Escrito por 12:00 am Cultura, Rosa María Fajardo

En los lugares del alma de Pier Paolo Pasolini

A 40 años de su muerte

“Lo mejor de la vida es el pasado, el presente y el futuro”. Poeta PPP


A 40 años de su muerte salen a la luz otras piezas del rompecabezas, pero no suficientes como para revelar todos los misterios del caso. Y está por caer el telón. Mutis. Una vez más caso archivado. Todo indica que se concluirá así la nueva investigación de la Procuraduría de Roma acerca de Pier Paolo Pasolini, asesinado el 2 de noviembre de 1975 en el Idroscalo di Ostia, Roma.

Hasta entonces el homicidio había sido atribuido a un único sujeto, Giuseppe Pelosi, alías “Pino la Rana”, ragazzo di vita lumpen de un barrio bajo de Roma, entonces menor de edad y condenado a 9 años y 7 meses de reclusión. Según la primera versión de Pelosi, Pasolini había ido la noche del sábado 2 de noviembre a los alrededores de la estación Termini en busca de compañía y él, reconociendo al famoso escritor y director cinematográfico, deslumbrado por el Alfa Romeo de lujo que manejaba, no dudó en aceptar la invitación.

Pocas horas después, el cadáver de Pasolini aparecía con el rostro desfigurado y el cuerpo destrozado en el balneario popular de Ostia, según la versión oficial, a causa de los bastonazos propinados por Pelosi y después de que éste lo arrollara incidentalmente con su propio auto al huir. Cuando los carabineros lo detuvieron por exceso de velocidad, Pelosi no mostraba señales de pelea, sólo una mancha de sangre en un puño de la camisa y en el pantalón, y una escoriación en la frente provocada durante la persecución de la patrulla. A pesar de lo difícil que resultaba creer que un grácil adolescente de 17 años hubiera podido masacrar al atlético Pasolini, Pelosi se declaró culpable.

Por ineptitud, o quizá intencionalmente, las investigaciones se desarrollaron con la máxima negligencia; el auto de Pasolini fue dejado a la intemperie sin tomar en cuenta lo que se encontraba en su interior, mientras el lugar del crimen no fue acordonado y los curiosos que entraron borraron las huellas que habrían permitido la reconstrucción científica de los hechos.

La investigación mal conducida terminó apresuradamente un año después y el tribunal cerró el caso del asesinato del poeta como una pelea entre homosexuales que culminó con su trágica muerte. Las incongruencias del caso quedaron así incómodamente en evidencia junto a otras tantas dudas que continuaban surgiendo.

Después de 30 años del homicidio, en el 2005 un golpe de escena colocó de nuevo en el centro de la atención el caso Pasolini pues Pino Pelosi, ahora un hombre de casi cincuenta años, se presentó en un programa de la televisora italiana, RAI 3, para declarar que él no mató al poeta. En su nueva versión, Pelosi señaló que los asesinos habían sido tres hombres meridionales, por sus acentos quizá sicilianos o calabreses, los cuales, queriendo asaltarlo habrían golpeado a Pasolini hasta dejarlo agonizante y Pelosi, amenazado de represalias contra su familia si hablaba, huyó en el Alfa GT pasando sin querer sobre el cuerpo de Pasolini.

La retractación de Pelosi confirmaba las dudas del homicidio político premeditado que muchos sostuvieron durante el proceso, y se impuso la exigencia de abrir una nueva investigación. Solicitada por intelectuales y políticos, el Parlamento de Roma la asumió en el 2009.

