por Rafael Pérez-Escamilla
El autor agradece profundamente a la Mtra. Sofía Segura Pérez y al Mtro. Rafael Pérez Segura sus sugerencias y comentarios en los borradores que culminaron con este ensayo. Dedico este ensayo a la memoria de mi padre, el entrañable historiador de arte mexicano Ricardo Pérez Escamilla.
La lactancia materna ofrece beneficios innumerables para la salud de los niños y sus madres al igual que a la sociedad en general. Estos beneficios incluyen protección a los niños contra enfermedades contagiosas como la diarrea y la gripa, disminución en riesgo de obesidad y mejor desarrollo de su inteligencia. A las madres la lactancia materna las protege contra el cáncer de mama y ovario, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes tipo 2. Es por esto que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la protección, promoción y apoyo de la lactancia materna es considerada como una de las inversiones más redituables de salud materno-infantil en todo el mundo. De acuerdo con la OMS, para obtener estos beneficios los niños deben ser amamantados en forma exclusiva por los primeros seis meses de vida, y una vez que se introduce alimentación complementaria a esta edad deben continuar recibiendo leche materna por lo menos hasta los dos años de vida.
A pesar de este conocimiento, México cuenta con indicadores muy poco alentadores de lactancia materna. Por ejemplo la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición muestra que la lactancia materna exclusiva disminuyó de 22% en 2006 a 14% en 2012, posicionando a México como uno de los países con tazas de lactancia materna exclusiva más bajas del mundo. Por otra parte la lactancia materna extendida es mínima, ya que solo una tercera parte de los niños mexicanos aún siguen siendo amamantados entre los 12 y 15 meses de vida.
Una importante pregunta es: ¿a qué se debe esta situación? Sobre todo después de haber vivido la etapa de México al comienzo de la década de los noventa cuando en respuesta a un decreto presidencial el país se involucró fuertemente en promover la lactancia materna principalmente a través de la iniciativa de Hospital Amigo de los Niños lanzada por primera vez en aquella época a nivel mundial por UNICEF y la OMS para después ver cómo pocos años después todo se vino abajo.
¿Qué pasó? En este ensayo quiero responder a esta importante pregunta y proponer soluciones basándome en mi experiencia como estudioso de programas de lactancia materna a nivel mundial por más de 25 años. Mi propuesta de soluciones utiliza como marco conceptual el “modelo de engranajes” (ver figura) de programas nacionales exitosos de lactancia materna que desarrollé recientemente con uno de mis equipos de investigación de la Universidad de Yale bajo solicitud de la Fundación Bill y Melinda Gates para comprender cómo pueden los países diseñar programas efectivos de lactancia materna a gran escala.
Entonces, volviendo a las preguntas originales de este ensayo, si tenemos todo este conocimiento de cómo conseguir que los programas nacionales de lactancia materna funcionen, ¿por qué está tan deteriorada la situación de la lactancia materna en México? ¿Se puede cambiar esta situación? Teniendo esta pregunta en mente mi equipo de investigación comparó los programas nacionales de lactancia materna de Brasil y México utilizando el modelo de engranajes. Brasil es un caso muy importante porque es un país con características macroeconómicas similares a las de México que ha tenido mucho éxito mejorando sus indicadores de lactancia materna a través del tiempo y durante los mismos periodos donde estos indicadores se han estancado o deteriorado en México.
Por ejemplo, la tasa actual de lactancia materna exclusiva en Brasil es del 40% comparado con 14% en México. Esta comparación entre países muestra que mientras Brasil tiene todos los engranajes intactos y una sólida inversión e infraestructura para mantener la maquinaria actualizándose constantemente y operando eficientemente, México no cuenta con la mayoría de los engranajes y el estado actual de los pocos con los que cuenta es muy frágil.
Por ejemplo, es insólito que en el siglo XXI México no cuente con un comité nacional de lactancia materna para coordinar la operación de los engranajes de la maquinaria. Por lo tanto, no es sorprendente que México no cuente con una inversión suficiente y estable para formar los recursos humanos necesarios para poder diseñar, implementar y monitorear el funcionamiento de los programas de protección, promoción y apoyo de lactancia materna.
