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Entre la necesidad, el saber y la fe

por Save the Children

Históricamente, la partera tradicional (I) ha brindado un servicio importante para la atención de las mujeres durante el embarazo, parto, puerperio y la atención de recién nacidos. Sus prácticas se derivan de construcciones sociales, culturales y religiosas establecidas antes de la llegada de la medicina occidental y responden a una forma holística de entender la vida (II). Sin embargo, aún existen prácticas que ponen en riesgo la salud materna, sobre todo las que tienen que ver con las condiciones higiénicas y seguras para el recién nacido y la mujer durante el postparto


En un estudio realizado por Save the Children en 2013 en dos municipios de los Altos de Chiapas se encontró que más del 90% de las mujeres entrevistadas dieron a luz en su hogar con la ayuda de parteras tradicionales (IV). De acuerdo con la costumbre de la región, el parto se lleva a cabo con una serie de preparaciones que incluyen la adecuación del espacio y la preparación de comida y baño para la mujer. Es un momento en el que el nacimiento se da rodeado de los familiares cercanos.

Al no contar con servicios de salud de calidad, la partera tradicional se vuelve la única alternativa para atender el parto, brindando un servicio local que no implica mayor gasto y tiempo en traslados, que se da en la lengua de origen y en un ambiente de calidez y confianza hacia la mujer.

Por otro lado, prevalecen serias barreras en la atención a la salud materna que se brinda por los servicios de salud en Chiapas y en varias regiones de México. Un ejemplo son los casos frecuentes de emergencias obstétricas donde la práctica común para asegurar la supervivencia de la madre y del bebé suele ser la intervención Quirúrgica (V). Asimismo, pese a la existencia de lineamientos nacionales, la separación del recién nacido de la madre es muy frecuente en todo el país. Esto tiene implicaciones de gravedad al excluir a los y las recién nacidos de los beneficios que aporta la lactancia materna durante la primer hora de vida (VI).

Las comunidades indígenas de los Altos de Chiapas consideran los conocimientos de la partera como un don divino. Las mujeres que la llevan a cabo reciben la señal, primero atendiendo su propio parto y en algunos casos provienen de generaciones de parteras que les fueron pasando sus conocimientos; tienen entre 20 y 50 años de experiencia y en su mayoría no saben leer o escribir. Suelen ser muy respetadas por su comunidad y a veces incluso por otros municipios.

Además de la atención brindada durante el embarazo, parto y puerperio, suelen atender otros problemas de salud en la comunidad, y son consideradas líderes naturales. La construcción de su saber médico en la atención que prestan se debe a los años de experiencia, así como a su trayectoria de casos exitosos y a la confianza, fe y proximidad que establecen con las mujeres y la familia (VII).

Atención prenatal

Los cuidados prenatales son las acciones de salud que se deben adoptar para tener un embarazo exitoso tanto para la madre como para el desarrollo del bebé (VIII); y generalmente se llevan a cabo en establecimientos de salud basados en un esquema de revisiones mensuales. Este tipo de acompañamiento también es brindado por parteras tradicionales aunque no es reconocido en el sistema de salud.

Las parteras visitan a las mujeres en sus hogares una o dos veces por semana, lo cual es mucho más conveniente y económico; como retribución, sólo se les tiene que ofrecer algo de comer y beber. Las visitas inician cuando la mujer se da cuenta que está embarazada, lo que generalmente ocurre alrededor de los cuatro a seis meses de gestación, esto es, una vez que se termina el primer trimestre, el cual es crítico para el desarrollo adecuado del bebé.

La preferencia de recibir atención por las parteras radica en que en los servicios de salud muchas veces están lejos, no cuentan con personal suficiente o que hable la lengua. A su vez, es una práctica no reconocida que los profesionales de salud aconsejen a la mujer visitar a la partera para ayudar a poner al bebé en posición adecuada. Esto indica que hay colaboración que puede ser escalada para crear una red que promueva y vigile la salud materno-infantil a nivel comunitario.

La mayoría de las parteras no proveen ningún tipo de consejería en salud materna e infantil más allá de seguir con la alimentación habitual y evitar realizar tareas pesadas. En casos donde la partera determina que algo no está bien, ellas mismas aconsejan visitar al médico: “Yo les digo a las mujeres si están pálidas o ya no comen que vayan a la clínica a pedir sus vitaminas, sus medicinas… saber si van”, partera indígena, San Juan Chamula.