Demasiadas incógnitas para un caso que se ha abierto y cerrado varias veces, la última en el 2010, luego de la denuncia de Guido Mazzon, primo de la víctima. Las mismas preguntas surgen aún de las sombras no disipadas y las circunstancias siguen sin aclararse por completo: ¿Fueron uno o varios los autores? ¿Crimen pasional o político? ¿Fue el Estado? ¿Estuvo relacionado con las investigaciones que realizaba Pasolini para su último libro? La reapertura del caso tomó fuerza también en ese año, después de que un senador del partido de Silvio Berlusconi condenado por asociación mafiosa, Marcello DellŽUtri, declarara poseer el capítulo perdido de “Petróleo”, el libro póstumo en el que Pasolini estaba investigando sobre algunos asesinatos cometidos en la década de los 70. Según expertos, los datos de este capítulo conducirían hasta los verdaderos asesinos. Así lo dejó entrever DellŽUtri antes de ser interrogado, quien, a pesar de no dar detalles del texto, señaló que el capítulo daba pormenores de la muerte de Enrico Mattei, presidente de la petrolera Eni (Ente Nazionale degli Hidrocarburi), en un misterioso accidente aéreo en 1962.

De ese modo las últimas pesquisas parecían confirmar que el asesinato del poeta fue político. Desde 1972 Pasolini empezó a escribir “Petróleo”, una novela de las masacres que habría decidido su eliminación. En el capítulo titulado Lampi sull’Eni (Relámpagos sobre Eni), Pasolini indaga el caso Enrico Mattei, quien había desaparecido en un avión que explotó en el aire y que, oficialmente, fue considerado un accidente. Mattei buscaba para el país fuentes energéticas más baratas y se había enfrentado al monopolio de las “Siete Hermanas”, como él llamaba a las grandes sociedades petroleras extranjeras.  Y se da el caso que este capítulo dedicado por Pasolini al Eni desapareció misteriosamente la víspera de su muerte.

Entonces la investigación sobre el caso Pasolini llevó, además, a una nueva pista: detrás del delito estaría el hurto de los carretes de Salò, lo que obligó al poeta a filmar de nuevo las escenas durante quince días. Los ladrones, se dice, buscaron antes extorsionar al productor del filme, Alberto Grimaldi, quien se negó. Luego ofrecieron su restitución gratuita a Pasolini, quien fue a la estación Termini no para ligarse a un “muchacho de la vida”, sino para cerrar las negociaciones, cayendo en la emboscada que le costó la vida.

Recientemente en el 2015 la investigación de los carabineros del RIS (Reparto Investigaciones Científicas) reveló que fueron encontrados al menos cinco rastros genéticos masculinos distintos en los indumentos usados por Pasolini aquella noche y en otros objetos hallados en la escena del crimen, pero no se les puede dar una identidad. Rastros de DNA en la parte interna delantera del pantalón usado esa noche por Pasolini y en una plantilla dentro del Alfa Gt. Cinco pistas sin rostro y no atribuibles a ninguna de las personas que, a través de los años, han sido involucradas en la investigación del homicidio.

Seguramente el aspecto más significativo que emerge del examen es la segura presencia de otros rastros genético en la escena del delito y que, sin embargo, según el procurador adjunto, Pier Filippo Laviani y el ministerio público, Francesco Minisci, que son quienes solicitan el cierre del caso, llevarían a una investigación que no podría dar resultados futuros porque no se puede determinar si los nuevos rastros genéticos encontrados son precedentes, contemporáneos o sucesivos al homicidio Pasolini.

Y levantando el telón que parece estar por cubrir para siempre la verdad, tangibles y atemporales están ahí, habitados por el espíritu de la poesía y el amor a una tierra, el Friuli; son estos los cinco lugares del alma de Pier Paolo Pasolini.

