A pesar de que durante el confinamiento por el COVID-19 se lograron reducir las emisiones diarias de CO2, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) indica que las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera continúan aumentando a un ritmo preocupante.
De acuerdo con el Boletín de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero, con información del Proyecto Carbono Global, en la etapa de mayores restricciones a nivel mundial por el COVID-19, las emisiones diarias de CO2 se habrían reducido hasta un 17% a nivel mundial. No obstante, adviertió que hay incertidumbre sobre las predicciones de reducción total, al no tener claridad sobre el futuro y rigos de las medidas de confinamiento.
Los gases de efecto invernadero atrapan el calor en la atmósfera, aumentan las temperaturas y provocan un clima más extremo, poniendo en peligro el futuro de la Tierra, los ecosistemas y la humanidad por el calentamiento global, señala Naciones Unidas.
“Las concentraciones de dióxido de carbono subieron en 2019 y el promedio mundial anual superó el umbral de 410 partes por millón, un aumento en comparación con el año anterior. En 2020 este incremento ha continuado a pesar de las medidas de confinamiento que redujeron las emisiones de muchos contaminantes y gases a la atmósfera”, informó la Organización.
De acuerdo con los expertos, la reducción de emisiones causada por el COVID-19 al final no tuvo un impacto mayor que el de estas variaciones y actualmente las concentraciones atmosféricas de CO2 continuán siendo de un 148%, en comparación con la época preindustrial.
“La última vez que se registró en la Tierra una concentración de CO2 comparable fue hace entre tres y cinco millones de años. La temperatura era entonces de 2 a 3 °C más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual, pero no había 7,700 millones de habitantes”, explicó Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
Por el momento, las estimaciones preliminares indican una disminución entre el 4,2 y el 7,5%, una cifra que a escala mundial no tendrá impacto sobre la concentración de CO2 en la atmosfera.
“A pesar de que parecía que el mundo se detuvo (durante el confinamiento), solo obtuvimos la disminución del cuatro al siete por ciento en las emisiones . Así que toda nuestra economía y nuestros patrones de consumo en realidad nos conectan a las emisiones extremadamente altas, incluso si todos nos sentamos encerrados y limitamos nuestra movilidad, porque el bloqueo solo está limitado a la movilidad y no a nuestro consumo”, informó Oksana Tarasova, jefa de la División de Investigación sobre el Medio Ambiente Atmosférico de la OMM.
El sistema climático de la Tierra tiene un retraso de varias décadas debido a la absorción del exceso de calor en las aguas superficiales del océano, así que entre más rápido se reduzcan las emisiones, habrá menos posibilidad de llegar al calentamiento de 2 grados centígrados o menos que fue establecido por los países en el Acuerdo de París.
“La pandemia de COVID-19 no es una solución para el cambio climático. Sin embargo, nos brinda una oportunidad para adoptar medidas de índole climática más sostenidas y ambiciosas encaminadas a reducir las emisiones hasta un nivel cero neto a través de una metamorfosis integral de nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte”, explicó Petteri Talas.
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