Guanajuato es una de las entidades que renuevan gubernatura, congreso local, alcaldías, así como representantes al Congreso Federal. La entidad enfrenta las elecciones con el contexto más violento de su historia pues durante la presente administración ha habido más de 20 mil víctimas de homicidio doloso, lo que la convierte, en números absolutos, en la más violenta en todo el país, en los últimos 30 años.
Escrito por: Mario Luis Fuentes
En ese contexto, siendo una de las entidades con mayor captación de inversión extranjera directa, con mayor captación de remesas familiares de los Estados Unidos de América, y con mayor crecimiento del PIB per cápita, tiene avances muy limitados en la reducción de la pobreza, además de retrocesos y estancamientos notables tanto en el ámbito educativo como en el de la salud. Aquí los datos.
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Una modesta reducción de la pobreza
De acuerdo con los datos de la Medición Multidimensional de la Pobreza que hace cada dos años el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en Guanajuato hay una muy modesta reducción de esos indicadores entre el 2016 y el 2022. En efecto, en el primer año señalado, el 39.4% de la población estatal fue considerado en esa situación; para el 2018 el porcentaje se incrementó a 41.5%; en el 2020 creció a 42.7%; mientras que en el 2022 se ubicó en 33%; es decir, entre 2016 y 2022 la disminución fue de 5.6 puntos porcentuales, lo que equivale a menos de un avance de un punto porcentual cada año. La gravedad de la cuestión se puede dimensionar si se considera que para el 2030 México debería haber erradicado la pobreza en todas sus formas. Sin embargo, al ritmo reportado, esto podría lograrse quizá alrededor del año 2052.
Por su parte, la pobreza extrema no tuvo ningún avance en el periodo señalado pues en 2016 se ubicó en 3.7% de la población estatal; en 2018 fue de 3.6%; en el 2020 creció a 4.5% y descendió nuevamente a 3.2% en el año 2022; es decir, apenas un avance de medio punto porcentual en seis años.
Carencias estancadas
Según los datos oficiales, en Guanajuato uno de los peores indicadores que se tienen es el del rezago educativo. En efecto, según los datos del CONEVAL, el porcentaje de población con esa característica fue de 21.7% en el año 2016; de 22.2% en el 2018; subió a 23.2% en el 2020; y finalmente se ubicó en 22.8% en el año 2022; es decir, en materia de rezago educativo hay retrocesos en lugar de avances en la entidad.
En materia de acceso a servicios de salud la caída fue igualmente muy fuerte pues se pasó de un 13.4% de la población que no tenía afiliación a ningún sistema en el 2016, a 13.7% en el 2018; creció a 24.8% en el 2020; mientras que en el 2022 se ubicó en 33.2%.
Por su parte, en materia de seguridad social, la mejoría es apenas marginal, pues pasó de 53.2% de la población sin cobertura en el 2016, a un 54.2% en el 2018; a 51.9% en el 2020 y a 50.2% en el 2022; eso implica que, a pesar de que se presume que hay una importante creación de empleos, los que se generan son precarios y no dan acceso a salarios y prestaciones sociales necesarias para eliminar las condiciones de informalidad laboral en que trabaja la población en el estado.
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