutren entre verdades, perdidas entre recuerdos no contados o guardados. Recuerdos no expresados, de una parte de las vidas. Hoy me ocupa contar una historia de aquella escritora algo olvidada, pero por sus lectores siempre recordada. Elena Garro.
Escrito por: Pablo Brito Jaimes
Elena Garro fue una destacada escritora, dramaturga, guionista y periodista mexicana, nacida el 11 de diciembre de 1916 en Puebla de los Ángeles. Su vida y obra están profundamente marcadas por su relación con el realismo mágico y la literatura fantástica, aunque ella misma rechazaba estas etiquetas por considerarlas mercantilistas. Ya que ella solo se debía a si misma, no a adjetivos editoriales. Ella, siempre Elena.
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Elena Garro creció en Iguala, Guerrero, y más tarde se trasladó a la Ciudad de México para continuar sus estudios. Se casó con el poeta Octavio Paz en 1937, con quien tuvo una hija, Laura Helena Paz Garro. Su matrimonio con Paz la llevó a viajar por Europa, donde conoció a importantes figuras literarias como César Vallejo, André Breton o Pablo Neruda.
A lo largo de su carrera, Elena Garro escribió numerosas novelas, cuentos, obras de teatro y guiones cinematográficos. Entre sus obras más destacadas se encuentran “La culpa es de los tlaxcaltecas”, “Un hogar sólido”, “Felipe Ángeles”, y su obra más célebre “Recuerdos del Porvenir” (1963), novela emblemática que no solo aborda los conflictos de la Guerra Cristera, sino que hace una radiografía del México que le toco crecer, prevaleciendo hasta nuestros días, valiéndole el Premio Xavier Villaurrutia. Se dice que Octavio, leía esta obra para inspirarse, ya que en ella se encontraba la verdad y la ficción, en una mezcla de irrealidad real.
Pasando sus últimos años en Cuernavaca, Morelos, donde falleció el 22 de agosto de 1998.
Elena, siempre Elena.
Ella era tan fría, no obstante, sus textos hacían de la fogata del amor, su vida. Donde la separaría sólo el instante que el tiempo diría. Por ser mujer, en un mundo dominado por los hombres se encontraban ante una ardua batalla. Era más que una esposa, era más que la mujer de tal, era un ser incomprendido entre los laberintos de una soledad autoimpuesta.
Guardando un secreto en el alma, tan obscuro que se exilió en Francia, para callar aquello que sabía. Del proverbio, “no se pueden comprender a un autor, sin comprender su vida “, Garro es el reflejo de tal frase, en su pluma, encontramos parte de ella, lo que sintió, lo que vivió, y lo que murió. Teniendo la habilidad primaria de cualquier escritor, transmitir sus sentimientos en lo que escribía, como si fueran uno mismo con sus versos.
Cualidad que encontramos en su libro ¨Testimonios de Mariana¨, en el cual, Elena hace un reflejo de lo vivido durante parte de su vida, ya que Mariana es Elena, aquella mujer que su compañía hace que el tiempo se extienda, sin limites, sin fechas, sin signos. Temerosa de la vida, aunque de ella fue su libre cautiva.
En recuerdos de porvenir, encontramos solamente amor, aquel amor de Julia, que se escapó con alguien de su pasado, para librarse de un general atormentado. O a este mismo general, que buscó saciar su felicidad entre una joven pueblerina que quería experimentar. Aquí sólo encontraremos lo que nos hace sufrir, el amor. Este sentimiento que nos sube al cielo, para después de volvernos al infierno, y es un tema que no sólo se toca en esta obra, sino también en sus cuentos. Elena, a lo largo de todos sus textos toca temas tan diversos, que a veces hasta nos provoca arrepentimiento. No sólo una mujer de época, si no adelantada a ella. Evoca frustraciones, traiciones y decepciones que a sus lectores nos provocan un sinfín de emociones.
En sus textos nos envuelve con el fuego del amor, nos vuelve tan locos que el dolor a la cordura ahuyenta. En el tabú de sus letras, Elena, nos llevaba a un lugar sin tiempo, donde el lector encuentra el valor de seguir hasta alcanzar el idilio de algún mundo que nunca fue o del que es, nos abren los ojos ante la realidad. Elena, no sólo representa una época sino de la historia. La tragedia. No hay más tiempo que el que ella marca, sino una simultaneidad, te venganza, es donde el hombre e la víctima de su revancha. Elena es un universo en donde perderse, no es sinónimo de espacio, sin esperanza, por eso es indispensable leerla, conocerla, amarla, odiarla. En ella no sólo se encuentra un pasado, sino un presente latente, en donde el mundo es consciente de una fe existente, encontrar un amor que no provoque dolor. Ya que “la gente que te hace llorar, no te ama “.
La frase, no hay paz sin guerra y sin guerra no hay paz, se transmuta. No hay Paz sin Garro, y no hay Garro sin Paz.
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