A raíz de la crisis sanitaria provocada por el SARS-COV2 se esperaba un incremento sustancial de la pobreza entre los años 2018 y 2020, pero no fue así. Esta expectativa se basaba, por una parte, en que se paralizaron las actividades económicas no esenciales, además de que se promovió limitar la movilidad de la población con el eslogan “quédate en casa”.
Escribe Fernando Cortés Cáceres
La disminución de las actividades económicas se refleja, necesariamente, en el ingreso de los hogares impulsando el aumento de la pobreza monetaria, uno de los componentes de la pobreza multidimensional. Por otra parte, la presión que ejerció la pandemia sobre el sistema de salud y el paro de las actividades escolares, provocó el aumento de las personas con carencias en salud y en rezago educativo; a su vez las carencias en salud y educación elevan las privaciones en el espacio de los derechos sociales, que es el otro componente de la medición multidimensional de la pobreza. La pobreza debía elevarse tanto por las presiones que ejerció la pandemia sobre la actividad económica (ámbito del bienestar) como por sus consecuencias en el plano de los derechos sociales.
Por otra parte, debe considerarse que el cálculo de la pobreza requiere de información apropiada. El cómputo oficial en México se basa en los datos proporcionados por la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH). Esta encuesta recaba información de los ingresos percibidos por las personas (perceptores) durante los seis meses anteriores a la fecha de la entrevista y normalmente el levantamiento inicia en agosto y se extiende por tres o cuatro meses. De este modo, los ingresos registrados por este instrumento estadístico suelen referirse a los recursos obtenidos por los miembros de los hogares entre febrero y octubre. En consecuencia, la ENIGH del año 2020 recabó información de ingreso en plena pandemia, fecha en que, además, se elevó dramáticamente la proporción personas con carencias en acceso a la salud y también, aunque en menor medida el porcentaje de personas en rezago educativo. Tal vez no está demás señalar que la caída de la prevalencia de la pobreza en el bienio 2020 a 2022 reviste menor interés porque es consistente con la recuperación de la actividad económica y regularización de la vida social, post pandemia.
En el artículo publicado en el mes de noviembre, en este medio, se mostró que la prevalencia de la pobreza multidimensional en Chiapas (así como en Oaxaca y Guerrero) sorprendentemente disminuyó entre los años 2018 y 2020. Sin embargo, en Chiapas la reducción de la pobreza multidimensional fue más pronunciada que en la pobreza multidimensional extrema. Ello se debió a que la población con tres o más carencias sociales creció significativamente mientras que la población con al menos una carencia social se mantuvo relativamente constante. En síntesis, entre los años 2018 y 2020 la pobreza multidimensional cayó al impulso del alza en los ingresos de la población chiapaneca. La pobreza multidimensional extrema también se redujo, pero fue menor porque el efecto de los mayores ingresos sobre la pobreza fue neutralizado por el aumento de las carencias sociales, particularmente, en el acceso a la salud y el rezago educativo.
Ahora bien, Datt y Ravallion (1992) establecen que el cambio en los niveles de pobreza monetaria entre dos puntos del tiempo se puede descomponer aditivamente en los efectos ingreso y distribución más un residuo. El primero, el efecto ingreso, se refiere al cambio en la prevalencia de la pobreza por las variaciones en los ingresos, suponiendo constante su distribución. El segundo, efecto redistribución se debe a las variaciones en la pobreza que se origina en los cambios en las participaciones relativas de las personas manteniendo constante el ingreso. Agregan, además un residuo que sintetiza los efectos de los demás factores que inciden sobre la variación en la pobreza, pero que no son considerados explícitamente. La descomposición de Datt Ravallion fue enriquecida por Enrique Minor (2018), quien agregó el efecto que tienen las variaciones en los precios al consumidor sobre las variaciones en la pobreza y separó del efecto ingreso la parte que aportan los programas sociales.