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Pier Paolo Pasolini

Casa Colussi

En el número 163, en la esquina de una calle del pueblo de Casarsa de la Delizia, provincia de Pordenone, norte de Italia, se encuentra también, ésta en sereno mutis, una casa de color rosa pálido, de múltiples ventanas y un balcón central que observa el devenir del tiempo; mientras en el interior de sus muros, que rodena un pequeño jardín silente, se despliegan en libre vuelo las alas de la poesía. Esa casa en apariencia común, logra sin embargo arrancar sus cimientos de la tierra y levitar, flotar con raíces de viento. Es un hecho tan rotundo como dulce y tan contundente como tierno el que la eleva sobre las demás: es la casa materna de Pier Paolo Pasolini, el más discutido de los intelectuales que Italia haya tenido en el siglo XX, y también el más completo; poeta, narrador, dramaturgo, crítico literario, ensayista, guionista, periodista polémico de primer plano y gran cineasta.

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La Casa Coluissi. Cortesía del Centro Studi Pier Paolo Pasolini Casarsa della Delizia

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Escritorio de Pasolini. Cortesía del Centro Studi Pier Paolo Pasolini Casarsa della Delizia

La casa de Susanna Colussi, madre de Pier Paolo, fue el refugio de infancia y juventud del poeta. Pasolini sentía profunda adoración por su madre, al grado que su íntimo amigo, el poeta Alberto Moravia sostiene que Pasolini le confesó que uno de los motivos por los que no era capaz de estar con una mujer era porque le parecería como hacer el amor con su madre.

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Con su madre Susanna

Convertida ahora en el Centro de Estudios Pier Paolo Pasolini Casarsa de la Delizia, la casa Colussi es una fundación socio cultural cuya su misión es estudiar y promover iniciativas para recordar la memoria del poeta; es además un museo que alberga archivos y documentos históricos y donde hay continuas exposiciones, encuentros y convenciones.

Llamada “tierra de primulas y temporales”, es en Casarsa della Delizia donde Pasolini amaba transcurrir el verano. Y es ahí donde luego hospedaría la “Academiuta di Lingua Furlana”, la asociación de poetas y escritores que fundó el 8 de febrero de 1945, durante su permanencia en el cercano pueblo de Versuta, para valorizar y dar dignidad lingüística y literaria al friulano, su lengua natal. Las primeras reuniones de la “Academiuta” tienen lugar la tarde del domingo, y es Pasolini quien, gracias a su natural elocuencia, modera los encuentros. A la lectura de los versos, escritos por los jóvenes académicos y por el propio Pier Paolo, siguen agradables debates y la música de la violinista eslovena Pina Kalc, con quien estrecharía una especial amistad. Pina alimenta un ferviente amor por Pier Paolo, quien, aún conflictuado por su inclinación homosexual, no podrá corresponderle. En 1945 sale a la luz el “Stroligut” núm. 1, primera publicación de la “Academiuta” con el lema “Oh pequeño cristiano friulano, lleno de antigua salud”.

En 1949 se verifica el incidente que daría el giro a la vida de Pasolini. En Casarsa es acusado de haber acosado a algunos de sus alumnos durante una fiesta. Pasolini no desmiente del todo la acusación; admite que en estado de ebriedad pudo haber manifestado deseos de experiencias eróticas, estimulado en ese momento por las lecturas del escritor francés André Gide, pero niega que haya ejercido violencia contra los jóvenes.

El proceso durará tres años y se concluirá con la absolución por falta de pruebas en su contra, pero esto no lo salva de la expulsión del Partido Comunista por “indignidad moral”, un duro golpe para Pasolini que se había adherido en 1947. Al improviso se encuentra sin trabajo y sin poder seguir su militancia política dentro el PC. Así, adolorado por dejar su tierra, en 1950 se muda a Roma con su madre, iniciando así su incursión en el mundo del arte cinematográfico.

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Estación ferroviaria de Casarsa. Cortesía del Centro Studi Pier Paolo Pasolini Casarsa della Delizia

Y así pareció hablar el poeta Pasolini mientras el viejo tren lo alejaba lento de su pueblo que lo había injustamente acusado y abandonado: “¡Ahí te dejo Casarsa! Abandonado en la memoria a consumirte, y en la lejanía a resplandecer, yo de ti me acuerdo, sin pena, sin esperanza…” (“La mejor juventud”).

