Hoy en día, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para estabilizar la temperatura global y prevenir los peores efectos del cambio climático es un imperativo que difícil de refutar. La producción y el uso de energías fósiles es la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial[1]. Estas emisiones de dióxido de carbono han aumentado anualmente, en promedio, 1.3% en los últimos años, lo cual ensanchado la brecha entre las emisiones y las metas para lograr su reducción.[2] La transición de sociedades dependientes de combustibles fósiles a sociedades impulsadas por energías renovables actualmente no es sólo es indispensable, sino urgente. Por eso, debe llevarse a cabo lo más extensiva y rápidamente posible en todo el mundo.
Sigue a la autora, Magdalena Sepúlveda Carmona, en Twitter @Magda_Sepul
Sigue a la autora, Alejandra Lozano Rubello, en Twitter @Aleja_LozanoR
Sin embargo, este cambio estructural presenta retos y oportunidades para los derechos humanos, particularmente para las desigualdades de género, que hay que considerar con el fin de asegurar que la transición energética no refuerce o reproduzca los patrones de abuso generados por las políticas y las industrias extractivistas. Los Estados deben promover transiciones que coloquen la igualdad de género en el centro de las políticas y acciones para combatir el cambio climático y lograr que se aproveche el enorme potencial de las energías renovables para transformar nuestros sistemas económicos y políticos en favor de esquemas de mayor igualdad en los cuales se avance hacia la realización de los derechos de las mujeres.
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Actualmente, diversos foros en el ámbito internacional han tratado la importancia de incorporar los principios y estándares de igualdad de género como parte integral de las soluciones para hacer frente a la crisis climática. La Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible establece la importancia de promover la igualdad de género y de combatir el cambio climático como parte de sus objetivos para lograr el desarrollo sostenible. Asimismo, en el marco de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático distintas organizaciones sociales que componen la coalición de mujeres y género impulsaron la adopción del Plan de Acción de Género y Cambio Climático, mismo que se renovó y fortaleció durante la última edición de la Conferencia, que tuvo lugar en Madrid, España, en diciembre de 2019.
A pesar de que la igualdad de género está presente en la agenda internacional relativa al cambio climático, una asignatura aún pendiente es cómo asegurar que las políticas de energía renovable tengan presente los derechos de las mujeres como parte integral de la transformación hacia economías sostenibles y bajas en carbono.
En muchas ocasiones nos encontramos que megaproyectos de energías renovables tienen repercusiones negativas en los derechos humanos de las comunidades locales, con un impacto diferenciado y desproporcional en mujeres y niñas. La mayoría de las denuncias de abusos de derechos humanos relacionadas con el sector de energías renovables se ubica justamente en países en vías de desarrollo e incluye casos de amenazas e intimidaciones a defensores y defensoras de derechos humanos, apropiaciones de tierras, violaciones a derechos laborales, restricciones al acceso a las energías verdes por parte de comunidades locales—que en muchas ocasiones son poblaciones rurales de bajos recursos—, así como impactos negativos en la vida e integridad de pueblos y comunidades indígenas.[3]
Los efectos adversos afectan a comunidades enteras, pero dentro de éstas, especial y desproporcionadamente, a las mujeres y a las niñas, a quienes el desarrollo de los proyectos energéticos les afecta doblemente, al no haber consideraciones de salvaguarda de derechos humanos y al prevalecer condiciones estructurales de desigualdad de género.
Por ejemplo, en comunidades rurales y de bajo ingreso, las mujeres no suelen ser dueñas de los títulos de propiedad de sus tierras y territorios, lo que las coloca en condiciones de mayor vulnerabilidad cuando las tierras donde habitan se utilizan para el desarrollo de proyectos de energía verde. Ellas difícilmente son consultadas en el proceso o son beneficiadas en transacciones de compra y renta de sus territorios.
Asimismo, debido a los roles y estereotipos negativos de género, las mujeres tienden a llevar la mayor carga de trabajo en labores domésticas y de cuidados no remuneradas, y por ello dependen en mayor medida que los hombres, del acceso sin restricciones a sus tierras y recursos naturales para asegurar su vivienda, alimentación y otros medios de subsistencia esenciales para sus familias y para sí mismas.
Las mujeres además tienen un papel prioritario en la sostenibilidad energética de los hogares, en la conservación y defensa de sus tierras y territorios y en la formulación de medidas para impulsar el desarrollo sostenible, sin embargo, debido a las condiciones estructurales de desigualdad, a menudo enfrentan obstáculos para poder ejercer sus derechos y participar en los procesos de toma de decisión colectiva.
Por ello, para lograr transiciones energéticas justas, es indispensable garantizar políticas energéticas con perspectiva de género que respeten los derechos humanos a lo largo de toda la cadena de valor de las energías renovables: en su diseño, desarrollo y puesta en marcha. Para lograr este objetivo es indispensable que las mujeres afectadas por los proyectos, así como las organizaciones feministas y de derechos de mujeres que las representan, tengan una participación efectiva en el diseño e implementación de política energética.
Finalmente, es necesario también explorar las alternativas a los modelos energéticos, que hasta ahora han privilegiado las ganancias económicas sobre las consideraciones sociales y ambientales. La descentralización de la provisión de energía a través de cooperativas y sistemas de gobernanza local liderados por las propias comunidades y asambleas vecinales han demostrado ser muy efectivas para enfrentar los retos que representa la desigualdad de género, la erradicación de la pobreza y la crisis climática. Estos modelos, han demostrado no solo crear más oportunidades de empleo, sino que también han permitido una participación significativa de las comunidades locales, mayor rendición de cuentas y atención a las necesidades de las poblaciones más desventajadas. Ejemplos de éxito se hayan en diversas comunidades en países del Norte y del Sur Global con resultados muy prometedores.[4]
La necesaria transición hacia economías bajas en carbono representa una oportunidad única para construir nuevas aproximaciones y modelos para repensar las energías renovables con base en los derechos humanos y con perspectiva de género.
La Dra. Magdalena Sepúlveda es la Directora Ejecutiva de la Iniciativa Global por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (GI-ESCR por sus siglas en inglés) y la Antigua Relatora de Naciones Unidas para la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos @Magda_Sepul
Alejandra Lozano Rubello, es oficial de programa en materia de derechos económicos, sociales y culturales e igualdad de género, en la Iniciativa Global por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales @Aleja_LozanoR
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[1] International Energy Agency, World Energy Outlook 2019 (Paris, 2019)
[2] International Renewable Energy Agency, Global Energy Transformation: A Road Map to 2050 (Abu Dhabi, 2018), p. 10
[3]Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos (CIDH), Indice de energía renovable y derechos humanos: resultado de los sectores eólico y solar, (2019), pag. 4, disponible en: https://media.business-humanrights.org/media/documents/files/%C3%8DNDICE_DE_ENERG%C3%8DA_RENOVABLE_Y_DERECHOS_HUMANOS_2020.pdf
[4]ILO, Providing Clean Energy and Energy Access to Cooperatives, (2013). Available at: https://www.uncclearn.org/sites/default/files/inventory/ilo55.pdf; Lédée, Rosalie, Women and Energy: can renewable energy communities contribute to the empowerment of women?, Energy Cities: The European Association of cities in the energy transition (2019). Disponbible en: https://energy-cities.eu/women-and-energy/; Consultar también Energy Democracy Alliance.Disponible en https://energy-democracy.net/
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