por Mario Luis Fuentes
De acuerdo con el INEGI, en 2017 la entidad en la que se percibe mayor presencia de corrupción es la Ciudad de México, seguida de los estados de Veracruz, Puebla, Tabasco y Oaxaca. Los partidos políticos solo son superados por las policías, en percepción de corrupción; pero casi en el mismo nivel están los Gobiernos de todos los órdenes, así como los diputados y Senadores. Por ello la corrupción es uno de los principales agentes de erosión de nuestra democracia
La democracia mexicana cuenta con el más bajo respaldo ciudadano en América Latina; así lo muestra la última edición del LatinoBarómetro, en la cual se documenta cómo la corrupción es uno de los principales factores de deterioro de la confianza y credibilidad de las instituciones democráticas.
En el mismo sentido, la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades de acceso a un trabajo digno, son otros de los factores principales que dañan a la democracia como forma de gobierno preferida por las personas, con lo riesgoso que resulta una opinión ampliamente difundida, respecto de que las personas podrían preferir gobiernos autoritarios, si éstos garantizan mejores condiciones de vida.
Desde esa perspectiva, es importante mencionar que hay elecciones, de distintos órdenes y niveles de gobierno en 30 de las 32 entidades, y que están en juego al menos 3 mil 400 cargos de elección popular, muchos de los cuales implican cargos como las presidencias Municipales, en las cuales además, se eligen planillas de Síndicos y Regidores, con lo cual, el número de posiciones en juego se incrementa significativamente.
¿Cómo llegan en corrupción?
Lo primero que debe destacarse es que, a nivel nacional, hay una percepción generalizada con respecto a la corrupción se ha incrementado en los últimos cinco años. En efecto, de acuerdo con las ediciones 2013, 2015 y 2017 de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (Inegi, ENCIG), en el 2013, la suma de la población que pensaba que la corrupción es frecuente o muy frecuente es de 88.3%. Para el 2015, la percepción se mantuvo prácticamente inalterada, pues el indicador fue de 88.8%. Finalmente, para el año 2017, el indicador se ubicó en 91.1%. Es decir, 91 de cada cien ciudadanos piensa que la corrupción es frecuente o muy frecuente en el país y en sus estados.
Debe destacarse también que, según los datos del Inegi, en 17 entidades del país se supera 90% de percepción de corrupción frecuente o muy frecuente. Éstas son: 1) Ciudad de México, en donde el 96.3% de la ciudadanía cree que hay corrupción en las instituciones; 2) Veracruz, en donde el porcentaje es de 95%; 3) Puebla, con un indicador de 94.7%; 4) Tabasco, con un 94.5%; y 5) Oaxaca, en donde 94.3% percibe una elevada corrupción.
En el lugar 6) se encuentra Nayarit, con un indicador de 93.6%; 7) Estado de México con 93.4%; 8) Morelos con 93.7%; 9) Quintana Roo, con 93%; 10) Guerrero con 92.3%; 11) Sinaloa, con 92.2%; 12) Jalisco, con 91.7%; 13) Sonora con 91.5%; y en los lugares 14 al 18, los estados de Zacatecas, Guanajuato, San Luis Potosí, Michoacán, con indicadores ubicados entre 90 y 90.8%.
Los que empeoraron
Dado que la percepción en torno a la presencia de actos de corrupción es creciente, es relevante destacar que las entidades en donde se registraron los mayores cambios, para peor, son los siguientes: 1) Nayarit, donde la percepción sobre una corrupción frecuente o muy frecuente creció 12.7 puntos porcentuales entre 2013 y 2017, pasando de 80.8% en el primer año de referencia, a 93.6% el año pasado. En segundo lugar está Veracruz, con un crecimiento de 10.4 puntos, al haber crecido en este indicador de 84.6% a 95% en el periodo señalado. En tercer sitio está Querétaro, al haberse incrementado en 10.2 puntos la percepción de la presencia de corrupción, al haber pasado de 65% de percepción, a un 75.2%. debe destacarse que, aun con ello, Querétaro es la segunda entidad con menor corrupción percibida en el país, sólo por arriba de Yucatán, la cual es la mejor evaluada en este tema.
Los que “mejoraron”
De acuerdo con los datos del INEGI, sólo hay tres entidades del país en las que mejoró su indicador en 2017, respecto de lo que se había medido en el 2013; éstas son: Durango, con un cambio de -5.7 puntos al haber pasado de una percepción de 89.6% de la población que en el 2013 creía que la corrupción era frecuente o muy frecuente en su estado, a 83.9% en el año 2017. Le sigue el estado de Jalisco, en donde se dio un cambio de 3 puntos porcentuales, al haber pasado de 94.7% en el 2013 a 91.7% en el 2017. En tercer sitio está Michoacán, con una reducción de 2.3 puntos porcentuales al pasar de 92.2% en el 2013 a 90% en el 2017.
Chihuahua representa un cuarto caso en el que no hubo ningún cambio en la percepción registrada en 2013 y 2017, con un porcentaje de 87.4% de la ciudadanía percibiendo corrupción.
Los peor evaluados
La ciudadanía percibe que las instituciones políticas son en las cuales la corrupción es frecuente o muy frecuente. En efecto, de acuerdo con el Inegi, la prevalencia percibida de corrupción respecto de las policías (todas las corporaciones en general), asciende a 90.7%; prácticamente en el mismo nivel se encuentran los partidos políticos, con un indicador de 90.6%; le sigue en ese orden el gobierno federal, con 86.5%; ligeramente por debajo los diputados y senadores, con 86.3%; seguidos de los gobiernos estatales con 84.1% y los gobiernos municipales con 80.6%, nivel compartido con los ministerios públicos, respecto de los cuales la corrupción es percibida en un 80.3%.
*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 03-abril-2018, p.8.