El 7 de mayo se cumplieron 30 días de prisión del ex presidente Lula. Se le concedió por primera vez recibir la visita de amigos. Tuve el honor de ser el primero en encontrarlo, por la amistad de más de 30 años y por la comunión en la misma Causa: la Liberación de los empobrecidos, y también para reforzar la dimensión espiritual de la vida. Cumplí el precepto evangélico: “estaba preso y me visitaste”
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