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Embarazos de alto riesgo

La atención obstétrica es uno de los componentes fundamentales del Programa de Salud Reproductiva, cuya misión es la de garantizar una maternidad saludable, en el tiempo apropiado y sin riesgos previsibles a todas las mujeres mexicanas.


El embarazo con riesgo reproductivo obstétrico (RRO), también llamado embarazo de alto riesgo (EAR), es aquel en el que se tiene la certeza o probabilidad de estados patológicos o condiciones anormales concomitantes con la gestación y el parto que aumentan los peligros para la salud de la madre o del producto, o bien cuando la madre procede de un medio socioeconómico precario.

Del 50% al 75% de los embarazos culminan en una pérdida gestacional temprana antes de la vigésima semana; la mayor parte pasan desapercibidos porque ocurren en el periodo de preimplantación y se presentan al tiempo en que debería darse la menstruación. Del 15% al 20% de las pérdidas gestacionales tempranas ocurren durante el primer trimestre o las dos primeras semanas del segundo, por ello, cada vez tiene mayor aceptación el término nosológico de “pérdida gestacional temprana”, que por definición hace referencia al aborto espontáneo.

La gran mayoría de los embarazos evolucionan favorablemente, desafortunadamente, esto no puede ser anticipado en un EAR.

En términos generales, el 30% de la población obstétrica puede tener EAR, aunque sólo del 10% al 15% presenta riesgo reproductivo alto.

Le llamamos factores de riesgo a todas aquellas características o circunstancias que aumentan la probabilidad de que un daño ocurra, sin prejuzgar si es o no una de las causas del daño, aun cuando su identificación haya sido motivada por una sospecha de causalidad.

Con base en los factores de riesgo podemos clasificar el EAR en cuatro grupos:

– Antecedentes obstétricos y pediátricos desfavorables

– Afecciones biológicas

– Por grupo de edades

– Riesgo social (servicios de salud, estilo de vida, ambientales, económicos y socioculturales)

Para la identificación del EAR algunos sistemas dan un valor numérico a los factores de riesgo, en dependencia de la severidad de estos, con una puntuación total que supone la gravedad del problema potencial.

Otros sistemas identifican a las pacientes de riesgo mediante una evaluación cuidadosa de la historia médica y obstétrica de las gestantes.

El control prenatal debe ser el método que detecte los primeros signos de una alteración en el desarrollo de un embarazo que aparentemente parece transcurrir con normalidad. La valoración estandarizada del riesgo incrementa considerablemente la calidad de la atención prenatal.

La unidad de atención en primer nivel deberá disponer de un instrumento que permita calificar durante el embarazo, el RRO en bajo y alto, el cual servirá para la referencia y contrarreferencia en las instituciones organizadas por niveles de atención como las nuestras.

Las diferencias entre los conceptos de RR preconcepcional y RR obstétrico radican en que el riesgo preconcepcional es la prevención primaria y el riesgo obstétrico es prevención secundaria.

La periodicidad del control prenatal y la unidad en que debe llevarse a cabo está determinada por los factores de riesgo. El embarazo de bajo riesgo debe llevar su control en las unidades de medicina familiar, el de riesgo elevado en un segundo nivel por el gineco-obstetra.

En caso de embarazo de bajo riesgo el Proy. de N.O.M.-007-SSA-2010 para la Atención del Embarazo, Parto y Puerperio establece para el Control Prenatal:

-Mínimo una consulta preconcepcional

-Mínimo cinco consultas prenatales

-Estudios básicos de las pruebas prenatales

-Dos estudios ultrasonográficos (primero y tercer trimestre del embarazo)

Toda paciente que asiste a control prenatal debe llevar su cartilla de atención prenatal, en la cual se señalan las fechas y evolución de su gestación mencionándose las situaciones que ameritan asistir de inmediato a consulta, así como la institución en que se atenderá su parto. Actualmente se cuenta en algunos sitios del país con una organización que apoya a las pacientes para su traslado (madrinas obstétricas).

En lo personal consideramos que nuestro sistema de atención de salud en primer nivel no está en condiciones de cumplir con los estudios recomendados por dicha NOM, así como la atención los siete días de la semana. Recordemos que riesgo bajo no significa ausencia de riesgo; no existe un embarazo sin riesgo potencial ni el momento en que se presentará.

A este respecto la Comisión de Arbitraje Médico del Estado de Veracruz (CODAMEDVER), fundamentada en ocho años de experiencia, elaboró recomendaciones: a la autoridad, el ordenar y vigilar que toda unidad médica donde se atiendan partos cuente con el procedimiento hospitalario o institucional que ordena la NOM para la Atención del Parto. Un 38% de las inconformidades recibidas se generaron en la atención obstétrica.

A los grupos médicos de los propios hospitales el efectuar reuniones en que se planteé el problema de la vigilancia del Trabajo de parto y toma de decisiones institucionales sobre su manejo en la unidad. Vigilar cuidadosamente a las pacientes que se hospitalizan sin trabajo de parto por complicaciones que ameritan interrupción del mismo. Tratar de hospitalizar a las pacientes en trabajo de parto lo más temprano posible.

La atención obstétrica es uno de los componentes fundamentales del Programa de Salud Reproductiva, cuya misión es la de garantizar una maternidad saludable, en el tiempo apropiado y sin riesgos previsibles a todas las mujeres mexicanas. El embarazo planeado requiere de atención y control prenatal con calidad, calidez y autocuidado de la salud para hacer de esta etapa del ciclo reproductivo una experiencia feliz.

La prestación de servicios médicos de calidad y calidez reducen el riesgo reproductivo en las complicaciones durante la gestación.

A la fecha las medidas profilácticas han reducido muchas complicaciones y otras prácticamente han desaparecido. Es necesario seguir entrenando personal idóneo, integrando equipos profesionales que incluyan trabajadoras sociales, nutriólogos, psicólogos, doctores y enfermeras; recursos hospitalarios para la atención de urgencias maternas y del recién nacido, medios de transporte, quirófanos y sangre disponibles.

La detección del EAR debe ser prioritario. La piedra angular del problema nacional de la salud debe ser la prevención.

Manuel de J. Campa G.
Especialista certificado “In Tempore” por el Consejo Mexicano de Ginecología y Obstetricia. Es Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana (U.V.) desde 1966; fue Comisionado de Arbitraje Médico del Estado de Veracruz de 1999 a 2008.
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