Las principales fuerzas políticas, después de la Revolución Mexicana, hicieron un pacto, que definió un método de gobernabilidad y de las prioridades nacionales. Este pacto cristalizó en un sistema de partido hegemónico -el PRI-, que duró más de siete décadas. Consiguió estabilizar el país después de una serie de dolorosos conflictos y, a mitad de siglo, produjo incluso “el milagro mexicano”, que mejoró notablemente los niveles de vida, la infraestructura y la economía.
Autor Jorge Federico Márquez Muñoz
Sin embargo, a finales del siglo XX la sociedad mexicana se complejizó, el mundo cambió y ese sistema caducó. Los ochenta fueron “la década perdida”. El modelo de partido hegemónico ya no resolvía los problemas, no dejaba satisfecha a una elite cada vez más faccionada ni tampoco a una ciudadanía cada vez más plural. Empezó entonces una nueva época, el modelo pluralista, en donde el reparto del poder se hacía mediante elecciones competidas y no al interior del partido hegemónico. Ese sistema contó con tres partidos grandes -PRI, PAN y PRD- y una serie de partidos pequeños que en ocasiones participaban solos y en otras, se aliaban estratégicamente con alguno de los grandes.
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Como el énfasis para resolver conflictos, repartir el poder y establecer prioridades nacionales se dio a partir de votaciones competidas, se fortalecieron los partidos políticos y los órganos electorales. Con este método de procesamiento de la toma decisiones, se puso en marcha la modernización de la economía. Después de la década pérdida, una vez más, comenzaron a mejorar los niveles de vida de los mexicanos. Tal y como lo ha demostrado Alberto García Ruvalcaba en su artículo, llamado irónicamente, “El desastre neoliberal”, de abril de 2020. Este modelo duró de 1997 a 2018, aunque comenzó a cimentarse desde principios de los noventa.
En 2018 la sociedad mexicana no era menos compleja, ni menos plural que lo que había sido durante las anteriores décadas. Pero el candidato de Morena a la Presidencia logró convencer a millones de mexicanos de que el PRI, el PAN y el PRD, eran los causantes de todos los problemas nacionales, al tiempo que Morena -formado por un ex–priistas, ex-panistas y ex-perredistas- era la solución. Cómo se estableció esta narrativa lo explicamos Andrea Palacios y yo en Elección 2018. Una interpretación desde la Teoría Mimética.
La victoria de López Obrador arrastró también el voto para miles de candidatos de su partido. La elección de 2018 cambió radicalmente la correlación de fuerzas y comenzó un nuevo modelo, de partido hegemónico al servicio del Presidente. Los ex-priistas-panistas-perredistas que conformaron Morena, asumieron una extraña conducta: desconocían todo mérito del modelo pluralista, un sistema en el que ellos también se habían formado y habían escalado. Se mimetizaron con el discurso de López Obrador, callaron y obedecieron.
Este nuevo sistema implicó un modelo de gobierno muy centralizado, incapaz de captar la diversidad de nuestro país y del mundo. Más aún, un modelo que tendía a centralizar, en la figura del Ejecutivo Federal, incluso a los otros poderes de la Unión y a los órganos autónomos.
Como demostró Macario Schettino en su artículo “Numeralia”, del dos de junio pasado, las cifras económicas y sociales de este modelo fueron desastrosas.
Por ello, en la elección del 6 de junio de 2021, ese sistema llegó a su fin. Comenzó un nuevo modelo, un modelo bipartidista -en realidad dominado por dos grandes coaliciones de partidos-, en el cual, la toma de decisiones tendrá que ser negociada con la oposición. Ésta, llega unida, con la finalidad de detener las más disparatadas propuestas de Morena, de fortalecer el esquema de división de poderes y de garantizar a los órganos autónomos que así seguirán siendo, autónomos frente a los poderes, sobre todo, frente al Ejecutivo.
Pero, sobre todo, la coalición opositora, llega para modificar las prioridades de la agenda política, para volver a poner en el centro los problemas nacionales, tomando en cuenta la variedad de intereses de las regiones, de la sociedad y de las clases sociales de nuestro país. ¿Funcionará? ¿Durará?
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