A nivel mundial, cada año cerca de 13 millones de toneladas de desechos de plástico terminan en el mar. Esa cifra podría incrementar hasta cinco veces en 2050, de acuerdo con investigadores del del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM.
En México y en toda Latinoamérica el estudio de los plásticos es incipiente, por lo que es difícil diagnosticar los efectos que producen en el medio ambiente, sin embargo, los resultados de las primeras investigaciones han revelado que existen partículas de este material en las especies marinas, por lo que además de las afectaciones al ecosistema, también se podría ver afectada la salud humana por el consumo de productos marítimos.
La gravedad del plástico en el mar
El efecto en los ecosistemas es devastador. Sucede que, sin importar que exista el uso adecuado de los desechos plásticos, el uso irresponsable de los mismos genera afectaciones de gran escala.
Cuando el plástico llega al mar, la acción bacteriana, el oxígeno atmosférico y los rayos ultravioletas en conjunto con la fuerza mecánica de las olas, provocan que el 99% del plástico se fragmente en partículas tan pequeñas que son imperceptibles, ya que miden entre uno y cinco milímetros.
A estos pequeños fragmentos de plástico se les conoce como micropartículas o microplásticos, y afectan seriamente a todo el sistema bilógico, ya que fácilmente pueden ser ingeridos por los organismos marinos.
Playas contaminadas por microplástico
Uno de los primeros esfuerzos para fortalecer las investigaciones sobre del plástico en las playas de México es el proyecto “fortalecimiento de la vigilancia y respuesta regional para entornos marinos y costeros sostenibles”, que se llevó a cabo por la Unidad Académica Mazatlán del ICML con ayuda del Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés) mediante el cual, se promovió el estudio del plástico en 14 países latinoamericanos.
Este estudio reveló que, en las playas del sur de Sinaloa se encontró la presencia de entre una y 10 partículas de microplástico por kilo de arena. Estos resultados son preliminares y son inferiores a los que se observaron en las playas de Estados Unidos (entre 13 y 51 partículas por kilogramo), Taiwán (entre cuatro y 532) y Alemania (entre 14 y 532 partículas por kilogramo).
Por otro lado, en las aguas superficiales cercanas a Mazatlán, se detectó que en promedio, hay 2.3 partículas por metro cúbico de agua, cifra inferior a la que se observó en el Golfo de México, donde la presencia de este contaminante es de 6 partículas por metro cúbico.
Adicionalmente, esta investigación reveló también que el nivel de plástico en los ecosistemas marinos incrementa con las corrientes de agua, por lo que es necesario su monitoreo. A pesar de los niveles registrados son bajos en comparación con lo que se registra en otras partes del mundo, representa un riesgo para los ecosistemas y para la salud humana.
¿Qué tan lejos puede llegar el plástico?
Las afectaciones son de alcance global. Las corrientes oceánicas pueden arrastrar el plástico a todos los rincones del mundo.
Por ejemplo, el gobernador de las Islas Galápagos, Norwan Wray, dio a conocer a la ONU que, a pesar de que desde hace más de cuatro años se han implementado medidas contra este tipo de desechos, a las marea sigue llevando residuos de todo el mundo .
En las cosas de las Islas Galápagos, se han encontrado desechos de plástico provenientes de países muy lejanos como México, Filipinas, Taiwán, España, Perú y otras partes del mundo.
Este tipo de contaminación es todo un reto para esta demarcación ecuatoriana que cuenta con áreas protegidas de 8 mil kilómetros cuadrados y una reserva marina de 138 mil kilómetros, ya que la limpieza de plástico requiere recursos y mucho esfuerzo.
Al respecto, el gobernador Norman Way señala que “no existen recursos suficientes para el impacto de lo que sucede porque recoges una semana y la próxima semana tienes basura otra vez. Entonces no importa cuántas veces limpies, el tema es como cortas la generación del desecho”.
El gobernador de Galápagos también destacó que, las decisiones que se toman en ciudades como México, Quito, Cali, Nueva York o Beijing afectan a comunidades que se encuentran a miles de kilómetros de distancia, donde hay seres vivos que son fundamentales para el planeta.
