A diario se confirma una de las plagas más destructivas que ha experimentado la sociedad contemporánea, el hiperindividualismo: una pandemia normalizada. Y lo más sorprendente es que vive en la epidermis de la colectividad, se alimenta de ella, se fortalece con sus miedos, vive gracias al narcisismo consumista de las personas, que sin darse cuenta únicamente quieren huir de la angustia y zozobra que les concede la superficialidad de su presente.
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Porque en el estado de ligereza también se sufre, es ese malestar que provoca esa indiferencia hacia los ambientes y a los demás. La satisfacción solo gira entorno a la frase “lo que yo necesito” si en esta leyenda entra alguien más, es porque también era parte de la demanda. En la política también está la ligereza, justo en el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien sale de gira con el pretexto de reactivar la economía nacional y el bienestar del pueblo, pero en realidad es para demostrar su poder como tremendo narciso que es.
De acuerdo con Gilles Lipovetsky, el hiperindividuo no es sólo un egoísta, sino también es un deseo de expresión de sí. Quiere que le guste lo que hace. Y que lo que hace, agrade. El hiperindividualismo, es un concepto que se aplica a una persona o a todo un sistema, una consecuencia lógica de la hipermodernidad es el gobierno que no garantiza la seguridad económica y social entre sus ciudadanos (Lipovetsky, 2018)
El hiperindividualismo, se refleja en la cotidianidad, cuando se acapara un producto, al agredir a un médico o enfermera, al afectar el libre tránsito, al discriminar por raza, preferencia sexual, religión, al invadir el espacio personal, cuando se maltrata a un ser humano por sus circunstancias, etc. El hiperindividuo es violento porque al verse sólo a sí mismo, deja de ver a los demás. El asesinato del ciudadano afroamericano, George Floyd, de manos de un policía de raza blanca en Minneapolis, Estados Unidos lo confirma. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52869476
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En esta ocasión, el Narcisismo deja de ser el romántico mito que demuestra que el enamoramiento del reflejo de sí mismo lleva a la muerte. Como le sucede a Narciso, quien en el intento de mirarse más de cerca se ahogó en un lago. En la hipermodernidad, donde la seguridad es tan efímera e inexistente resulta angustiante encontrar a un Narciso híbrido, producto de la desolación y ceguera existencial porque ante él probablemente no haya oportunidad para el diálogo, sólo se vislumbra la moral como elemento persuasivo.
Al final, la soledad de sí mismo es la que provoca la sobresaturación del medio social que produce seres miopes. El fácil acceso a los medios masivos de información y su constante exposición a una excesiva cantidad de contenidos hacen del individuo un hiperconsumidor sobreinformado, que paradójicamente lo vuelven un ser ensimismado y hedonista que flota ligero en una era del vacío (Lipovetsky, 2018)
AMLO, Yair Bolsonaro, presidente de Brasil y Donald Trump, presidente de Estados Unidos quienes seducidos por su propio discurso se convierten en la peor versión de Narciso. La lucha de las mujeres por ser respetadas, las demandas de las pequeños y medianos empresarios PYMES, los llamados de los Consejos científicos, intelectuales y culturales, Fideicomisos, ONG´s por no desaparecer han sido ignorados, así como la indiferencia a los hechos de violencia intrafamiliar, por citar algunos ejemplos de cómo actúa el hiperindividualismo, de cómo la consciencia narcisista sustituye a la ética política.
Al respecto, Aristóteles, uno de los grandes filósofos de la historia decía “No es la forma de gobierno lo que constituye la felicidad de una nación, sino las virtudes de los jefes y de los magistrados“, entonces hay una contradicción en el discurso si se busca el bienestar de una nación, el jefe de gobierno debería empezar por renunciar a su propio discurso, debería escuchar y dejarse seducir por la sensatez de ideas que realmente promuevan un estado de empatía, en el cual cada quien se baste así mismo para ser feliz (Aristóteles) y por consiguiente sea parte de una hipermodernidad que construya y no divida pueblos enteros.
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Frase clave: Hiperindividualismo: una pandemia normalizada
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