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Hermann Hesse, un escritor que siempre estará presente

Hermann Hesse es uno de los grandes representantes de la literatura europea durante la primera mitad del siglo XX. Escritor y poeta alemán que posteriormente tomó la nacionalidad suiza; entre su legado quedan también un centenar de acuarelas con vibrantes colores y un estilo expresionista. Fue premio Nobel de Literatura en 1946. ¡Y es uno de mis autores favoritos!

Escrito por:   Mónica Muñoz

Nació en 1877 en Calw, localidad ubicada en Wurtemberg, Alemania, donde vivió los tres primeros años de su vida (hasta 1880) y tres años de colegio (1886 a 1889). Hermann Hesse viajó a la India en muchas ocasiones, pues su padre era misionero. La familia tuvo una editorial de textos misioneros la cual dirigió el abuelo materno de Hermann Hesse, Hermann Gundert. Durante la infancia su mundo estuvo impregnado por el espíritu del pietismo suabo. En 1881, la familia se instaló en Basilea, aunque acabó volviendo a los cinco años a Calw.

Hermann Hesse ingresó en 1891 al seminario evangélico de Maulbronn, del que huyó en marzo de 1892 debido a la rigidez educativa que le impedía, estudiar lo que más le apasionaba y que era la poesía: «seré poeta o nada». En su obra “Bajo la rueda” (Unterm Rad) allí a través de su personaje: Hans Giebenrath, Hermann Hesse recrea la adolescencia, pero acusa al sistema educativo de imponerse olvidando la imaginación de los alumnos. Ahí nos narra la frustrada vida y la búsqueda espiritual del amor y la pureza; su protagonista, Hans Giebenrath, logra finalmente su objetivo, pero al elevado precio de perder primero su sensibilidad y, más tarde, su equilibrio emocional. La crisis de la adolescencia está magníficamente escenificada, flotando en ella la contradicción entre el deseo, el ensueño y la vida real.

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Por romper el molde familiar, llegó a tener muchos conflictos con sus padres, unos padres duros y exigentes… hasta caer en depresión. Dejó los estudios y pasó por diversos trabajos; comenzó como aprendiz de librero en Esslingen am Neckar, aprendizaje que abandonó tres días después; posteriormente trabajó como mecánico en la fábrica de relojes Perrot en Calw, y fue cuando debido a la monotonía del trabajo, volvió a renacer en él las ganas de retomar la vida intelectual.

De este modo, en 1895 empezó una nueva experiencia en la librería Heckenhauer en Tubinga, a la que se consagró en cuerpo y alma; fue cuando se nutrió de textos de Goethe, Lessing, Schiller y textos de la mitología griega. En 1896, publica su poema Madonna en una revista vienesa… Continuó devorando textos de Clemens Brentano, Joseph von Eichendorff y Novalis. Llegarían sus libros de poemas: “Romantische Lieder” (Canciones románticas), y “Eine Stunde hinter Mitternacht” (Una hora después de la medianoche), que no fueron éxitos comerciales.

Aprovechando su soledad, se retiraba “a su mundo interior” gracias a la posibilidad de viajar y pasear, esto le sirvió para descubrir su estilo personal artístico y desarrollar la aptitud de transcribir literariamente sus percepciones sensoriales. La novela “Peter Camenzind”, publicada oficialmente en 1904, marcó el punto de cambio, de poesía a novela, y Hermann Hesse pudo vivir de sus escritos a partir de entonces. Esta obra impregnada de melancolía expresa la angustia del hombre moderno, del drama de la íntima soledad.

“Demian” (1919)

Llegará “Demian” (1919) y en ella abordará los complicados problemas del alma atormentada… Allí el joven Emil Sinclair se siente dividido entre sus impulsos y el mundo ordenado de sus padres. Bajo la influencia de su amigo Demian, aprende a superar los contrastes y a aceptarse junto con su lado oscuro; nos enseña el camino que su protagonista sigue para hacerse como persona, dejando de lado las partes que no le llenan o le resultan superfluas, mientras va sacando a la luz su propia esencia, aquello en lo que nos convertimos cuando crecemos. En esa época conoció a Jung y fue tratado por él, en la obra se respira el psicoanálisis.

“El lobo estepario”

Escrita en 1927 es considerada la obra maestra de Hesse, El protagonista de esta historia, Harry Haller, con su superioridad espiritual, es un hombre incomunicado y extraño, mal avenido con la confusión de su época y la transición que se va dando… muestra la naturaleza doble del héroe, entre humano y lobo condenando al protagonista a una existencia perturbadora.

