por Mario Luis Fuentes
Este municipio de Guerrero y los ayuntamientos vecinos permiten ejemplificar la crisis por la que atraviesan las alcaldías del país. La desigualdad que se vive en esa región es enorme. Por ejemplo, en 2010 CONEVAL señala que 44.6% de los habitantes de Iguala eran pobres; en contraste, en Mártir de Cuilapan era de 86%; en Iguala 22% era no pobre y no vulnerable; en Cuetzala sólo 0.2% estaba en esa condición; en Iguala hay un rezago educativo de 37.7%, pero en Ixcateopan es de 62.7%
Los municipios del país se encuentran en una situación crítica: no cuentan con capacidades para cumplir con el mandato constitucional de gobernar, en el sentido más amplio del término, y con ello carecen también en la mayoría de los casos de las capacidades necesarias para llevar a cabo una gestión eficaz de la administración municipal.
En efecto, la inmensa mayoría de los municipios del país no pueden garantizar seguridad pública a sus poblaciones; sus capacidades para incidir en materia de educación y salud son mínimas, y esto aplica simultáneamente en prácticamente todos los ámbitos de responsabilidad de los gobiernos locales.
En esa lógica, si hay un espacio territorial que permite evidenciar una circunstancia que puede asumirse como generalizada en el país es el de Iguala, en el estado de Guerrero, y por supuesto, en sus municipios vecinos. Lo más preocupante es que este escenario ya se ha visto en localidades como Juárez, en Chihuahua; toda la llamada Tierra Caliente, en Michoacán, y recientemente también en Matamoros y Reynosa, en el estado de Tamaulipas.
De manera preocupante el país se está llenando de focos rojos, por lo que es relevante tener, además del diagnóstico de la violencia, un panorama social que permita comprender en dónde y cómo debe incidirse a fin de revertir el profundo deterioro social e institucional que se vive en amplias franjas del territorio nacional.
Legiones de pobres
Hay diez municipios que son considerados como “área de influencia” del ayuntamiento de Iguala de la Independencia. Llama la atención que en todos ellos hay altos niveles de pobreza, rezago y desigualdad social. De estos municipios, sólo Iguala tenía en 2010 menos de 50% de su población en pobreza; el resto tiene indicadores realmente de rezago.
En Taxco de Alarcón, por ejemplo, 59.2% de sus habitantes eran considerados como pobres. En Tixtla, el porcentaje era de 71.2%; en Ixcateopan, de 80.7%; en Cuetzala del Progreso, de 83.7%; y en Mártir de Cuilapa, de 86.7%.
A las condiciones de pobreza deben agregarse las relativas a la vulnerabilidad social, ya sea por carencia de servicios o bien por carencia de ingresos. Así, en Iguala, según los datos del Coneval, había en 2010 sólo un 21% de la población que no era pobre ni vulnerable; es decir, sólo 21 de cada 100 tenían acceso a lo que se considera oficialmente como “niveles adecuados de bienestar”.
En el resto de los municipios de la región las condiciones son deplorables: en Cocula sólo 9.1% de sus habitantes no eran ni pobres ni vulnerables en 2010; en Eduardo Neri el porcentaje era de 6.8%; en Ixcateopan y en Tepecoacuilco de Trujano el porcentaje era de apenas 3.5%, mientras que en Cuetzala del Progreso sólo 0.2% de la población era no pobre y no vulnerable. Dicho de otro modo, no había prácticamente nadie con acceso al bienestar en ese municipio.
Sin seguridad social
Uno de los indicadores de vulnerabilidad que en mayor medida indican no sólo la fragilidad del sistema de protección social, sino también del empleo y el salario digno, es la carencia de acceso a la seguridad social. En este indicador, en la región señalada, nuevamente Iguala es el que presenta el menor grado de rezago, con 63.4% de su población sin acceso a estos servicios.
En Eduardo Neri y Teleoloapan el indicador es de 79.4% y 79.6%, respectivamente; en Buenavista de Cuéllar, de 83.7%; en Ixcateopan, de 79.4%, mientras que en Cuetzala del Progreso la carencia por seguridad social llega a 92.5% de sus habitantes.
Sin comer bien
En el año 2010, de acuerdo con los datos del Coneval, 23.9% de la población del municipio de Iguala vivía en condiciones de vulnerabilidad por carencia de acceso a la alimentación. En contraste, en Cocula el porcentaje era de 29.9%; en Taxco, de 31.1%; en Ixcateopan, de 32.2; en Teleoloapan y Eduardo Neri, de 36%; en Tixtla, de 38.8%; en Tepecoacuilco de Trujano, de 39.1%; llegando a los extremos de los municipios de Cuetzala y Mártir de Cuilapan, en donde 47.2% de la población vivía en estas condiciones.
Habrá que esperar los resultados que la próxima medición de la pobreza arroje, sobre todo luego de la intervención de la Cruzada contra el Hambre; pero aun con ello, lo que debe considerarse es que se trata de condiciones estructurales que han estado presentes durante décadas y que han llevado seguramente a un severo deterioro de las condiciones de vida de las personas y sus familias.
La mala educación
A pesar de que Iguala es uno de los municipios más urbanizados del estado de Guerrero, su índice de analfabetismo es ligeramente menor a la media nacional, con un 7.6% de la población mayor de 15 años, la cual no sabe leer ni escribir. Le sigue en orden de magnitud el municipio de Taxco, en donde el porcentaje es de 11.6%.
En Buenavista de Cuéllar el analfabetismo afecta a 12.1% de su población (el doble del promedio nacional); le sigue Ixcateopan, con 14.7%; Teleoloapan, con 16.7%; Tixtla y Cocula, con 17.2%; Eduardo Neri, con 17.8%; Tepecoacuilco de Trujano, con 20.5%; Cuetzala del Progreso, con 23.8%; y en el extremo de la región, Mártir de Cuilapan, en donde el porcentaje es de 35.5%, es decir, siete veces más que el promedio registrado para el país.
El otro indicador educativo a tomar en cuenta es el del rezago total, es decir, el porcentaje de personas mayores de 15 años que no han logrado terminar o los estudios de primaria o secundaria; en esa circunstancia están dos de cada tres en el grupo de edad señalado en Iguala (37.7%).
Le sigue en ese orden, en la región que se considera aquí, el municipio de Tixtla, con 46.6%; en Taxco el indicador es 49.8%; en Eduardo Neri y en Buenavista de Cuéllar 54.5% está en esa circunstancia; en Teleoloapan es de 58.8%; en Cocula, de 60.3%, y nuevamente, en los extremos, Cuetzala del Progreso y Mártir de Cuilapan, con 72.3 y 76.8%, respectivamente.
Comentarios finales
En evidencia, la pobreza, la desigualdad y el rezago social no alcanzan para explicar por sí mismos los elevados niveles de violencia que se registran en la región; sin embargo, pretender explicar o comprender lo que ocurre ahí, sin considerar el contexto que aquí se describe, puede llevar a cometer errores al momento de tomar decisiones de política pública.
En síntesis, el objetivo que se persigue al evidenciar estos indicadores es mostrar que en todo el país existen profundos niveles de desigualdad; que en realidad no hay casi ninguna región del país en donde no haya “municipios concentradores” y “municipios de influencia”, en donde la pobreza, el rezago y la carencia de oportunidades contrastan severamente con lo que ocurre en las principales cabeceras municipales de todos los estados del país.
*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 21- Octubre- 2014, p.24
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