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El espejo de nuestra indignidad: la ENADIS 2022 (2/2)

Entre 2017 y 2022 aumentó la prevalencia de la discriminación, sobre todo para las mujeres. La exclusión y la negación de derechos para los grupos más vulnerables no solo siguen presentes, sino que son una dura realidad, en algunos tipos aún más presente ahora, y que no se erradicará solo insistiendo en que la discriminación es cosa del pasado. Este es uno de los mensajes más claros de la nueva Encuesta Nacional sorbe Discriminación (ENADIS), del INEGI.

Escrito por:  Enrique Provencio D.

Si se ve por grupos, la mayor prevalencia de discriminación en ese periodo fue determinada como estadísticamente significativa para los indígenas, las personas con discapacidad, adolescentes y jóvenes, mujeres, trabajadoras del hogar, y en general para la población de 18 años y más. Solo para el caso de la diversidad religiosa se registró una reducción de la discriminación, de 32.9 a 28.6 por ciento.

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Si se mira por los motivos, según la nueva ENADIS, la mayor prevalencia se declaró más por la condición de ser mujer u hombre, pero menos por la edad, el lugar de vivienda y las creencias religiosas. En cuanto derechos, se registró una mayor negación injustificada en la recepción de apoyos de programas sociales, y de crédito a vivienda y préstamos, y de acceso a establecimientos mercantiles, pero, afortunadamente, una menor negación a la atención médica o las medicinas. Entre 20117 y 2022 la población de 18 años y más que manifestó que le fue negado alguno de sus derechos bajó de 23.7 a 20.5 por ciento.

Ahora bien, la nueva ENADIS también refleja una sociedad más tolerante, con menos prejuicios hacia los jóvenes,  las personas con discapacidades y las demás religiones, contra el estereotipo de que los pobres trabajan menos o que a los extranjeros hay que negarles el trabajo, entre otras actitudes que aunque siguen teniendo una elevada carga negativa, se redujeron en el quinquenio que medió entre 2017 y 2022.   También se registra una mayor aceptación de derechos y de medidas a favor de la igualdad, incluyendo algunas favorables a la diversidad sexual.

El reconocimiento de los derechos y sobre todo la inclusión en los programas públicos,  tiene sin duda un efecto estructural en la igualdad y la superación de la pobreza. Las malas condiciones laborales, como trabajar sin contrato y sin prestaciones o sin seguridad social; las dificultades de acceso a las instituciones y los servicios de salud; el rezago en los aprendizajes, comenzando por la educación básica, entre otras expresiones de la exclusión, están afectando desproporcionadamente más a los grupos con mayor discriminación, reproduciendo así las trampas y círculos de pobreza y desigualdad. Por estas y otras razones la reducción de la discriminación es tanto una urgencia de desarrollo como también del cumplimiento y ejercicio de los derechos.

Es necesario que como sociedad tengamos claro que, a pesar de todos los esfuerzos que se han hecho, en algunos aspectos clave no estamos reduciendo la discriminación, y que emprendamos un ejercicio colectivo para esclarecer mejor las razones de esta realidad, de esta falla o retraso en el propósito común de prevenir y erradicarla. En 14 entidades federativas se registró un incremento, y en el resto la prevalencia permaneció sin cambios, como lo consigna el cuadro 1 del comunicado del INEGI en el que se dieron a conocer los resultados de esta nueva encuesta. A partir de la información que nos proporciona la ENADIS 2022 disponemos de más y mejores elementos para enfrentar con mayor fuerza la discriminación, y, sobre todo, para atacar las razones estructurales que la mantienen y que reproducen las desigualdades y la exclusión.

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