El río Tagliamento. Las aguas poéticas de Pasolini

El río Tagliamento fue otro importante escenario de los años de juventud de Pasolini, quien fascinado por el paisaje, amaba transcurrir ahí las tardes de verano. Este espectacular curso de agua de 170 km de longitud fue recurrente fuente de inspiración de sus obras poéticas y de prosa.

Al llegar a Tolmezzo, en el norte de la provincia de Udine, cruzamos un larguísimo puente sobre la rambla del río Tagliamento, donde tórridas corrientes de agua azul turquesa discurren como linfa en las venas en un brazo gigantesco. Desde el puente, el río, ya sosegado, ha dejado atrás los tramos más salvajes y veloces.

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El río Tagliamento

Bajamos del puente y nos internamos por senderos de arena y árboles sutiles cuyas hojas suenan musicales por el soplo del viento que a su paso, al acariciar las aguas, las hace vibrar y se levantan notas de suave brisa. Es como una sinfonía acompasada por el sonido de las piedras al pisarlas. Sí, estamos caminamos entre las tan amadas piedras del poeta.

Lo que a simple vista parece un enorme desierto de grava es en realidad un ecosistema muy dinámico y el río más importante de la región de Friuli-Venecia-Julia y punto de referencia para los científicos en relación a la calidad de las aguas fluviales en la Unión Europea. El Tagliamento nace a 1200 m de altitud en los Alpes, al noroeste del país, en la región Véneto y desemboca en el mar Adriático, entre las localidades de Venecia y Trieste. De cauce irregular, una de las características es que se trata de un río anastomosado, esto es, de gran anchura con numerosas islas de pequeño tamaño colonizadas por la vegetación en el período entre inundaciones.

Andando lento por esa larga extensión, bajo un cielo denso, entre morado y negro que se desborda en néctar de frágil lluvia, la soledad de nuestros pasos va en buena compañía. En cada alba piedra que pisamos parece resonar el eco de los pasos meditabundos de Pier Paolo que vagan aún por ahí, infinitos.

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Pasolini en el Tagliamento

Libre, desenfrenada, siempre a contracorriente era la vida de Pasolini y el Tagliamento es como una metáfora de su ser. Son la anchura del cauce y la gran cantidad de piedras de muy distintos tamaños que lo conforman los indicadores de que en el Tagliamento sucede algo especial, diferente: es el único río en todos los Alpes y uno de los pocos de Europa que no está regulado. Gracias a ello, en su cauce medio conserva anchuras poco frecuentes en los ríos europeos y presenta una singular morfología de canales trenzados. Por ello y por lo que representa en cuanto a grado de naturalidad y continuidad del ecosistema fluvial, es conocido como el rey de los ríos alpinos.

Su existencia, tal como se conoce hoy, es una afortunada anomalía, ya que a lo largo del siglo XX ha habido diversos proyectos de represamiento que no han fructificado, en parte por la dificultad de manejo de la gran cantidad de sedimentos que el río lleva y, más recientemente, también por la presión de entidades conservacionistas que han luchado por conservar el alto grado de naturalidad del que consideran el río más bonito de Italia y auténtica joya geográfica y biológica de la Europa alpina.

Versuta

Superada la Logia, a la izquierda, una calle entre campos y caseríos nos conduce a Versuta, donde Pasolini y su madre se refugiaron durante la invasión alemana en la Segunda Guerra Mundial.

En el otoño de 1943 Pasolini renta un cuarto en la casa de la familia Bazzana, residente en Versuta, previendo la invasión alemana. Se muda con su madre el 16 de octubre de 1944 usando una carreta de madera.

