por María Gourley
La intersexualidad propone en sí misma un debate que sobrepasa la demanda de derechos por parte de una porción de la sociedad o para un grupo específico y nos exige una nueva forma de reflexión que supere las subjetividades y se centre en preceptos legales, constitutivos y organizacionales a partir de lo estructural, para una construcción de género autónoma e independiente de la genitalidad