El momento del parto y puerperio

Una vez que llegan las señales de inicio de parto, el acompañamiento de la familia es muy importante y es algo que las mujeres mencionan como una experiencia positiva que ayuda a calmar a la mujer durante el parto.

Cuando el momento del alumbramiento se aproxima, la partera masajea el vientre de la mujer hasta que la placenta es expulsada y cuando ya no es percibido ningún latido y se rompe el vínculo con la madre el cordón umbilical es cortado con tijeras limpias (IX) y suele envolverse en un trapo o con vendas. En este proceso existen varios puntos críticos que exponen a la mujer y al niño a múltiples riesgos a la salud, infecciones y mal control de temperatura, principalmente.

Las complicaciones que puedan presentarse durante el parto son normalmente atendidas por las parteras, sin la intervención de médicos u hospitales. La elección de trasladar a la madre al hospital en caso de que hubiera complicaciones quedaría en manos de la partera y la familia (X).

El parto es celebrado tradicionalmente con comida y pox (XI) con la familia y la partera. La placenta debe ser enterrada en algún lugar de la casa y la tierra que la cubre debe estar bien compactada o el bebé llorará mucho. El acompañamiento de la partera termina con dos o tres visitas posteriores al parto para asegurarse de la recuperación de la mujer.

Ciudados del recién nacido

La atención del recién nacido por parte de la partera culmina con el nacimiento; la mayoría de ellas reportó no estar preparada para dar atención en casos que el recién nacido presente alguna complicación. El éxito de su labor se mide en términos de la supervivencia de la madre, mas no del bebé.

Si bien todas las parteras entrevistadas reportaron que ninguna mujer había fallecido durante los partos que habían asistido, sí hubo casos en donde el bebé nació muerto o falleció los primeros días de vida. Datos oficiales confirman que en Chiapas, alrededor del 25% de los nacimientos no son registrados (XII).

Por otra parte, la importancia del calostro los primeros días de vida no es de conocimiento general y el darlo al recién nacido no es una práctica universal en estas regiones. Algunas parteras reconocen su valor, pero también existen creencias sobre efectos negativos, por lo que a veces se recomienda a la mujer tirarlo en la tierra hasta que su leche tenga un mejor aspecto. Otras ponen al bebé al pecho inmediatamente después del parto sin dar cuenta del aspecto de la primera leche. Lo hacen porque les ayuda a facilitar la expulsión de la placenta.

La vinculación con los servicios de salud

Actualmente los servicios de salud han ganado terreno mas no confianza en la atención del embarazo, parto y puerperio en comunidades indígenas. En el estado han establecido colaboración con redes de parteras tradicionales a las cuales se les ofrece capacitación, insumos y espacios para realizar de manera conjunta la atención integral a la mujer embarazada. No todas las parteras acceden a este tipo de colaboración (XIII), pues reportan que este acercamiento entre ellas y los servicios de salud pone en riesgo su posición en las comunidades. Esto, por la percepción que prevalece sobre los hospitales como lugares en los que aumenta el riesgo de morir o de ser intervenidas quirúrgicamente y en los que la recuperación después del parto es lenta y dolorosa.

Conclusiones

Independientemente de la alta tasa de supervivencia del parto con parteras tradicionales, aún existen prácticas que ponen en riesgo la salud materna, sobre todo aquellas que tienen que ver con las condiciones higiénicas y seguras para el recién nacido y la mujer durante el postparto. La inclusión de las parteras como personal calificado en el sistema de salud; el reconocimiento de su importante labor y acercamiento con la población; el fortalecimiento de sus capacidades técnicas y empíricas; y la inversión en la capacitación continua con pertinencia cultural deben ser una inversión clave para reducir la mortalidad y la morbilidad de madres y recién nacidos y una acción estratégica para la reducción de las inequidades en torno al acceso a servicios de salud para las poblaciones indígenas de México.•

Notas:

I. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a las parteras tradicionales como: una persona (generalmente una mujer) que asiste a la madre en el curso del parto, y que inicialmente adquirió sus habilidades atendiendo ella misma sus partos o trabajando con otras parteras tradicionales; sin embargo señala que debe incluir, la prestación de cuidados básicos a las madres durante el ciclo normal de la maternidad, la atención del recién nacido, la distribución de métodos modernos de planificación familiar y la intervención en otras actividades de atención primaria de salud, inclusive la identificación y envío de pacientes de elevado riesgo.