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Casa Bazzana. Cortesía del Centro Studi Pier Paolo Pasolini Casarsa della Delizia

“Comenzó así muestro éxodo de Casarsa a V., donde yo desde octubre del ’43, había rentado una especie de granero, que ya había dado refugio a mis libros. […] Al final, escapados el memorable enfrentamiento de los primeros de octubre, y justo por esto, decidimos sin más partir de Casarsa; yo transporté todo aquello que pude con una carreta de Casarsa a V., a través de los campos perfumados que fluyen, bajo aquel cielo… El dieciséis del mes mi madre y yo ingresamos a V., con todo nuestro lenguaje familiar, nuestro orgullo aún sin agrietarse: un orgullo que tenía tradiciones de afectos, de generosidad totalmente laicas pero no por esto menos sacras para nosotros”. P.P. Pasolini, de Quaderni rossi (1947), ahora en Romanzi e racconti, Milán, 1998, vol. II, pp. 146-147

En esos días difíciles del conflicto bélico los jóvenes de Versuta no pueden ir al colegio y Pier Paolo y Susanna, maestra de profesión, deciden improvisar una escuela en los mismos cuartos por ellos habitados.

“Yo vivía en la casa de los B. (dos jóvenes esposos con dos hijitos) con quienes había rentado una recámara desde finales del otoño del 1943, enseguida del armisticio, previniendo no tanto la gravedad de los bombardeos como la de la retirada alemana; pero no nos establecimos ahí sino hasta el octubre del siguiente año. Veinte días después comenzamos a dar clases a los muchachos de Versuta, dos docenas en total. Yo tenía de nueve a doce estudiantes (los más grandes), entre los cuales Gianni, evacuado con sus padres de Castiglione, en nuestra misma casa, y daba mis clases en el pobre cuarto que nos servía como cocina y dormitorio. No creo haberme nunca comportado con tanta dedicación como lo hice con esos chiquillos, que además me eran muy gratos por esto; los inicié en una especie de jerga, de clan, hecho de revelaciones poéticas y de sugerencias molares quizá demasiado desprejuiciadas: terminé divirtiéndome sumamente incluso durante las lecciones de gramática. Por no hablar luego del recíproco entusiasmo por las lecturas de poesía; me arriesgué a enseñarles, y las entendieron muy bien, líricas de Ungaretti, de Montale, de Betocchi”. P.P. Pasolini, Atti impuri (1947-50), póstumo (1982), ahora en Romanzi e racconti, Milán, 1998, vol. II, pp. 25-26.

Además, en la cercana campiña había un caserío (cuarto utilizado por los campesinos para guardar sus herramientas de trabajo) y cuando el clima lo permite, lo utilizan como aula didáctica. La experiencia didáctica de Versuta dura todo 1947.

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El caserío de Versuta. Cortesía del Centro Studi Pier Paolo Pasolini Casarsa della Delizia

“Cuando llegó la estación cálida (eran los últimos días de marzo: tengo frente a los ojos los duraznos y las almendras de los S. que mantenían su escarlata y su candor por encima del verde apenas visible) fuimos a dar clases en aquel caserío entre los campos […]. Era muy pequeño y con trabajo cabíamos; pero frecuentemente salíamos al pasto y nos sentábamos bajo los dos enormes pinos acariciados por el viento. Ahora me parece todo perfecto de esa estación: también los bombardeos […]. Me parece que esos días fueran siempre serenos, dulcemente celestes)”. P.P. Pasolini, Atti impuri (1947-50), póstumo (1982), ahora en Romanzi e racconti, Milán, 1998, vol. II, p. 26

En Versuta se encuentra la iglesia de San Antonio Abate no posterior a la mitad del siglo XIV pero que surge sobre un basamento más antiguo, probablemente de los siglos X-XI. En las paredes derechas hay unos frescos que representan la vida de Santa Úrsula, de Santa Catalina y del Salvador en Gloria entre los Santos y se atribuyen a un artista de la escuela de Vitale de Bologna y Tommaso de Modena, que operó entre 1370 y 1380.