Como resultado, la misma industria de fórmulas infantiles es la que patrocina muchas de las capacitaciones en lactancia materna, creando un conflicto de interés que está prohibido por el código de la OMS, el cual, por cierto, tampoco está reglamentado en México. Por otra parte, los recursos disponibles actualmente en México para la investigación operativa de programas a gran escala de protección, promoción y apoyo de la lactancia materna son sumamente escasos, yo diría prácticamente nulos.
A pesar de todos los retos, eventos recientes ofrecen un rayo de esperanza especialmente el hecho de que grupos de la sociedad civil están abogando por la lactancia materna utilizando fuertes evidencias sobre sus beneficios y las estrategias efectivas de protección, promoción y apoyo. Esto a su vez ha comenzado a traducirse en una mayor voluntad política especialmente en el nivel legislativo, como lo demuestran varias propuestas de ley consideradas en el congreso nacional y la emisión de decretos, acuerdos y reglamentos dentro del sector salud en pro de la lactancia materna.
También recientemente México se ha comenzado a involucrar más con esfuerzos de promoción de lactancia materna a través de medios y eventos públicos como la semana mundial de la lactancia materna. Aun varios estados de la República han mostrado interés y han tomado acciones concretas en el establecimiento de bancos de leche humana.
Algunos eventos recientes descritos previamente en este ensayo dan esperanza de que México tiene el potencial de comenzar a resolver la actual crisis profunda de lactancia materna, sobre todo porque éstos están emergiendo por parte de la sociedad civil trabajando lado a lado con diversos “campeones” de la lactancia materna, sobre todo en los sectores legislativos y académicos, gubernamentales, además de organizaciones no gubernamentales y agencias internacionales de salud con presencia e influencia en México como lo son la UNICEF y la Organización Panamericana de la Salud.
Esto ha generado diálogos importantes que deben continuar pero que van a requerir de un fuerte compromiso político y social para que se pueda culminar con una nueva arquitectura sostenible de un programa nacional de lactancia materna digno de México. La experiencia de los noventa con una rápida expansión inicial de la Iniciativa del Hospital Amigo de los Niños en México que se volvió insostenible muestra que decretos presidenciales no son suficientes por sí solos para sostener programas nacionales de lactancia materna. Esto solo se consigue invirtiendo en todos los engranajes necesarios para que la compleja maquinaria que se requiere funcione bien.
Sin duda alguna el futuro bienestar de nuestras niñas, niños, familias y el de la sociedad mexicana en su conjunto será mejor cuanto podamos crear un programa efectivo de nación (y no simplemente de gobiernos pasajeros); de protección; promoción y apoyo a uno de los derechos más fundamentales en la vida del ser humano: ¡la lactancia materna! Sabemos por qué se debe hacer y también sabemos cómo hacerlo si nos trazamos la meta. También sabemos que es una inversión sumamente redituable porque protege la salud y el bienestar de las madres y sus hijos y los convierte en ciudadanos más productivos, ¿puede México justificar no hacerlo?
Referencias:
I. González de Cosío T, Escobar-Zaragoza L, González- Castell LD, Rivera-Dommarco JA. Prácticas de alimentación infantil y deterioro de la lactancia materna en México. Salud Pública Mex. 2013;55 Suppl 2:S170-9.
II. Pérez-Escamilla R, Curry L, Minhas D, Taylor L, Bradley E. Scaling up of breastfeeding promotion programs in low- and middle-income countries: the “breastfeeding gear” model. Adv Nutr. 2012 Nov 1;3(6):790-800.
III. Pérez-Escamilla R, Sellen D. Equity in breastfeeding: Where do we go from here? J Hum Lact. 2015;31(1) (En Imprenta)
Rafael Pérez Escamilla Profesor de Epidemiología y Salud Pública, Universidad de Yale, New Haven, Connecticut, EUA rafael.perez-escamilla@yale.edu |
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