Con base en este instrumento se pueden examinar las variaciones en la pobreza monetaria desde 2016 a 2022 y particularmente la caída de la proporción de la población chiapaneca en pobreza y pobreza extrema monetaria entre 2018 y 2020[1].
Enseguida se presenta una breve descripción de los principales cambios que se observan en la información de los tres paneles que conforman el cuadro
Entre los años 2016 y 2018 la pobreza por ingreso experimentó en Chiapas caídas pequeñas (-0.6 y -0.2) que se originaron, en gran medida por los efectos ingreso y redistribución, sin embargo, fueron parcialmente contrarrestados por la inflación que tendió a incrementar la pobreza por ingreso en 0.7 p.p. y la pobreza extrema por ingreso en 1.2 p.p.
En el año de la pandemia (2020) la reducción de la pobreza por ingresos en Chiapas (-2.2 p.p.) fue impulsada por el crecimiento en los ingresos (-2.0 p.p.) con un tímido apoyo de los programas sociales (-0.8 p.p.) que fue compensado por el efecto distribución (0.7 p.p.).
En la post pandemia (2020 a 2022) se registran las caídas más importantes en las dos versiones de la pobreza monetaria. La recuperación de la economía se manifestó en un alza de los ingresos que abatió la pobreza monetaria en 7.6 p.p. y la extrema en 9.5 p.p., acompañadas ambas por un tenue efecto redistribución (-0.2 p.p. y -1.5 p.p.). La caída de la pobreza extrema por ingreso habría sido mucho mayor si el alza de los precios no hubiese sido tan marcada (3.0 p.p.).
Una mirada global a los datos del cuadro muestra que el alza en los precios de los bienes y servicios al consumidor contribuye al aumento de la pobreza extrema por ingreso en mayor medida que a la pobreza por ingreso, es decir, la inflación golpea con más fuerza el nivel de vida de los hogares más pobres.
En tanto los programas sociales consisten, en gran medida, en la entrega de dinero a los derechohabientes se esperaría que reduzcan la pobreza monetaria, sin embargo, no aconteció así con la pobreza monetaria extrema entre 2016 y 2018, y entre 2018 y 2020. Este resultado, podría deberse a una disminución de los montos de los apoyos a cada hogar y/o a la reducción de su cobertura, como sería el caso de focalización errónea. Además, no debe descartarse que podría deberse a fluctuaciones de muestreo que no están consideradas en esta descomposición.
Por último, el aumento de los ingresos de los chiapanecos en el año de pandemia, principal responsable del abatimiento de la pobreza y de la pobreza extrema por ingreso, probablemente se encuentre en su estructura ocupacional. Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del tercer trimestre de 2020 alrededor del 30 por ciento del empleo en el estado de Chiapas se encontraba en el sector primario con preponderancia en la agricultura y ganadería, y el 48 por ciento en el sector terciario de los cuales sólo el 6.2 por ciento estaba ocupado en restaurantes y servicios de alojamiento. Las actividades principales realizadas por la fuerza de trabajo de Chiapas escaparon, en parte, al paro económico provocado por la pandemia (Nájera et. al).
Referencias
Datt, G., y Ravallion, M. (1992). Growth and redistribution components of changes in poverty measures: A decomposition with applications to Brazil and India in the 1980s. Journal of development economics, 38(2), 275-295.
INEGI (2022), Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, tercer trimestre de 2022.
Minor Enrique (2018), “Descomposición de los cambios de la pobreza y los efectos crecimiento y re-distribución” en Fernando Cortés (coord.) Temas de política social de México y América Latina, El Colegio de México, Universidad Nacional Autónoma de México.
Nájera H., F. Cortés y D. Vargas (septiembre-diciembre 2023), “Un año de contagio municipal por el SARS-CoV-2 en México: análisis jerárquico-espacial bayesiano”. en Estudios Sociológicos, Revista del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México.
Pineda Albarrán José Rafael (2024), Guía para el cálculo de la descomposición de la pobreza por ingresos según el método de Datt y Ravallion, Guia.pdf