Muchos de estos frescos durantre la permanencia de Pasolini en Versuta permanecían ocultos  por una gruesa capa de cobertura y Pasolini y sus alumnos lograron sacar de nuevo a la luz las obras de arte del siglo XIV, fregando con cebollas el yeso de los muros como le aconsejó Federico De Rocco, pintor amigo suyo.

Al externo de la iglesia hay una fuente que, como símbolo de la poesía de Pasolini, presenta una estructura en paralelepípedo realizada en ladrillos y con piedras de su amado río Tagliamento. Un estilóbato de mármol tiene grabadas las siguientes palabras: en la parte superior “Juventud” y en los dos frentes “La mejor” y “La nueva”, en honor a las dos obras poéticas de Pasolini.

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Fuente de Versuta e Iglesia de San Antonio Abate. Cortesía del Centro Studi Pier Paolo Pasolini Casarsa della Delizia

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Fuente de Versuta

“Fuente de agua de mi pueblo. No hay agua más fresca que en mi pueblo. Fuente de rústico amor”. PPP.

Logia de San Giovanni

Cuando Pasolini adhiere al Partido Comunista Italiano inicia a colaborar con el semanal del partido Lotta e lavoro (Lucha y trabajo) y expone sus murales manifiestos en la Logia de San Govanni de Casarsa entre la primavera y el verano de 1948. Se trata de temas polémico de política, escritos en italiano y en friulano, lo cual le procura muchas enemistades en un ambiente predominantemente católico y democristiano. Parte de los manifiestos se conservan expuestos en el archivo de Casarsa.

Para los intelectuales comunistas de la época que identifican la lengua italiana con la visión del realismo socialista, el uso que Pasolini hace de la lengua local en los manifiestos representa por sí mismo un escándalo.

Fue el único período de activa militancia política de su vida y le pusieron rápido fin las violentas polémicas ideológicas y personales en su contra.

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Logia San Giovanni. Cortesía del Centro Studi Pier Paolo Pasolini Casarsa della Delizia

“Más allá de la estación, recorrida la larga y escuálida vía del lenguaje franco que une los dos pueblos, se entra en San Giovanni. ¡Qué alegría, si no siempre expresada, cierto siempre suspendida en el aire de San Giovanni! ¡Qué continua posibilidad de afortunados encuentros con compañías propensas a las más cálidas camaraderías! Hay ciertas tardes de verano en las que, luego de haber atravesado tres o cuatro pueblos en bicicleta sucede que se pasa por San Giovanni y se siente toda su serena extensión de luces, de cantos a media voz, de ruidos perdidos en sus vibrantes resonancias dentro una atmosfera de polvos, de rocío, el genio del verano paisano”. P.P. Pasolini, I parlanti, “Botteghe oscure”, 1951, ahora en  Romanzi e racconti, Milán, 1998, vol. II, p. 182.

Las calles de la plaza de San Giovanni son los escenarios reales de la vicisitudes narradas en Romans, breve novela friulana incompleta, y en Il sogno di una cosa, tercer experimento narrativo escrito en los años 1948-1950 y que llegó a la imprenta en 1962. Durante estos años y en estos lugares nacen otras dos novelas de Pasolini ambientadas en el Friuli, entre 1947 y 1950 Atti impuri y Amado mio, obras póstumas. Las célebres páginas de Quaderni rossi fueron escritas entre 1946 y 1947, primer trabajo en prosa donde se alternan autobiográficos recuerdos de infancia escritos en primera persona.

Iglesia de Santa Cruz

“Hemos perdido antes que todo un poeta y poetas no hay tantos en el mundo; nacen solamente tres o cuatro en un siglo. ¡El poeta debería ser sagrado!”. Es el 6 de noviembre de 1975, retumba en la bóveda de la Iglesia de Santa Cruz la voz del poeta Alberto Moravia que enérgico lanza esta sentencia durante los funerales de Pasolini, mientras una multitud se congrega y hace interminable fila para pasar alrededor del féretro desbordante de flores y despedir al poeta.