II. Castañeda X. (1992). Embarazo, parto y puerperio: conceptos y prácticas de las parteras en el Estado de Morelos, Salud Pública de México, vol. 34: 528-532. Jiménez S, Pelcastre B, Figueroa G. (2008). Parteras tradicionales y su relación con las instituciones de salud. Entre la resistencia y la subordinación. RevChil Salud Pública; Vol 12: 161-168. Sánchez – Ramírez G. (2013). Condiciones de parteras indígenas en Chiapas. El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal (pendiente su publicación).

III. Lazcano-Ponce, E., Schiavon, R., Uribe-Zuñiga, P., Walker, D., Suárez-López, L., Luna-Gordillo, R., & Ulloa-Aguirre, A. (2013). Cobertura de atención del parto en México. Su interpretación en el contexto de la mortalidad materna. Salud Pública de México 55, 214-24.

IV. Investigación cualitativa y encuesta de línea base sobre conocimientos y prácticas en torno a la salud materno-infantil en la región de Los Altos de Chiapas, llevada a cabo de julio – septiembre 2013 en 4 comunidades de los municipios de San Cristóbal de las Casas y San Juan Chamula por Save the Children, Chiapas.

V. México es un país que rebasa las cifras recomendadas por la OMS en la práctica de cesáreas donde el 45.1% de los nacimientos se dan por cesárea, mientras que la OMS recomienda una proporción de cesáreas necesarias de entre 10 y 15% e indica que por arriba del 20% esta cifra representa una práctica innecesaria.

VI. Noriega D, Read C. (2013). Documentación cualitativa sobre conocimientos y prácticas en torno a la salud materno-infantil en la región de los Altos de Chiapas. Save the Children (documento interno). Pelcastre B, Villegas N, De León V, Díaz A, Ortega d, Santillana M. (2005). Embarazo, parto y puerperio: creencias y prácticas de parteras en San Luis Potosí, México. RevEscEnferm USP; 39(4):375-82. Sánchez – Ramírez G. (2013). Condiciones de parteras indígenas en Chiapas. El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal (pendiente su publicación).

VII. Noriega D, Read C. (2013). Documentación cualitativa sobre conocimientos y prácticas en torno a la salud materno-infantil en la región de los Altos de Chiapas. Save the Children (documento interno).

VIII. Los métodos de esterilización que se utilizan suelen ser limpiar las tijeras con alcohol o con cualquier antiséptico que tengan a la mano, algunas parteras reportaron que utilizan un tallo filoso para hacer el corte, una vez que el cordón umbilical es cortado se sella del lado del recién nacido con cera de una vela amarilla.

IX. Las parteras no suelen mencionar señales o síntomas clave como criterios bien definidos para referir a los servicios de salud.

X. Un tipo de aguardiente de caña producido de manera local, que es indispensable para todo tipo de rituales en comunidades indígenas de San Juan Chamula.

XI. Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI]. (2009). A propósito del día de las madres.

XII. Sánchez – Ramírez G. (2013). Condiciones de parteras indígenas en Chiapas. El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal (pendiente su publicación).

XIII. Sánchez – Ramírez G. (2013). Condiciones de parteras indígenas en Chiapas. El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal (pendiente su publicación).

Marisol Vega
Maestra en Ciencias de la Salud en el área de nutrición, con experiencia en investigación, desarrollo y evaluación de indicadores de salud y nutrición materno – infantil en poblaciones indígenas del estado de Chiapas. Actualmente es Líder de proyectos de intervención en Salud y Nutrición en la primera infancia en Save the Children, organización con 40 años de trabajo en México. Aline Tinoco Maestra en Salud Pública con experiencia en investigación clínica y de políticas públicas. Actualmente trabaja en el diseño de propuestas y gerencia de proyectos de salud y nutrición para niñas y niños en México, al desempeñarse como Oficial de Salud y Nutrición en Save the Children.
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