México Social agradece al Doctor David Kershenobich la coordinación de los contenidos de esta edición
El hígado ha estado ligado desde centenares de siglos atrás con aspectos religiosos, mágicos y científicos, a veces con pasión desbordada. Esto se debe en parte a su gran capacidad de regeneración y al gran número de funciones metabólicas que lleva a cabo, muchas de ellas vitales. Aun en esta época de grandes avances tecnológicos no estamos en capacidad de diseñar un instrumento que duplique todas las funciones enzimáticas y químicas del hígado, mucho menos con la precisión de éste para llevarlas a cabo, involucrando quizá millones de interacciones cada minuto a nivel celular.
La labor del hígado es callada. Cuando es requerido trabaja tiempos extra, no se queja y por eso frecuentemente transcurren años de tolerancia a diversos insultos, llámense virus, alcohol, autoinmunidad, trastornos metabólicos, hasta que en algún momento el daño es irreversible y la enfermedad hepática se vuelve crónica y progresiva.
El impacto de las enfermedades hepáticas es muy alto a nivel global, personal y familiar. Es un importante problema de salud epidemiológico: en adultos es la tercera causa de mortalidad en el país, en las edades más productivas; el alcoholismo, por ejemplo, afecta a adolescentes y repercute años después; y la exposición a los virus de la hepatitis B y C, de la misma manera, puede ser silenciosa por varias décadas, pero el resultado final es fibrosis, cirrosis o cáncer de hígado. De ello se tratan los temas expuestos en este número, y, más allá del análisis médico, se ofrece al lector una perspectiva social: reconocer y tratar estas enfermedades es importante, prevenirlas lo es aún más.
El conocimiento científico de las enfermedades hepáticas se apoya en la observación y el análisis cuidadoso de los pacientes, en la experimentación clínica y de laboratorio, y en muchas ocasiones modelaje de las enfermedades. Las últimas décadas han sido un periodo muy interesante, las evidencias han surgido casi en cascada, modificando conceptos que han transformado la historia natural de las enfermedades del hígado: la adopción del trasplante hepático como una opción terapéutica para enfermos con cirrosis hepática avanzada es ya una realidad en nuestro país; el tratamiento de la hepatitis C con nuevos agentes antivirales directos en la medida que se aprueben estos nuevos medicamentos en México pronto será una opción; se reconoce la importancia que la nutrición tiene en la génesis de algunas de las complicaciones de la cirrosis hepática y de la necesidad de que la misma sea equilibrada.
Es un gran reto la aplicación de estos nuevos conocimientos a la práctica clínica en el día a día, y para ello es necesaria la educación médica continua tanto de profesionales de la salud como de pacientes. El cambio es constante. Esta diseminación de la educación es importante que se traduzca en acciones de los médicos y de los pacientes que contribuyan a mejorar su salud para fortalecer el compromiso de las autoridades de facilitar el acceso a las innovaciones diagnósticas y terapéuticas.
David Kershenobich Stalnikowitz
Director General del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán
La fábrica química del organismo Concepción Gutiérrez |
Manejo nutricio del paciente hepático María del Pilar Milke / Lorena Stoopen |
Consumo de alcohol: un riesgo elevado Gabriela Gutiérrez |
Hepatitis C: retos y perspectivas Francisco Sánchez |
Antivirales directos: una nueva era Linda Muñoz |
Cirrosis hepática David Kershenobich |
Hepatotoxicidad Ruby Chirino |
Epidemia del Siglo XXI Aldo Torre |
Transplante hepático: una operación real Mario Vilatobá / Alan Contreras |
Prevención y tratamiento oportuno Enrique Wolpert / Luz María Aguilar |