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Funeral de Pasolini en la Iglesia de Santa Cruz. Cortesía del Centro Studi Pier Paolo Pasolini Casarsa della Delizia

“En el fondo tu Pier Paolo, mamá, ha siempre vivido con la muerte dentro, se la llevó por el mundo con él mismo como su cruz de emigrante, como su carga fatal. Y ahora que la alcanza, es mejor que regrese también él a casa. Es mejor que el silencio descienda sobre aquella noche. Aquella tu muerte del dos de noviembre, Pier Paolo: parecía sentir a los muertos muertos otra vez, mis muertos muertos de nuevo, tu hermano de nuevo asesinado; parecía masticar cenizas de muertos y fango entre los dientes; parecía que la muerte saliera de cada esquina: Roma estaba toda sucia… Y tú que llevabas sobre tu entero cuerpo los signos de un horrendo y absurdo ecce homo contrapuesto a Cristo… tú quedaste en el infierno como el más repulsivo desecho de la santa capital. Pero tú no tenías culpa, tú gritabas la culpa en tu cuerpo linchado, como hijo de la misma culpa; tú, antes, loca encarnación de la grandeza y la miseria y ahora símbolo de la muerte ya para siempre profanada”. David Maria Turoldo (oración fúnebre publicada con el título de Chiediamo scusa di esistere –Pedimos perdón por existir– en el volumen Pasolini in Friuli, ed. Corriere del Friuli en colaboración con el Ayuntamiento de Casarsa della Delizia, Arti Grafiche Friulane, Udine 1976, pp. 67-70).

De fachada enriquecida con arcos y puerta rectangular enmarcada en piedra, la Iglesia de Santa Cruz, situada en Casarsa, está decorada con frescos del pintor friulano Pomponio Amalteo, nacido en 1505, y es emblemática por contener al interno, como forma de agradecimiento, una lápida que recuerda la invasión de los turcos en 1499, de la cual Casarsa se salvó.

Pasolini se inspiró en esta lápida para escribir el drama teatral I Turcs tal Friûl durante el dramático curso de la guerra.

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Lápida conmemorativa de los Turcos. Cortesía del Centro Studi Pier Paolo Pasolini Casarsa della Delizia

Entre laureles y piedras del Tagliamento la tumba de Pasolini. Cementerio de Casarsa

“La muerte no está en no poder comunicar, sino en el no poder ser ya comprendidos”. PPP

En el cementerio de Casarsa se encuentra sepultada toda la familia Pasolini: el padre, Carlo Alberto Pasolini, fallecido en 1958 en Roma, donde recientemente en aquel entonces se había reunido con el hijo para tratar de sanar la relación luego de un período de penosa soledad marcada por el alcoholismo; su hermano, Guido Alberto, asesinado a manos de partisanos esloveno en 1945, que reposa junto a otros partisanos de Casarsa caídos durante la Resistencia.

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Tumba de Pier Paolo Pasolini y Susanna Colussi en el Cementerio de Casarsa. Cortesía del Centro Studi Pier Paolo Pasolini Casarsa della Delizia

Pasolini se encuentra sepultado junto a su madre Susanna, en una especie de única isla verde, para resaltar aún más el íntimo y profundo lazo que los unía en vida. Es aquí frente a su tumba coronada por una planta de laurel y sin epitafio, acompañada por una audaz prímula que se resiste a marchitar, luego de haber florecido en primavera, para llegar primera a Pier Paolo, que concluimos el viaje siguiendo las huellas de un poeta.

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Tumba de Pasolini

Y al caer el telón, allí adentro, en los lugares del alma de Pier Paolo Pasolini queda atrapado el espíritu de la poesía y se respira el aire enrarecido de lluvia y prímulas; mientras allá afuera, en el mundo, parece quedar así, inconcluso, el último acto del Asesinato de un Poeta. De nuevo mutis.

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