El 1º de diciembre se anunció el acuerdo para aumentar en 22 por ciento los salarios mínimos generales y profesionales para el año entrante. https://bit.ly/3obs8lX Si la inflación se controla, entre 2018 y 2022 el mínimo real mejorará en casi 65 por ciento. Días atrás, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) dio a conocer que en el tercer trimestre la pobreza laboral creció en poco más del dos por ciento. Los dos hechos son ciertos: el primero muestra la mejor cara de la política económica y social, y el segundo refleja las dificultades que está enfrentando la salida de la profunda crisis de la pandemia.
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La mejora de los ingresos mínimos
La mejora de los mínimos es contundente, y viene cambiando la tendencia de deterioro de las cuatro décadas que transcurrieron de 1976 a 2016. Luego de una intensa discusión pública en 2015 sobre la urgencia de revertir su deterioro, inició una tímida mejora y en 2019 el actual gobierno tomó la decisión afortunada de acelerar su recuperación. El año entrante los salarios mínimos podrían alcanzar el nivel real que tenían en 1985, y todavía faltará un buen trecho para cumplir con el mandato constitucional de que alcancen para cubrir las necesidades de una familia.
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Persisten muchos equívocos en cuanto al aumento del mínimo por encima de la inflación y sus efectos generales en la economía. La evidencia recabada desde fines del siglo pasado fue demostrando que se podían mejorar sin elevar el desempleo y sin acelerar la inflación. También se ha comprobado como errónea la idea de que su incremento solo puede darse si previamente crece la productividad. En los municipios de la Frontera Norte el salario mínimo ya duplicó su poder adquisitivo en tres años, pero en esa franja el desempleo es menor que en el resto del país, y el ingreso laboral es cerca de quince por ciento más alto que fuera de esa zona, sin desatar mayores presiones sobre los precios.
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El llamado efecto faro
Otro de los temores comunes era que el resto de los salarios creciera al ritmo de los mínimos, el llamado “efecto faro”. Tampoco está ocurriendo esto: de enero a octubre de 2022 el salario medio real de los asegurados del IMSS había mejorado en 1.5 por ciento, y los salarios mínimos habían ganado nueve por ciento. Sin embargo, sí se están beneficiados más los grupos de trabajadores de menos ingresos que ganan por encima del mínimo.
Un informe de la CONASAMI, por ejemplo, muestra que en el salario base de cotización del IMSS, el decil de menos recursos mejoró su salario en 30 por ciento de 2018 a octubre de 2021 https://bit.ly/2ZIKAZS En pocas palabras, se están beneficiando no solo las personas que ganan el mínimo, sino también otros grupos de trabajadores, y esta es una buena noticia que puede significar un cambio para la población que es pobre aunque trabaje.
En los grandes agregados la situación sigue siendo lamentable, como lo muestra el CONEVAL en su reporte de pobreza laboral del tercer trimestre de 2022, pues el índice de este periodo es tan alto como el de quince años atrás, aunque haya mejorado respecto a los peores momentos de la crisis https://bit.ly/3dahsxP Es probable que al cerrar 2022, casi 41 de cada 100 personas se encuentren en pobreza laboral, con un ingreso inferior al costo de la línea de bienestar.
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Ingresos mínimos y reducción de la pobreza
La reducción de la pobreza laboral que se venía registrando se interrumpió no porque el ingreso laboral por persona bajara, pues de hecho mejoró ligeramente entre el segundo y el tercer trimestre, sino por el encarecimiento del costo de la canasta con la que se mide esta pobreza. La inflación está amenazando no solo la estabilidad en general, sino también la superación más rápida de la pobreza por ingresos, y está afectando más a los grupos vulnerables de la sociedad. Es posible que también haya incidido la desaceleración económica que se vivió en la tercera ola del Covid en nuestro país, pues de hecho tuvimos un enfriamiento de la recuperación.
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Estamos, entonces, ante una situación paradójica: por un lado, una estrategia muy positiva y necesaria de mejora de los salarios mínimos, que debe mantenerse; por otro lado, una inercia de bajos salarios en general y de alta inflación, que debe corregirse. De lo contrario, no se abatirá la pobreza laboral o de ingresos, aunque esté ayudando la recuperación de los mínimos, sobre todo en la Frontera Norte.
Analizar públicamente los ingresos mínimos
Quizá sea momento para que esto se discuta y analice públicamente, aprovechando el ambiente de colaboración mostrado en el acuerdo tripartito para incrementar en 22 por ciento el mínimo en 2022. El Consejo Coordinador Empresarial, por ejemplo, mostró una postura incluso entusiasta frente a esta medida, con un compromiso por seguir en esa dirección los próximos años El Consejo de Representantes de la CONASAMI es uno de los espacios que debe ser emulado en otros grandes temas de interés nacional.
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