Fue escrito en una época de aislamiento y soledad, durante una etapa depresiva, cuando el autor tenía alrededor de 50 años. Había vivido la muerte de su padre, la grave enfermedad de su hijo Martin y la crisis esquizofrénica de su esposa. “Teatro mágico, sólo para locos” … “¡Ah, es difícil encontrar esa huella de Dios en medio de esta vida que llevamos, en medio de este siglo tan contentadizo, tan burgués, tan falto de espiritualidad, a la vista de estas arquitecturas, de estos negocios, de esta política, de estos hombres! ¿Cómo no había yo de ser un lobo estepario y un pobre anacoreta en medio de un mundo, ninguno cuyos fines comparto, ninguno de cuyos placeres me llaman la atención?” (Hesse, 1977)

“Siddhartha” (1922)

es una novela alegórica en la que Hermann Hesse retrata la vida de un hindú que invita a reflexionar en el ser conscientes de que la vida es una enorme escuela, y que la oportunidad a veces está en elegir cómo vivimos las pequeñas cosas de la vida cotidiana. Es una obra maestra atemporal, y contiene simbolismos y conceptos tomados del hinduismo y el budismo y su tema principal es la condición humana.

“Ensueños”

En “Ensueños”, nos da relatos con esa característica de Hesse: una desgarrada, enternecida angustia por el destino del hombre. Nos adentra en su pensamiento compartiéndonos esa constante búsqueda de la clave que nos permita salir definitivamente de las tinieblas para alcanzar, algún día el luminoso destino. Mientras que en “Rosshalde” (1914) narra la historia de Johann Veraguth, un introspectivo, misterioso y sobrio pintor que enfrenta diversos conflictos desde su matrimonio, con los hijos, la sociedad en la cual rigen fuertes valores y normas conservadoras…

“El juego de los abalorios” (1943)

Esta fue la última de sus obras editada en vida del autor, tres años antes de recibir el Premio Nobel de Literatura. Está ambientada en un tiempo futuro (en el siglo XXV o XXVI, dos mil años después de la existencia de san Benito de Nursia) en una provincia llamada Castalia dedicada por entero a la actividad intelectual, está narrada por un biógrafo que cuenta la vida de Josef Knecht, magister ludi (maestro de juegos) de la Orden del Juego de los Abalorios, y la convierte en un ejercicio intelectual que pretende relacionar todos los saberes de la humanidad. La obra tiene rasgos de novela utópica y también de novela de formación.

Los libros de Hesse han actuado como estímulo espiritual para diversas oleadas de jóvenes, desde generaciones anteriores, hartos de estar sujetos a patrones de vida demasiado estrechos. El legado de Hesse es una extensa, profunda y riquísima obra, en la que se aborda, y se disecciona la cultura, la religión, la soledad, la libertad, el amor, la ideología. Nunca pasará de moda, ni hay que dejarlo pasar, la lectura de su obra, es profundamente espiritual, es hoy una buena terapia contra la desesperación y el miedo.

Reflexiones finales

Continuemos promoviendo el hábito de leer en nuestro entorno, que se haga un gusto.También como bien recomienda el escritor español Carlos Javier González, aboguemos siempre por la libertad como una potencia activa para disentir y contrarrestar el engranaje hiperproductivo propio de nuestros días. Hagamos de nuestro día a día, momentos afables donde no estemos presos de las prisas y del estrés. Recordemos que la amistad se basa en el sentimiento de solidaridad.

Para los que viven momentos difíciles, mantener la esperanza. Pues como expresó Viktor Frankl, en su obra El hombre en busca de sentido: “Cuando uno se enfrenta con un destino ineludible, inapelable e irrevocable (una enfermedad, un cáncer) entonces la vida ofrece la oportunidad de realizar el valor supremo de cumplir el sentido más profundo: aceptar el sufrimiento. El valor no reside en el sufrimiento en sí, sino en la actitud frente al sufrimiento, en nuestra actitud para soportar ese sufrimiento”. (Frankl, 2015)

Como dijo Kant en una ocasión cuando se le preguntó por la felicidad, que “el ser humano nunca es feliz, sino que siempre está por serlo”. Que sigamos teniendo ilusiones, salud y alegría.

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Saúl Arellano

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